¿Lula ministro? evalúan su designación como salida a crisis brasileña y debacle de la mandataria Dilma Rousseff

 HIPÓTESIS | Según medios brasileños, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva podría ser designado al frente de la cartera de Defensa o en Cancillería; además, tiene buen diálogo con el Congreso.EL PT BUSCA UNA SALIDA A CRISIS POLÍTICA BRASILEÑALos Tiempos y  AgenciasLuiz Inácio Lula da Silva conversa con Dilma Rousseff durante un encuentro en Belho Horizonte, en febrero pasado. -   Afp Agencia Luiz Inácio Lula da Silva conversa con Dilma Rousseff durante un encuentro en Belho Horizonte, en febrero pasado. – Afp AgenciaBrasilia y Sao Paulo | El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, líder del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), puede ser nombrado ministro en el gabinete de la mandataria Dilma Rousseff, como una manera de enfrentar la crisis política que jaquea al Gobierno, según informó ayer la cadena Globo.Rousseff analizó junto a sus colaboradores la reforma del gabinete y una posibilidad es el nombramiento de Lula da Silva, presidente entre 2003 y 2011.Según Globo, el exgobernante podría ser designado al frente de la cartera de Defensa, en la que actualmente se desempeña el dirigente petista Jaques Wagner, o la Cancillería, comandada por el diplomático Mauro Vieira.Uno de los motivos ponderados por Dilma para convocar a Lula sería, según dicen allegados al Gobierno, que el exmandatario tiene buen diálogo en el Congreso. La información sobre la eventual designación de Lula se conoce poco después del peor día del mandato de Rousseff.Pero su ministro de Hacienda, Joaquim Levy, declaró en una entrevista que confía en la capacidad de la Presidenta para capear esta tormenta política y destacó las perspectivas de un plan de austeridad fiscal orientado a mantener la calificación de grado de inversión de Brasil.Levy desestimó la posibilidad de que la Presidenta sea sometida a un juicio político, diciendo que era “una hipótesis absolutamente remota”.Por su parte, el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, desmintió “categóricamente” las versiones sobre la presunta redacción de la carta de renuncia de la presidenta y aseguró que ella continúa garantizando la “gobernabilidad” a pesar de la inestabilidad política.Rousseff dijo ayer que nada podrá arrebatarle la legitimidad que le dieron los votos que la llevaron a la presidencia de Brasil, en momentos en que su Gobierno aparece debilitado y sobrevuelan los pedidos de “impeachment”.En un acto para entregar viviendas sociales en el extremo norte del país, que devino en un inusual momento de emoción y militancia, la mandataria dijo que valoraba el poder de la elección directa y de la democracia.“Respeto a la democracia de mi país. Sé lo que es vivir en una dictadura (…) La primera característica de quien honra el voto que le dieron es saber que es la fuente de su legitimidad, y nadie me va a quitar esa legitimidad que el voto me dio”, dijo.Lula recibe solidaridad El expresidente brasileño Luis Inácio Lula da Silva recibió ayer la solidaridad de movimientos sociales que realizaron un acto contra “el odio y la intolerancia política” frente a la sede de su instituto, que fue atacada la semana pasada con una bomba casera de escaso poder.El acto fue celebrado frente al Instituto Lula, situado en Sao Paulo y que dirige el exmandatario, quien lanzó unas flores a los manifestantes que le expresaron su apoyo en momentos en que Brasil atraviesa por una aguda crisis política, derivada de los escándalos de corrupción en la estatal Petrobras.Por ese asunto han sido detenidos reconocidos dirigentes del Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula en 1980, y se investiga a medio centenar de políticos, en su mayoría de la base que apoya al Gobierno de Dilma Rousseff.La semana pasada personas no identificadas lanzaron contra la sede del instituto una bomba casera de escaso poder, que no causó heridos ni daños pero fue interpretada por Lula como un atentado de carácter político. El acto fue convocado por movimientos agrupados en un llamado “Frente Todos por la Democracia”, cuyos activistas le dieron un “abrazo simbólico” al edificio.