Es sintomático que Gabriela Zapata, madre del hijo de Evo Morales, operase los negocios del régimen con las empresas chinas desde la Unidad de Gestión Social del Ministerio de la Presidencia, teniendo en cuenta que esa repartición era anteriormente conocida como el “despacho de la primera dama de la nación”.Y no es solamente la utilización de ambientes oficiales para sus reuniones, sino también de vehículos de la misma oficina y la recepción de recursos económicos de Gestión Social en su cuenta personal.¿Otro indicio de que Zapata ejercía un rol significativo en el entramado de poder, que ahora busca ocultarse bajo la figura de “usurpación de funciones”?No es creíble que ella pudiera usar ambientes, movilidades y fondos del ex despacho de la primera dama sin la anuencia del ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, y sin el conocimiento del primer mandatario.Aunque Evo Morales alegue que la relación con Zapata había terminado años atrás, todo indica que existió continuidad y cercanía. Y que el principal vínculo entre ambos, el niño Ernesto Fidel, fue puesto bajo un manto de silencio por un acuerdo de confidencialidad “con el padre del menor”, al decir del abogado de la madre.Ahora Zapata es sacrificada por el gobierno ante la opinión pública, al igual que mandos medios de la Presidencia, rodeando con un blindaje de impunidad al Jefazo y a su “mano derecha” en el gabinete…[email protected]