¿Por qué la carrera de Halle Berry se fue al garete?

Halle BerryEn 2002 Halle Berry entró en los libros de historia como la primera mujer negra en ganar el Oscar como protagonista.Fue gracias a Monster’s Ball y terminó su conmovedor discurso dedicando su victoria «a todas las mujeres de color, sin nombre y sin cara, que por fin tendrán su oportunidad porque la puerta se ha abierto esta noche».

Catorce años después, Halle Berry sigue siendo la única mujer negra en ganar el Oscar a mejor actriz protagonista. Ella misma ha recordado este dato confesando que se le rompe el corazón al ver que la puerta, en realidad, sólo se abrió para ella. «Creí que ese momento era más grande que yo, pero no lo era», se lamenta, «los cineastas tenemos la responsabilidad de contar la verdad y siento que las películas de Hollywood no son realistas». Algunos recibieron estas quejas con sorna, quizá dentro de esa ola actual de autodefensa blanca, acusando a Berry de haber enterrado su carrera ella solita. No les falta razón, pero es una respuesta cínica que además se desvía del tema fundamental.

Desde que fue coronada Miss Ohio hace 30 años, Halle Berry ha tenido que luchar contra dos factores que despiertan hostilidad en Hollywood: es negra y es una mujer. Ni siquiera le dejaron entrar a los castings de El silencio de los corderos o Una proposición indecente porque «no querían convertir el conflicto de la película en una cuestión racial». La única forma de conseguir trabajo era la misma técnica que le dio el título de «reina del baile de promoción» en un instituto en el que fue rechazada tanto por sus compañeros blancos como por los negros (Berry es mestiza), su abrumadora belleza. Halle se pasó los 90 decorando películas como un exótico florero mientras esperaba que se abriese la dichosa puerta.



Halle Berry era la única persona negra en todo el reparto de Los picapiedra o Decisión crítica (donde no paró hasta conseguir un sueldo de un millón de dólares), un estatus que curiosamente la convirtió en un referente para la comunidad negra. El peinado «Halle Berry» fue tendencia entre las mujeres afroamericanas por su atractivo y comodidad e imitado por otras estrellas como Toni Braxton o Jada Pinkett. Independientemente de su calidad, lo que caracteriza la carrera de Berry es que sus papeles no son mujeres negras en el guión. Esa es la barrera definitiva a derribar por cualquier intérprete negro. Por retorcido que resulte, fue su belleza lo que alejó de ella la etiqueta de «personajes de esclava, asistenta y/o analfabeta» que Hollywood se apresura a colgar a todas las actrices negras.

Pero esa belleza se le ha vuelto en contra, a menudo reduciéndola a objeto sexual. Es una cara habitual en las portadas de las revistas (tanto masculinas como femeninas) que coronan a la gente más bella del mundo, ostentando el récord en la revista People con 8 apariciones. El vestido que llevó en la histórica ceremonia de 2002 fue nombrado el más bonito de la historia de los premios. Parece imposible romper barreras sin que se levanten otras. Pero el mayor obstáculo en la carrera de Halle Berry es su propia torpeza para elegir papeles. Tras ganar su Oscar se relajó demasiado y encadenó películas destruidas por la crítica y, lo que es peor, ignoradas por el público.

Quizá inspirada por la icónica encarnación de la afroamericana Eartha Kitt en la serie de Batman, Berry aceptó interpretar a Catwoman en una película cuyo demencial argumento enfrentaba a la ex-villana contra la industria de los cosméticos que experimentaba con gatitos. Por muy noble que fuera su causa, la película fue ridiculizada hasta granjearle un premio Razzie a la peor actriz. Haciendo historia una vez más, Halle fue la primera actriz en asistir a la ceremonia, sosteniendo su Oscar y parodiando el ataque de ansiedad que sufrió en la noche en que lo recibió. 

Tampoco ayudaron a salvar su carrera Gothika, un tramposo thriller psicológico plagado de tópicos; Seduciendo a un extraño, un telefilm de sobremesa que sólo habría tenido sentido de estrenarse en 1992; y sobre todoFrankie y Alice, una película que les prometemos que no nos hemos inventado y en la que Halle interpretaba a una mujer con triple personalidad, causada por el asesinato de su hijo recién nacido a manos de su propia madre. Halle era Frankie (una stripper), Alice (un anciana blanca y racista) y Genius (un niño autista de 7 años).

