“¡¡¡Es la legitimidad e…!!!”

Arturo Yáñez CortesYANEZSe cuenta que en plena campaña electoral estadounidense de 1992, el estratega de los demócratas que asesoraba a Clinton, James Carville, aconsejó reorientar la estrategia hacia cuestiones relacionadas con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades inmediatas, por lo que pegó un cartel –otros dicen que le habría espetado– esta frase hoy célebre en la política: “Is the economy, stupid” (es la economía, estúpido) que se convirtió en una suerte de grito de guerra de los demócratas que terminaron ganando la elección al favorito, Bush (padre). Luego la frase se popularizó, siendo utilizada para resaltar aspectos que se consideran esenciales.Pues bien, mutatis mutandis, ante los recientes vomitivos episodios electorales, tortúrese pensando en la desaparición de los votos de más de 9.000 “votantes”; los “jueces” que juran a su servil pega con el puño izquierdo en alto como su jefazo; retuitean los dichos en campaña del candidato de su partido y luego dan burdos justificativos que ni un niño les creería; la “juez” que adelanta criterio y no tiene la decencia de excusarse; los cobardes que se declaran incompetentes para corregir los “errores” que luego pretenden castigar (sin juicio previo) pero que pese a ello, validan esos “errores”, etc.; en fin, toda una serie de repugnantes procederes afines al meterle nomás aunque sea ilegal; resulta que se me antoja –van a disculpar– espetar también, a quien(es) le calce el guante: ¡¡¡es la legitimidad e…!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!A propósito, los que saben del tema, Bobbio por ejemplo, enseñan que en política la legitimidad tiene dos significados. Uno genérico como sinónimo de justicia o razonabilidad y otro específico, consistente en la existencia en una parte relevante de la población de un grado de consenso tal que asegure la obediencia sin que sea necesario recurrir a la fuerza. Por ello, todo poder trata de ganarse el consenso popular para que se le reconozca como legítimo, transformando de esa manera la obediencia en apoyo y hasta respeto.Además, la legitimidad se entiende desde estas dos perspectivas: desde la de quien obedece, será legítimo aquel gobierno que accede al poder (legitimidad de origen) y lo ejerce (legitimidad de ejercicio) cumpliendo los requisitos que los que obedecen creen que necesariamente tiene que cumplir para mandar (les) y, desde la perspectiva de quien manda, será legítimo aquel gobierno que accede al poder y lo ejerce mostrando a los que obedece, que cumple los requisitos para mandar.¿Será que los resultados de las elecciones subnacionales forzados en la cancha por los “jueces” electorales cumplen esos requisitos? ¿Será que las autoridades así “electas” son legítimas? Ante las plenas evidencias que prueban más allá de toda duda razonable las respuestas que el (la) lector(a) habrá –también– espetado, huelga escribir la mía, aunque se me antoja remitirme a Haval cuando sostuvo: “El sostén del totalitarismo se halla en esa gente que actúa como está mandado sin preguntarse ni por qué ni cómo, ni con qué legitimidad”.Correo del Sur – Sucre