Productores, artistas anónimos que perfeccionan los discos

grabaciondiscoLa grabación de un tema o un álbum musical es algo que muchos cantantes y músicos bolivianos realizan para dar a conocer su arte al mundo, sin embargo, hay un grupo de «artistas anónimos” que hace  posible que la música llegue a los oídos de la población. 
Estas personas trabajan detrás de una consola, acomodando micrófonos y perfeccionando, una a una, las canciones que se graban en las productoras.

Un estudio cuenta con los instrumentos y los equipos necesarios para hacer esto posible. Página Siete visitó tres de esos lugares  y vio que la tarea que se hace va más allá de un simple acto de grabar una melodía.
Según Dominique Moreno, dueño de DM Producciones, en el estudio de grabación se busca  «darle forma, si hablamos en términos comerciales, al producto. Es agarrar la canción en bruto y darle forma por medio de la producción musical”. 

El responsable de la grabación debe asegurarse que la mezcla resulte como los músicos quieren que sea, además de buscar una coherencia que va desde la ecualización hasta la melodía de las canciones.



Para Moreno, una canción se construye hasta lograr algo que le guste al artista y también pueda gustarle a los oyentes. Su formación y trabajo en Argentina y Chile le dieron las herramientas  para asesorar a sus clientes para perfeccionar sus producciones. «Lo que más me apasiona de un producto es dar mi grano de arena, mi criterio”, cuenta.

 Antes de grabar, Dominique se asegura de que todo salga perfecto, aun cuando eso signifique tener que pasar horas ensayando cada tema. «Es una inversión de tiempo que hacen los músicos y que ellos deben valorar, decir: me he esforzado por esto, por tocar como toco he dedicado horas de experiencia. Los productos finalizados deben aspirar a llegar más allá de las fronteras bolivianas y para eso deben ser de buena calidad”, asegura.

La productora  Digital Audio Studio, del charanguista Donato Espinoza, es otro espacio que no limita su trabajo únicamente a grabar pistas. Randolf Tellería, encargado del área de audio de ese estudio, aclara que la experiencia que tienen y los músicos con los que cuentan, como el mismo maestro Espinoza, les permiten guiar a los artistas en diversos aspectos, el más importante: el musical. 

«Eso es lo que más nos preocupa, porque  si han venido a grabar acá, el producto debe cumplir los requerimientos mínimos. Si no, ¿para qué ir a un estudio de grabación?”, explica.

Según el experto, las productoras ofrecen un apoyo musical a los artistas, sean músicos o cantantes, para perfeccionar su trabajo, como asesoramientos en los ensayos, control del tiempo, afinación y  melodía.

Para Tellería, su producción no tiene nada que envidiar a productoras en el exterior, pues cuenta con todo lo que requiere un estudio profesional. «Te hablo de un estudio de grabación que consideraría un artista fuera de Bolivia. Estamos a ese nivel y grabamos para músicos japoneses, que trabajaron junto a Donato… de manera que  cuando ellos lo presenten en Japón, cumpla con la calidad y estándares internacionales”, explica.

Este trabajo te lleva, asegura Tellería, a comprender más a los artistas y formar parte de su trabajo. «Un simple cambio puede hacer que a la gente le guste el tema, eso te hace parte del disco”.

El proceso de grabación de un álbum musical puede durar dos días como un año. Sin embargo, todo dependerá de la planificación y del esfuerzo puesto por los productores y los artistas. 

De igual manera, formar parte de este trabajo tiene otros beneficios, ya que «es como si estuvieran haciendo un concierto privado para uno y te llegas a sentir parte de cada grupo”, asegura.

Otro estudio que busca guiar y perfeccionar a los artistas es Bolivia Records Producción. Carlos Gutiérrez, encargado y dueño del estudio, da apoyo musical a los grupos y solistas que acuden a su sala. «Además de grabar,  se les asesora musicalmente y dentro de la letra también hay asesoramiento porque tiene que salir un buen producto”, dice.
Parte del trabajo de Gutiérrez es  exigir  a los artistas  la calidad del producto. «Muchas veces los músicos no vienen preparados, entonces, les dices que tienen que ensayar, que tienen que prepararse para sacar un buen producto”, afirma.

El resultado final, asegura Carlos, tiene que satisfacer al cliente, a sus oyentes y a él mismo. «Me considero parte de la banda al final de la producción porque sale de la productora, sale de la casa. Entonces igual pongo todo de mi parte y hago mi mejor esfuerzo para que el producto sea bueno”, explica. Entre preproducción, producción y postproducción, estos tres estudios buscan aportar al trabajo artístico boliviano,  con una misma meta: traspasar las fronteras con la música, aportando con su granito de arena.

Fuente: www.paginasiete.bo