Lo habíamos advertido en columnas anteriores y ahora un estudio presentado por un candidato opositor lo confirma: la inflación en el régimen evista se está acelerando, con los obvios perjuicios para la economía familiar.
A nivel latinoamericano, la inflación de Bolivia figura como la cuarta más alta en los rankings, después de Venezuela, Argentina y Uruguay, pero teniendo en cuenta el maquillaje de cifras acostumbrado en el INE lo más probable es que en realidad sea la tercera.
De acuerdo al estudio mencionado, la compra de alimentos es hasta un 56% más cara que hace cuatro años, el alquiler de vivienda un 60% más alto, el transporte hasta un 59% más caro y el costo de educar a un hijo ha trepado hasta un 78% más alto.
Evidentemente, estos números rebasan ampliamente los aumentos salariales dictados por el gobierno de Evo Morales, lo que desnuda la ficción publicitada por el régimen sobre un supuesto incremento en el poder adquisitivo de los trabajadores.
Una vez más se comprueba que la mejor política social es la estabilidad económica, pero esperar eso de una dispendiosa administración alineada con el socialismo del siglo XXI es como pedirle peras al olmo…