Costas cumple diez años en el poder local sin rival y sin sucesor

El gobernador de Santa Cruz es el único que ha logrado coexistir políticamente con Evo Morales. Lo ven como el promotor de las autonomías, pero también como el representante de una línea moderada que se acomodó a la nueva hegemonía nacional

con buen liderazgo a costas no le cuesta ganar las eleciones regionales en santa cruz Desde hace 10 años, el caudal de votos de Costas ha crecido en un 12%. Su poder local es total

Con buen liderazgoa Costas no le cuesta ganar las eleciones regionales en Santa Cruz
Desde hace 10 años, el caudal de votos de Costas ha crecido en un 12%. Su poder local es total

Rubén Costas bien podría ser el espejo local de Evo Morales. El gobernador de Santa Cruz cumplirá, el 28 de enero, diez años en el poder -como prefecto y gobernador-, sin un rival político capaz de hacerle frente en las urnas, y sin un heredero claro de ese poder que dejará vacante, como ya lo anunció, cuando acabe su gestión en 2020.



Ese paralelismo se refleja en todos los ámbitos. Costas ha ganado la misma cantidad de elecciones que Evo Morales. Ha sobrevivido al referéndum revocatorio, ha triunfado en consultas autonómicas y ha mantenido su plaza invicta en consultas a la que se opuso, como el referéndum para aprobar la Constitución.

Ahí no acaba la comparación. En los logros de gestión, los éxitos nacionales son parecidos a los regionales. Por ejemplo, la reducción de la extrema pobreza, umbral que superaron dos millones de ciudadanos bolivianos, de los cuales 700.000 viven en este departamento.

El paralelismo es tal, que incluso se refleja en las encuestas. En la medición de Equipos Mori, en la que se consulta el nivel de conocimiento de las autoridades, en Santa Cruz, el 98% dice que conoce a Evo Morales y el mismo porcentaje confiesa que conoce a Costas.

Es más, tanto al gobernador como al presidente, el 58% de los cruceños califican de “buena” la gestión. Incluso la simpatía hacia ambos es muy parecida (42% para Costas y 41% para Morales). Esto, según la politóloga Helena Argirakis, indica que ambos políticos han logrado cohabitar en un mismo espacio político, a pesar de sus diferencias.

Legado
Para Óscar Ortiz, líder de Demócratas en la Asamblea Legislativa, el gran legado de Rubén Costas en su década al frente del departamento es cambiar la vida de las provincias con agua, energía eléctrica, caminos y servicios básicos.

El último presidente opositor del Senado asegura que la mano de Rubén se ve en la población más alejada del departamento y que, además, ha logrado construir un Gobierno departamental que ejerce autonomía con visión de logros concretos. “La autonomía se tiene ver, comer y sentir”, dice Ortiz.

Le apunta como méritos la transformación de los hospitales de tercer nivel, a lo que Vladimir Peña, especie de vocero político del gobernador, añade cifras. A las 700.000 personas que salieron de la pobreza con Cotas a la cabeza de la Gobernación, le suma el 97% de cobertura de agua potable y el 94% de energía eléctrica en el departamento. Ambos coinciden en que más allá de estas cifras, el legado es político: la consolidación de un sistema autonómico, que cuando asumió como prefecto era incierto.

Costas llegó al poder regional al mismo tiempo que Evo Morales al poder nacional. Acompañado de otros cinco prefectos de oposición, con un sistema de partidos caído y sin liderazgos claros, Costas se erigió como el encargado de generar equilibrio político al poder creciente de Morales. Eso, según García Linera, inició el tiempo del empate catastrófico.

Argirakis califica ese tiempo (entre 2006 y 2009), como un momento de fractura, en el que se presenta, a escala regional, la fractura entre dos líneas de poder y élites cruceñas: la más radicalizada y la más institucionalista. Cree que ha prevalecido la más institucionalista y moderada, liderada por Costas.

Esto, para la politóloga, significó una doble victoria. Primero para Evo Morales, que eliminó el ala más dura de la oposición -la de la toma de instituciones- y segundo para “la otra facción de la élite cruceña, que ha permanecido, mutado y adaptado a las transformaciones y cambios de la hegemonía del MAS”. Ve a Costas como el líder de esa facción.

