Una de las principales dirigentes del MAS, Leonilda Zurita, lugarteniente de Evo Morales en el trust cocalero, acaba de anunciar que es decisión tomada el no permitir que opositores al régimen hagan campaña electoral en El Chapare, bastión presidencial cuya economía está mayormente basada en el circuito coca-cocaína.
Zurita añadió que “si quieren pueden ir”, pero que ella “no puede garantizar” la seguridad de los opositores que ingresen en la zona (conocida por la práctica de violentos linchamientos).
Estamos ante una muestra más de la forma en que el evismo ha distorsionado seriamente a la democracia boliviana con prácticas autoritarias, en este caso creando bolsones territoriales mediante la dictadura sindical.
Algo que se repite en zonas de El Alto, el altiplano paceño y comunidades de Oruro y Potosí, donde impera el mal llamado “voto comunitario”, unanimidad forzosa impuesta a punta de chicotazos.
Está claro que si no se permite la entrada para hacer campaña menos se respetará la presencia de delegados opositores en las mesas el 12 de octubre, con lo cual la votación en estas áreas resultaría viciada y debería ser anulada. Pero para eso, por supuesto, haría falta contar con un Órgano Electoral realmente independiente…