Europeos, en vergüenza

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La reciente visita del presidente de Irán a Italia desató ácidos comentarios y el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, tildó de vergonzosa la reacción del gobierno italiano, que accedió a cubrir las estatuas renacentistas con cuerpos desnudos, para no herir los sentimientos del fanático religioso, Hasán Rouhaní. Poco tiempo después llegó a París el dictador cubano, Raúl Castro, recibido con honores por el socialista, François Hollande, aunque la presencia del líder isleño no estuvo exenta de situaciones humillantes para el pueblo francés, amante de la libertad y la democracia.



El tirano comunista se llevó a Francia toda su parafernalia propagandística y autoritaria, entre ellos a su nieto, Raúl Guillermo Rodríguez Castro, un joven corpulento que no le pierde pisada y que rompió el protocolo a cada minuto hasta sacar de sus casillas al propio presidente francés. Los periodistas que mostraban los ridículos movimientos del autócrata caribeño fueron acorralados por agentes cubanos que se movieron con toda libertad en los salones del palacio presidencial, donde uno de los integrantes de la comitiva de Castro llegó a amenazar de muerte a un reportero.

El comunicador mostró cómo la televisión cubana difundía la supuesta algarabía del pueblo francés por la presencia de Castro en París, con entrevistas a integrantes del propio séquito comunista. Una vergüenza para los europeos.

Fuente: eldia.com.bo