¿Les parezco a ustedes una niña feliz?
Querido diario:
Me llamo North West y odio a mis padres. Pero antes de despotricar de ellos, voy a hablar un poco de mí. Mi historia es corta: nací hace algo más de año y medio, en junio de 2013 y hasta el día de hoy, mi vida ha sido un calvario. Mi color preferido es el rosa fucsia, mi número preferido es el tres (el más alto que conozco), mis aficiones son ver dibujos animados y comer tierra en el parque y mis modelos a seguir son Pepa Pig y Dora la exploradora.
Cuando nací, lo primero que vi fue a un montón de señores mirando entre las piernas de mi madre. Aprendí mucho sobre la vida ahí: si eres una mujer de ¿éxito? como ella, los señores intentarán mirar entre tus piernas y si eres una recién nacida como yo, intentarán darte un cachete en el culo, aunque a mi madre eso también le pasa.
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Los niños en el parque me llaman Jon Nieve. Por eso mis padres no me llevan.© Gtresonline
Uno de esos señores, el único que deletreó “útero” con hache, era mi padre. Me gustaría poder decir de él que es una buena persona que a veces se equivoca, pero creo que más bien es al contrario: una mala persona que a veces acierta. Pero casi siempre no. Sólo así se explica que pueda hacer cosas como estas o decir cosas como esta. ¿Su última idea?Sacarme en un videoclip. A partir del segundo 58 casi se pueden leer mis agónicos pensamientos: “¿Qué demonios hago aquí? ¡Me han sacado de la cuna a las seis de la mañana!”. Me porté todo lo bien que pude para que se acabara cuanto antes, pero me he vengado de él. Con creces: a la mínima que puedo, le deleito con alguna canción de los Cantajuegos. Me arranco con “Estaba el cocodrilo y el orangután, dos pequeñas serpientes y el águila real” y se pone frenético, es divertidísimo.
Al cuarto miembro de nuestra familia también lo conocí el día que nací yo (sí, también me gusta la copla, ¿qué pasa?). Ha sido, con diferencia, el que más ha contribuido a mi educación y a mi fama: el iphone de mamá. Mamá -en público me obliga a llamarla Kim, pero a mí me recuerda a Corea del Norte, así que prefiero “mamá”- me ha hecho fotos como para llenar varias microsims de 32 gigas. Anne Geddes a su lado es una aficionada. Y lo malo no es que las haga, es que luego las sube a Instagram y me conoce todo dios. Creo que si pusiéramos una detrás de la otra todas las fotos que me ha hecho mi madre, darían la vuelta al globo terrestre. El otro día se me ocurrió decírselo a mi padre y me miró muy serio: “cariño, mira al horizonte, ¿acaso tú lo ves hundirse? ¡La tierra es plana! ¡Plana!”.
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«¡¡Mis pies!! ¡¡Mis preciosos y diminutos pies!!»© Gtresonline
Y lo peor no son las fotos, son los estilismos que me ponen. No me pueden comprar unos bodies básicos en Primark o H&M, no.Todos los diseñadores se empeñan en mandarme prendas que no se pondría ni Anna dello Russo. Tengo un abrigo negro de pelo que parece de la guardia de la noche de Juego de Tronos. Y las rozaduras que me hacen las Martens que se empeñan en calzarme no las tiene ni un peregrino del camino de Santiago. Por eso me tienen que llevar todo el día en brazos: en su pecado llevan su penitencia. Trendsetters, dicen. Tortura, le llamo yo.
Con el mismo retorcido espíritu, me suelen llevar a la semana de la moda de París eintentan que le sonría a esa señora de melena recta y gafas de sol. Sorprendentemente, me cae bien. Creo que, en el fondo, ella piensa lo mismo que yo de todo esto. ¿Mi ventaja? Que puedo echarme a llorar cuando me dé la gana. Es mi manera de tratar de decirle al mundo: ¿Pero no estáis viendo lo que están haciendo conmigo? ¡Esto es una aberración! ¡Que alguien me lleve a una guardería y me dé cubiletes de colores! Sólo falta que el defensor del menor por fin se dé cuenta.
¿Su última hazaña? Vestirme de bailarina de ballet. ¡A mí, que casi no sé dar tres pasos sin caerme! Quieren convertirme en la nueva Alicia Alonso cuando yo lo único a lo que aspiro es a estudiar un FP de administrativo, sacarme una oposición y olvidarme de mi familia. Al principio creía que tendría que esperar a la mayoría de edad. Luego conocí a Gregory Kinsley, él es mi modelo a seguir. Confío, eso sí, en no tener que esperar tanto para poder divorciarme de Kimye o, como tengo la desgracia de llamarlos yo: mamá y papá.
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¿La única bailarina que me gusta? Salomé, que le cortó la cabeza a San Juan Bautista. Bueno, esa y la flamenca del whatsapp.
Por PALOMA RANDO
Fuente: www.revistavanityfair.es