LA ÚNICA FORMA DE CONSEGUIR TRABAJO ERA LA MISMA TÉCNICA QUE LE DIO EL TÍTULO DE «REINA DEL BAILE DE PROMOCIÓN» EN UN INSTITUTO EN EL QUE FUE RECHAZADA TANTO POR SUS COMPAÑEROS BLANCOS COMO POR LOS NEGROS (BERRY ES MESTIZA), SU ABRUMADORA BELLEZA.

Las razones que llevaron a Halle Berry a aceptar estas películas son un misterio. La posibilidad de que su carrera se recupere de ellas también. Su próxima película lleva el nada misterioso título de Secuestro, lo cual sugiere que la actriz continuará esta trayectoria de cine de rebajas. La pregunta que nos asalta es ¿acaso no lo ofecen nada mejor? Si a una mujer como Halle Berry no le proponen buenos papeles, ¿a quién se los ofrecen? A riesgo de pasarnos de supersticiosos, circula una teoría que dice que Halle Berry es gafe. Sin ir más lejos su personaje en Muere otro día se llamaba Jinx (gafe), que aun así no es el nombre más esperpéntico que ha tenido Halle en una película: ha encarnado a mujeres llamadas Autumn, Nisi, Sharon Stone, Ororo, Giacinta, Rowena, Jocasta y Meronym.

La teoría del mal de ojo se sostiene si echamos un vistazo a su vida sentimental, trágicamente marcada por la violencia. En los 90 se quedó sorda del oído izquierdo tras ser agredida por su pareja (cuyo nombre ella nunca ha revelado aunque muchos insinúan que es Wesley Snipes), se ha casado tres veces y su última relación fue carroña para la prensa sensacionalista cuando su ahora ex-marido Olivier Martinez dio una brutal paliza al ex-novio de Berry, el modelo Gabriel Aubry, quien publicó las impactantes fotos de su cara hecha un cuadro tras el incidente.

La integridad física de Halle también ha corrido peligro en varios rodajes, dos de ellos en España. En Cádiz, durante una espectacular explosión en Muere otro día unas brasas saltaron a su ojo izquierdo y en Mallorca, en un descanso del rodaje de El atlas de las nubes, la actriz acabó escayolada tras romperse el pie mientras corría por la playa. También se rompió el brazo en Gothika, se lesionó en la cabeza en Catwoman y recibió puntos de sutura en un accidente de coche tras el cual Halle huyó sin socorrer al otro conductor.

Maldiciones aparte, una estrella del calibre de Halle Berry debería poder rehabilitar su carrera con la misma facilidad que se recupera de sus fracturas. La actriz Viola Davis ha reconocido que entiende que siempre le entrevisten por los dilemas raciales de la industria del cine, pero que le haría ilusión que por una vez alguien le preguntase «¿quién diseñó tu vestido?». En definitiva, lo que Viola Davis reivindica es que la traten como a Halle Berry. Ella sabe que es un mito erótico (pidió medio millón de dólares extra por enseñar el pecho en Operación Swordfish), pero también se rebela como una actriz visceral si tiene la oportunidad, un referente para el mundo de la moda, una celebrity para las masas y una figura histórica en la industria del cine.

Desde que se convirtió en la primera mujer negra en participar en el certamen de Miss Mundo (y consolarse con el premio al vestido más bonito), Halle Berry no ha dejado de huir de una filmografía plagada de créditos como «sexy girl by the bar» o «black girl #3». Su trayectoria está llena de aciertos, errores, éxitos y fracasos que podrían figurar en el currículum de cualquier otro actor, hombre o mujer, blanco o negro. En cualquier caso, Halle Berry no dejará de empujar esa puerta que sigue cerrada aunque le traiga disgustos profesionales. Si sus quejas han hecho que ahora estemos hablando de ello es porque algo está haciendo bien.

Fuente: www.revistavanityfair.es