La hija de una criada pide heredar una fortuna tras una prueba de ADN

Ángeles Lucas



Carmen Gordo, este martes, en Sevilla. / PACO PUENTES



«Al único hombre que he querido es a tu padre’, decía mi madre en sus últimos días de vida”, asegura ahora Carmen Gordo. Fueron las únicas veces que Gordo escuchó a su madre, María Gordo, hacer referencia al hombre que no la reconoció como hija. Ahora puede saber con la ciencia como testimonio indubitado quién era su padre: un empresario acaudalado de Morón de la Frontera para el que su madre trabajó como sirvienta en los años cuarenta. Una prueba de ADN acaba de revelar que es hija biológica del hombre, por lo que reclamará hasta tres millones de euros a la única heredera legítima, una sobrina del empresario, según datos aportados por Fernando Osuna, su abogado en esta causa.

“En el aspecto económico viene bien, pero el dinero no lo necesito. Lo que me satisface es confirmar quién era mi padre”, asegura Gordo a sus 69 años. Tiene dos hijos y recibe una pensión de viudedad de algo más de 700 euros al mes, pero su situación económica puede cambiar radicalmente en los próximos años. “Ahora mi clienta podrá reclamar lo que le pertenezca como hija biológica del empresario, que falleció hace 30 años”, asegura Osuna.

Gordo esperó a que su madre falleciera para iniciar estos trámites “por respeto a ella”, subraya. “Nunca me dijo absolutamente nada de él, no lo mencionó. Pero yo sabía que era su hija porque me lo dijeron algunos familiares y la gente del pueblo”, dice Gordo, que recuerda haber visto a su padre en alguna ocasión cuando ella era muy pequeña.

Según consta en la demanda de filiación, el empresario no se desentendió de su hija ni de su madre, e incluso les compró una casa en la localidad sevillana de Morón de la Frontera. “Asistía frecuentemente a la vivienda que adquirió para la comodidad de éstas (pues pertenecían a una familia muy precaria y carente de posibilidades económicas, a diferencia de él, que ostentaba una buena reputación social y un considerable patrimonio)”, se lee en el escrito.

Aparentemente, la pareja se enamoró en la finca en la que trabajaba la sirvienta María, que era 26 años menor que el empresario, pero cuando quedó embarazada a los 20 años, tuvo que dejar el trabajo, soltera y con el bebé a su cargo. “Tuvo que salir del servicio de la casa, posiblemente despedida por la cónyuge del millonario empresario”, reza la demanda.

Gordo cuenta que su madre se fue de la casa que el hombre les regaló cuando ella era una niña porque necesitaba encontrar otro trabajo, y recuerda que ella con solo seis años también abandonó esa vivienda por la presión en la localidad. “El hombre continuó casado y no puso fin a su matrimonio, debido al pensamiento convencional de la época y para evitar cualquier escándalo público, tan mal visto”, apunta la demanda.

Esos tiempos han pasado y ahora Carmen quiere recuperar su posición. Como primer paso procurará llegar a un acuerdo con la única heredera para reclamar su parte de la fortuna, pero si no es posible iniciará otro proceso judicial. “Tendremos que estudiar cómo se podría hacer el pago, ya sea con inmuebles, acciones, en metálico, o incluso podrían llegar a embargarse bienes de los herederos reconocidos”, apunta Osuna, que matiza que la tasación de la herencia se hace con los registros de la propiedad que el padre tuviese en el momento del fallecimiento. “Ahora no puede valorarse porque podría haberse perdido mucho, además habría que contabilizar los rendimientos de las fincas”, matiza.

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Fuente: elpais.com