Cómo ser una buena jefa y ser odiada en el intento

Aunque para una mujer que aspira alto ocupar un puesto de poder donde sea la encargada de dirigir a un grupo de personas, ser jefa de un área no es tarea fácil.

Lima . NUNCA grites. Una cosa que tienes que tener en claro es que el miedo y “odio” no provoca el respeto. Dios te dio una linda boca que debes usar para hablar no para gritar. Y peor que esto es hacerlo en público, no existe nada más repudiable que una persona que critica a otra enfrente de los demás. Si te parece que alguien cometió un error, por más terrible que este sea nunca lo reprendas ante el resto. Esto lejos de darte autoridad solo hará que las personas de tu área te detesten y hablen mal de ti a tus espaldas.



Da libertad. En primer lugar, el personal necesita libertad de actuación. Si no percibe un control constante, deja volar su imaginación, y con ello surgen multitud de ideas innovadoras dentro de la empresa. No eres una maestra de primaria para andar viendo lo que tu grupo hace cada 5 minutos, tienes que tener confianza en ellos. De este modo es muy importante que permitas a los trabajadores expresar su opinión libremente en torno a la manera de hacer las cosas en la compañía.

Desafíalos constantemente con nuevos retos. Establece desafíos y retos y verás cómo implantar objetivos incluso para las tareas más mecánicas es una buena manera de tener al grupo contento. Respecto a esto, es muy importante que en todo momento los empleados conozcan la forma de hacer las cosas y qué se espera de ellos. Cuando alguna de estas cosas cambia, infórmales de los nuevos protocolos con el objetivo de ayudar a mejorar la confianza del trabajador, que sabe que lo está haciendo bien.

Las crítica en privado. Somos humanos, y por tanto cometemos errores. Saber gestionar el momento de informar al empleado sobre lo que ha hecho mal y cómo corregirlo es lo que convierte al jefe estándar en un jefe genial. En primer lugar, ten en cuenta que cada persona es un mundo, y que hay muchas maneras de decir las cosas. El empleado agradece que sus errores se mantengan de puertas para adentro.

No te confundas. Exigencia y perfeccionismo son dos conceptos que nada tienen qué ver con la falta de respeto y de modales. Para cumplir con los primeros principios en busca de logros en el trabajo, el camino más seguro es involucrar a tu equipo en cada uno de los proyectos, contagiárles de entusiasmo y generar un ambiente en el que se sientan cómodos, valorados y respetados.

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Fuente: peru.com