Mira su teléfono a cada instante. Es un I Phone 6 blanco. En su perfil de Facebook se encuentra con varios memes, casi todos criticando la relación que tuvo con el presidente Evo Morales. Eso le molesta y no oculta su rabia. Deja a un lado el aparato y prefiere dialogar. Gabriela Zapata Montaño oculta varios temas que la lastimaron.
Le gustan los atuendos elegantes cuando va a trabajar, pero no pierde ese glamur cuando viste informal. Es frontal, no mide palabras y dice lo que tiene que decir.
No acepta bromas pesadas, por eso se pone mal cuando mira las redes sociales. Cercanos a ella reconocen que las burlas y críticas que surgieron en las plataformas digitales dañaron la autoestima de Gabriela. Ella no acepta esos ataques y expresa todo su sinsabor cuando ve uno de los memes en su contra.
Es más, esta campaña causó molestia en su familia a la que la vincularon con su situación. “Es lamentable porque tanto ella como la familia se ven perjudicadas, eso es difamar y molesta, sabiendo más aún cuando viene de partidos políticos”, comenta un amigo de Zapata.
Es activa y parece dependiente del teléfono móvil. Lo mira a cada instante, y claro, recibe muchas llamadas de su entorno. La mayoría son para apoyarla.
Gabriela tiene un rencor hacia Carlos Valverde, periodista que abrió el caso al denunciar supuesto tráfico de influencias al ser Zapata expareja de Evo Morales. Habla del comentarista con cierto desprecio y lo único que atina a decir es que sus abogados se encargarán de los juicios.
Ella quiere abrir seis procesos en contra del comunicador, pero su equipo legal estudia la forma de esquivar la Ley de Imprenta que regula el ejercicio de los periodistas de Bolivia. Valverde no teme los anuncios.
Fuente: eldeber.com.bo