¿Por qué seguir con los brazos cruzados?

Carlos Dabdoub ArriendabdMuchas veces, propios y extraños, se han preguntado respecto a las razones que permitieron un desarrollo cruceño sostenido en los últimos 50 años. La respuesta no es sencilla, porque sus causas no son solamente de carácter económico, incluyen rasgos históricos, políticos e incluso culturales.Comenzaremos diciendo que el aislamiento de la región y la ausencia del estado en el desarrollo de Santa Cruz, fue determinante para que se construyera una red social e institucional muy fuerte y cohesionada, empezando con la creación de la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos (1903), la Cámara de Comercio de Santa Cruz (1915), el Comité de Obras Públicas (1945), las instituciones cívicas (1950-1957) y del voluntariado o el movimiento cooperativo de servicios públicos, entidades financieras, de producción, educativas, etc. (1960-1979). Todo ello permitió desarrollar grandes emprendimientos de manera armónica y mancomunada.Un segundo factor ha sido el alto nivel educativo del departamento. Por ejemplo, en el censo de 1900 había únicamente el 41% de analfabetos, siendo que un tercio del total nacional de alfabetos se encontraba en Santa Cruz. En años posteriores, volvió a demostrarse que el analfabetismo en Santa Cruz era el más bajo de Bolivia. Aquí debe reconocerse la inquietud de la Iglesia y de los propios cruceños, preocupados en dotar de educación a los habitantes de la región frente al olvido estatal. Actualmente nuestra población universitaria es la mayor del país, que asegura una inmensa riqueza del conocimiento y de la tecnología.Asimismo, en las décadas del 50 al 70, aproximadamente, muchos padres hicieron inmensos esfuerzos para que sus hijos estudiaran diferentes carreras universitarias, que en la época no existían en nuestra ciudad. Fueron miles de estudiantes que partieron al exterior del país y luego volvieron, no sólo con su título bajo el brazo, sino trayendo la vivencia de otras culturas, que asimiladas al modo de vida local, permitieron a Santa Cruz a abrirse al mundo moderno. Se daba así el ‘feliz retorno’ de sus hijos, hecho determinante para innovar y revolucionar el conocimiento y la tecnología regionales.Casi simultáneamente se había arrebatado del centralismo el pago de regalías del 11%, el único recurso que disponía Santa Cruz para su desarrollo. Dichos ingresos tuvieron la fortuna de ser administrados por el Comité de Obras Públicas (1945), luego Cordecruz (1978), donde primó casi siempre la meritocracia y el bien común. Además, esta institución fue una escuela de líderes que luego brillarían en diferentes sectores de la sociedad. Primero se brindó servicios básicos a la ciudad, luego se planificó el desarrollo departamental, sembrando estos recursos en las provincias. Hoy por hoy no sólo se cuenta con tierras fértiles, recursos naturales diversos (hídricos y forestales), hierro, cobre o uranio, sino que también se pagan impuestos, aportando al erario nacional con más del 40%, generado en todo el país.Otro factor determinante es la situación geoestratégica de Santa Cruz, constituyendo el ‘Heartland’ y ‘Hinterland’ que influye notoriamente en el espacio internacional circunvecino. Situado en el corazón de Sudamérica, está comunicado con el interior y exterior del país por una red vial, la hidrovía Paraguay-Paraná y los ferrocarriles al Brasil y a Argentina, más el aeropuerto internacional de Viru Viru, que nos vincula con el mundo entero.Finalmente, no por ser lo menos importante, el capital humano, –que incluye a oriundos y forasteros, nacionales o extranjeros–, ha sido esencial en los buenos resultados alcanzados en el desarrollo cruceño. Junto a ello y desde mucho tiempo, despunta en los habitantes de Santa Cruz, no importa el lugar de origen, un alto sentimiento de autoestima y de orgullo sano que raya en la alegría y la pasión de sentirse cruceños. Este modo de ser o estilo de vida permitió crear una matriz productiva, preferentemente agro-industrial (superficie cultiva: 2.400.00 hectáreas), como también extractiva, comercial y de servicios, haciendo de Santa Cruz el mayor polo de atracción en toda Bolivia, sin olvidar la proficua producción cultural regional.La suma de estas seis vitales fortalezas, enunciadas líneas arriba, trazó el llamado ‘modelo de desarrollo cruceño’ o de ‘producción y acumulación’, sustentado sobre las bases determinadas en las Jornadas Santa Cruz 2000 (1986). Dicho modelo no es en sí una ecuación matemática, resulta de la construcción social, cultural, económica y política, que es genuina e indiscutible. Sus rasgos esenciales son: libertad, identidad, autoestima, interculturalidad, autonomía, emprendimiento, productividad, pragmatismo, inclusión, etc. De ahí que se puede caracterizar a este modelo como un ‘desarrollo con identidad propia’.De otro lado, Bolivia viene atravesando una crisis, creada por fracturas históricas diversas, propias de este comienzo de siglo. En lo estatal, el gobierno central perdió capacidad de gobernar adecuadamente. No resistió el embate de las regiones y los pueblos indígenas, que reclamaban mayor protagonismo por la vía de la autonomía. En lo económico, el modelo neoliberal hacía aguas en el país, debilitando más bien el aparato productivo y sin asegurar un crecimiento sostenido y menos aún, más equitativo, aumentando las desigualdades sociales. En lo institucional, tanto los partidos políticos al igual que las organizaciones de la sociedad civil fracasaron. Estas estructuras anquilosadas, de tipo corporativo y por ende, intolerantes, son poco democráticas, además de ser oscuras y caudillistas, haciendo que perdieran protagonismo, credibilidad y eficiencia.Estos vientos de cambios exigen de las autoridades un nuevo estilo de gobierno, donde exista la interacción del Estado con los actores no estatales, a fin de tomar decisiones compartidas. A esto se llama “gobernanza”. Además, será necesario realizar una reingeniería institucional, donde los empresarios asuman una mayor responsabilidad social. La institucionalidad cruceña del siglo 21 tiene que concordar con el modelo de desarrollo cruceño, es decir, deberán ser organizaciones democráticas y transparentes, eficientes y modernas, dirigidas por personas altamente cualificadas (meritocracia) y que, a manera de alianzas, desplieguen redes institucionales públicas-privadas-académicas.Los nuevos roles de la sociedad cruceña deben encaminarse a la práctica de una cultura democrática abierta y de profundo respeto a quienes piensen diferente, activa y no simplemente crítica y pasiva,. Por tanto, ¿por qué seguir con los brazos cruzados si el hombre más grande del mundo, murió con los brazos abiertos? Sólo así podremos enorgullecernos de tener un desarrollo humano sostenible y sustentable, cumpliendo con los designios de nuestros próceres, mártires y antepasados, además de ofrecerles a nuestros hijos el gran Paitití o la Tierra sin mal, que tanto soñaron nuestros ancestros.