Hugo Siles, ministro de Autonomías, cree que Costas en sus primeros años de gestión no podía asimilar a Evo Morales, un indígena, como presidente. Recuerda expresiones como “excelentísimo señor asesino” o “macaco”, como picos de tensión. Pese a ello, Siles reconoce que Costas ha encarnado un liderazgo regional que le ha permitido recibir el apoyo ciudadano en distintas elecciones.

Convivencia
Para el politólogo cruceño Carlos Guzmán, Costas logró sembrar un discurso autonomista desde antes de llegar a la Prefectura y la Gobernación. Ese proyecto, que tiene aún desafíos, retrocesos y tropezones, tiene, para Guzmán, la imagen de Costas, más allá de que crea que en algún momento le fue arrebatado por el MAS.

Para Ortiz, el liderazgo local de Costas permitió no solo constitucinalizar la autonomía, sino que construyó equilibrio político y fue un freno para lo que él considera un proyecto totalitario del MAS.

Para Argirakis, la Constitución, al establecer competencias nacionales, departamentales y municipales, creó las condiciones para que Morales y Costas cohabiten. “Me convenzo cada vez más que la variable territorial se vuelve cada vez más importante, rompe el esquema del verticalismo”, dice Argirakis. Sin embargo, la politóloga explica que la coexistencia es tensa, no es armónica, pero funciona.

“Son campos políticos territorialmente independientes, con su lógica, actores y liderazgos, que no necesariamente son coincidentes”, añade.
Guzmán es más crítico. Cree que Costas no ha logrado materializar aún el discurso autonomista, que en algún momento fue arrebatado por el MAS y que, después de los referendos en los que los estatutos autonómicos de cinco departamentos fueron rechazos, perdió un poco de aire.

Sin embargo, reconoce a Costas su capacidad de sobrevivencia ante un poder nacional que lo tildaba de separatista y apátrida cada vez que reclamaba autonomía.

Sin delfines
“Será muy difícil que tengamos otro Rubén Costas”, reflexiona Vladimir Peña, cuando se le consulta sobre el sucesor del gobernador. Para él, Costas trabajó su liderazgo desde hace mucho tiempo, aunque cree que hay muchos liderazgos construyéndose al interior de su partido y que estarán en condiciones a relevar a Costas en la Gobernación.

El partido, la institucionalidad, en eso confían los Demócratas para encontrarle un sustituto que pueda heredar el peso político de Rubén. Así lo asegura Ortiz, que cree que los sistemas de Demócratas podrán resolver la vacancia.

Argirakis lo duda. Cree que los liderazgos como los de Evo Morales y Rubén Costas no se construyen a partir del márqueting político, sino a través de la acumulación. Eso, de momento, no es exportable ni heredable.

Guzmán achaca esta aparente esterilidad política de los líderes que han marcado la última década de Bolivia con lo que bautizó como “el carácter caudillista de la política nacional”.

Asegura que a esta ‘maldición’ no se escapa nadie del actual contexto político, no Morales, ni Costas, ni Luis Revilla. Tampoco Félix Patzi. Guzmán, radicado en La Paz por estudio y trabajo, observa que el carácter caudillista de los líderes políticos le transforma en los partidos en algo casi patrimonial de sus líderes.

“Son partidos hechos en base a una figura, de una persona”, dice. Para ilustrar su ejemplo, recuerda que Demócratas es la tercera tienda política de Rubén Costas, que comenzó con Autonomía Para Bolivia, luego saltó a la agrupación ciudadana Verdes y finalmente fundó partido con Demócratas, la segunda fuerza política nacional en la actualidad.

De momento, a Costas le tocará capear el temporal en los más de cuatro años que le queda al frente de la Gobernación. Sin recursos económicos a causa de la crisis del petróleo, deberá negociar con el nivel central de Gobierno para tener dinero para invertir.

Eso sí, ya no quiere tocar más puertas y ahora lidera otro reclamo que de apoco cobra fuerza: el pacto fiscal, algo que para él es básico para hacer autonomía al andar

Fuente: eldeber.com.bo