Resultados electorales anticipados

Álvaro Riveros TejadaAlvaro-Riveros-Tejada31A un mes del verificativo de las elecciones presidenciales y, cuando el resultado de éstas constituye uno de los acertijos más difíciles de descifrar, creemos que dicha tarea sería posible si nos remontamos a la historia y comparamos las circunstancias políticas que prevalecen actualmente en nuestro continente, con aquellas que se suscitaron en el Brasil en la década de los 70, especialmente con los hechos desvelados por documentos secretos recientemente desclasificados y redactados por el ex consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, donde el ex presidente Nixon, en reunión celebrada con el Gral. Garrastazu Médici, un 9 de diciembre de 1971, señaló: “tenemos que intentar evitar nuevos Allendes y Castros e intentar revertir estas tendencias filo comunistas pues, donde vaya el Brasil, irá Sudamérica” para luego acotar: “Hay muchas cosas que, como país sudamericano, Brasil puede hacer y Estados Unidos no”. Dicha encomienda imperial fue rápidamente aceptada por el dictador militar, ya que semejaba un premio por su éxito obtenido un mes antes, al derrocar al gobierno de Juan José Torres y al incipiente connato socializante que se estaba gestando en Bolivia.Una vez concluida la “labor de limpieza”, los propios militares brasileños dieron paso a la democracia, operación a la cual se adscribieron las demás dictaduras de la región, confirmando lo premonitorio de las frases vertidas por el ex presidente norteamericano, e iniciando la era de los populismos democráticos creada e impulsada por el tantas veces mencionado Foro de Sao Paulo, para la instauración  de regímenes que vienen gobernando, desde hace varios años, países como Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Uruguay y la Argentina.Sin embargo, a escasos 30 días de las elecciones brasileñas, un escándalo de corrupción denunciado por un ex ejecutivo de Petrobras, involucra a la cúpula del gobierno de ese país y a sus parlamentarios, en la comisión de cohecho con esa empresa petrolera. A ello se suman casos como: el narcotráfico y la indisimulada presencia de movimientos islamistas diseminados por Chávez en varios puntos del Brasil, con vinculación directa a los que están sembrando el terror en Iraq y Siria; hechos que están decretando el final del modelo implantado por Lula da Silva y complementado por Dilma Rousseff.Hoy resulta sintomático que con esa fraterna nación vecina, con la que nos une la frontera más extensa de nuestro territorio e innumerables vínculos de índole comercial, no tengamos relaciones diplomáticas normales y, por el contrario,  se sumen  diariamente centenas de desterrados políticos; una creciente actividad del narcotráfico e insólitos impasses como: la  detención por más de un año del senador Pinto en su embajada en La Paz, la ampliación del beneficio de refugiado al ex fiscal Sosa y muchos otros temas que enervan  esa relación.De acuerdo a todas las encuestas, el próximo día 5 de octubre las elecciones presidenciales revertirán dicho fenómeno, con el cambio hacia un nuevo sistema. La candidata Marina Silva es una de esas revelaciones que, de ganar los comicios, deberá dejar de lado su pasado socialista y gobernar, al igual que Ollanta Humala en el Perú, con todas las fuerzas  de la industria, del comercio,  del beneplácito militar y del tan denostado imperio norteamericano. Sólo falta saber si dicho evento anticipará también, siete días más tarde, el resultado de nuestras elecciones.