La mayoría de los analistas coinciden en que el denominado “súper-ciclo” internacional de los precios altos de materias primas está entrando a su fase de bajada, lo que tendría efectos significativos en economías vulnerables como la boliviana.Desde el gabinete de opinólogos del Ministerio de Hacienda se intenta difundir la versión de que la bonanza ha sido producida por una reactivación de la demanda interna, vía inversión pública y bonos, y no exclusivamente por factores externos. Pero se trata de un sofisma, ya que ese shock de gasto estatal es solventado precisamente por los altos ingresos de las exportaciones de hidrocarburos y minerales.Lo cierto es que se estima que hasta el 2016 el país sentirá una contracción importante en su renta petro-gasífera, mientras que la merma en los ingresos del sector minero ya comienza a concretarse en la actualidad.El cuadro se agrava por la parálisis en la exploración de los últimos nueve años, que originará en el mediano plazo problemas para cumplir con los compromisos de provisión de gas a los países vecinos.En suma, el modelo de Estado Rentista en el que se ha basado el evismo comenzará su debacle, sin que el periodo de bonanza 2006-2013 haya sido invertido para potenciar la productividad y modernización de la economía boliviana, sino en gran parte dilapidado en gastos superfluos y propagandísticos…[email protected]