Jaime Paz Zamora: “Juré al cargo prácticamente en la clandestinidad”

Entrevista al expresidente de la República de Bolivia. Jaime Paz Zamora fue vicepresidente y, después, presidente de BoliviaJaime Paz Zamora fue vicepresidente y, después, presidente de BoliviaIván Paredes Tamayo, EL DEBEREs palabra autorizada para hablar de la recomposición de la democracia. Jaime Paz Zamora fue el primer vicepresidente en esta etapa de la democracia y llegó a Palacio Quemado junto a Hernán Siles Zuazo, el 10 de octubre de 1982. _¿Cómo recuerda ese 10 de octubre de 1982?Fue una gran epopeya. Había conciencia de que se marca una nueva época en Bolivia. Se terminaba el modo tradicional de gobierno, ese de golpismo civil-militar que empezó con nuestro presidente el general (Antonio José de) Sucre, y el último golpe fue el de García Meza, ese sangriento acontecimiento. Una República que nunca terminó de funcionar democráticamente dio paso a un Estado democrático.Pero ese día se vio lo duro que fue la transición de esos cuatro años, cuando no se quiso reconocer la victoria de la UDP y se hizo el famoso círculo vicioso de elecciones fraguadas. Había conciencia de que esos cuatro años fueron dramáticos, cuando se llevó las vidas de Luis Espinal, Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores y los atentados hacia mi persona. Ese 10 de octubre fue histórico, donde hubo una verdadera restauración._¿Ese 10 de octubre de 1982 tenía temor?No había nada seguro porque los grandes partidos tradicionales vivieron junto con los golpes civil-militar. Nosotros éramos los únicos nuevos en esa panorama, éramos los únicos nuevos en esa generación que no teníamos tradición golpista, pero todos eran partidos que alentaron golpes o fueron parte de los golpes de Estado. Era una situación que no se podía garantizar nada y solo quedaba pedir a Dios que nos acompañe. Yo fui a jurar como vicepresidente sin domicilio conocido, yo estaba prácticamente en la clandestinidad._¿Cómo se enfrentó la crisis social y la hiperinflación de esa época?El reto era sobrevivir a ese momento. No solo había el reto de que funcione la democracia, sino que recibíamos la herencia nefasta del deterioro económico-inflacionario de los gobiernos golpistas y que se incrementaron brutalmente en los cuatro años de transición, cuando hubo nueve presidentes. Después de ganar tres veces, sabíamos que el reconocimiento no era sincero, y la prueba inmediata fue que el presidente Siles fue raptado. Conspiraron tanto en esa época, que conspiraron nuestra gestión. Entonces, no se puede marcar al primer gobierno de esta era democrática como inflacionario, los inflacionarios eran los de la oposición que no dejaban gobernar