Por sus declaraciones, pareciera que el vicepresidente Álvaro García Linera viviese en algún planeta alterno o en la dimensión desconocida. Sólo así podría explicarse que para él la reconexión de Cuba con el aborrecido “imperio” norteamericano se interprete como una “victoria histórica” del socialismo de los hermanos Castro.“La historia le dio la razón a Cuba con restablecimiento de relaciones con EEUU”, afirmó sin colorearse el sofista principal del régimen plurinacional, en una de las inversiones de la realidad a las que ya tiene acostumbrada a la ciudadanía boliviana.En verdad, estamos ante un rotundo fracaso histórico del modelo marxista-leninista cubano, a cuyos dictadores no les queda otra carta más que festejar el restablecimiento del intercambio con la mayor potencia capitalista.Una economía en ruinas es el legado principal de la despótica familia Castro, lo que no es atribuible al famoso embargo, dado que la isla podía recibir inversiones y comerciar con todo el resto del mundo, con la única excepción de los Estados Unidos.Ahora, los vientos de libertad económica comenzarán a crear el caldo de cultivo para una sociedad más abierta y para la creación de una clase media, lo que a la larga conllevará también cambios políticos graduales, por más que la gerontoburocracia post-comunista intente retrasarlos.Por supuesto, habría sido preferible que la administración Obama hubiese incluido condicionamientos más fuertes en materia de derechos humanos para el deshielo.Lo cierto es que, mientras ideólogos colegas de García Linera como Samir Amir teorizan obtusamente sobre la necesidad de “desconectar” a los países del Sur de la economía global, los tiranosaurios cubanos hacen todo lo contrario…[email protected]