Las listas parlamentarias del oficialismo presentan varias bajas a pocos días de anunciadas. Desde presuntos implicados en narcotráfico hasta acusados de maltrato doméstico, han tenido que bajarse del “combo” masista presionados por las denuncias públicas sobre su inconducta.
El caso más reciente de abandono es el de Adolfo Mendoza, candidato a la reelección como primer senador del Movimiento Al Socialismo en Cochabamba, quien renunció luego de que varios opositores adelantaran que en próximos días impugnarían su postulación, debido a las denuncias de maltrato y agresión planteadas por su ex esposa.
Al parecer, Mendoza prefirió evitar el bochorno de una exposición mediática del episodio de violencia doméstica y camufló su renuncia hablando de supuestas amenazas contra sus hijos.
El otro caso, ya comentado en una anterior columna, es el del candidato a diputado por Santa Cruz Pablo Ramos Lima, quien se vio obligado a dejar la lista del MAS luego de que se divulgaran las investigaciones que lleva a cabo la FELCN sobre sus presuntos vínculos con el narcotráfico y legitimación de ganancias ilícitas.
Aunque ninguna fuerza política está libre de tener estas manchas negras, lo cierto es que parece haber cierta correspondencia entre la baja calidad de los cuadros partidarios y los incentivos invertidos emitidos por un régimen que ha hecho una regla del “vale todo”, condensada en la famosa consigna presidencial del “le metemos nomás”.
¿Veremos nuevas renuncias en las semanas siguientes?