Los setenta de mi infancia

LEIGUE2Alfredo LeigueCuatro esquinas tiene mi cuadra, la Casa Suárez en el edificio de Zarzar, la casona de doña Enriqueta Severiche, mi casa que es la casa de mi bisabuelo, y al frente la esquina de la Choca Cortez, de doña Deidad Cortez esposa de Don José Cejas Sierra personaje mítico que salvó a mi bisabuelo de la calle de la amargura en el patio de la policía cuando nuestro pueblo fue ocupado.Y entre unos y otros la Sra. Alicia Gutiérrez de Casal vendiendo los quesos más deliciosos del campo cruceño, la reconocida Casa Reyes, La Estrella Americana, “El Portoncito” almacén de ramos generales, Telchi, Don Ramirito Parada, Don Mariano Chávez, La ferretería Pittari y otros.Y dentro de mi casa, patio de ladrillo rodeado de galerías, aljibe y bomba de agua. Santa Rita y gorriones citadinos. Galerías y altos rodeando un hermoso patio de casa solariega.Y el portón a la calle, aquel que se tuvo que abrir un fatídico día de agosto de llantos, muertos y balacera. Bombazo en la prefectura, muertos y heridos, la multitud que huye despavorida, balas desde la universidad y los míos conmigo que llegamos a tiempo y cerramos de un portazo. Tocan a la puerta rogando por sus vidas, abrimos y adentro, a esperar que las aguas retornen a su cauce.Vereda tropical, de saludos cotidianos y rituales repetitivos. Las mismas caras haciéndose mas viejas y mas amables. El progreso que se asoma y poco a poco se va llevando a cada uno a nuevas moradas o al final (o principio) de la calle Bolívar.Siete de la mañana y a caminar a La Merced, a esperar la góndola del colegio. Junto a los Terceros, a las Sánchez, a Castedo, si así por sus apellidos. Cultura de radio y de habilidad en el dial. Guerra fría y jóvenes levantiscos. El Che Guevara, la Bomba H., Kissinger y Gromyko, Mao, Breshznev y Nixon. Tamayá y Reynaldo. Román Vaca y J.J. Torrez y luego Banzer son parte del elenco de las noticias.La Dama Elegante y la Costa Azul. A Roberto Carlos le rompen todo en el Mau Mau por retrasarse en un recién inaugurado Los Tajibos en los confines del pueblo.Recuerdos sueltos fugaces y desordenados. De una ciudad que ya se fue. Cortísimos flashes de memoria de una ciudad que muere y nace simultáneamente en una vorágine inexorable.