El litigio del mar y el antojo de un diplomático chileno

Un excónsul, descendiente de boliviano, apuesta a que la derrota electoral de Evo Morales abre la oportunidad de que Chile recupere las iniciativas en el tema del mar.
En julio de este año, Chile debe responder a los argumentos de Bolivia ante el Tribunal de La Haya

En julio de este año, Chile debe responder a los argumentos de Bolivia ante el Tribunal de La Haya. AFKA

WÁLTER GUEVARA ANAYAAnalista boliviano que vive en Canadá

Hace pocos días el ex diplomático chileno Jorge Canelas evaluó las perspectivas de mejorar las relaciones de su país con Bolivia, que fueron rotas desde 1978 por el Gobierno boliviano. Lo hizo en un artículo publicado en El Libero del 26 de febrero de 2016.El embajador Canelas celebra lo que se imagina fue un choque frontal con la realidad sufrido por el presidente Evo Morales. Con un entusiasmo apenas escondido argumenta que los resultados del referéndum del 21 de febrero en Bolivia abren una oportunidad para que Chile recupere la iniciativa que perdió hace un tiempo.De 2010 a 2014 el embajador Canelas se desempeñó como cónsul general de Chile en Bolivia. Canelas es nieto de un boliviano que fue a estudiar Medicina en Chile. Como muchos otros, su abuelo terminó casándose con una joven local y quedándose de por vida en el nuevo país.¿Hay similitudes?Canelas insinúa en su artículo que Bolivia está al borde de un cambio de régimen. Según su insinuación, el No del referéndum boliviano es similar al No que el pueblo chileno le dio en octubre de 1988 al intento del dictador Augusto Pinochet de quedarse en el poder después de 15 años de dictadura sangrienta.No cabe duda de que ese resultado llevó a un cambio de régimen en Chile. Las elecciones presidenciales y parlamentarias se llevaron a cabo el 14 de diciembre de 1989. Ese fue el fin de la dictadura de Pinochet.Por el contrario, el 21 de febrero de 2016 el electorado boliviano se limitó a rechazar una propuesta de enmienda constitucional que le hubiera permitido al presidente Evo Morales presentar su candidatura en 2019 para un mandato adicional. El actual concluye el 2020.Sería demasiado fácil señalar lo similar de las dificultades encaradas hoy por la presidenta Bachelet de Chile y el presidente Morales de Bolivia. Los precios de los productos de exportación de los dos países están declinando en los mercados. Acusaciones de corrupción persiguen a los dos regímenes.A pesar de estas similaridades, las dificultades de los dos gobernantes han tenido un impacto muy diferente respecto a la aprobación y desaprobación de sus respectivas gestiones. Hacia fines de febrero de 2016 los índices de aprobación de la presidenta Bachelet cayeron al 20%. Su desaprobación subió al 70% (encuesta de CADEM).Las encuestas de meses anteriores en Bolivia mostraron que mucha gente que votó por el No en el referéndum aprobaba el desempeño del presidente Morales.Los bolivianos impusieron la alternabilidad democrática en la cúpula. Al contrario de lo que muchos desean en Chile, esto no es el fin del mundo, ni del régimen, ni del amplio apoyo interno que tiene la política boliviana de recuperar una salida soberana a un puerto útil en la costa chilena.Los pasos dadosEl 24 de abril de 2013 Bolivia instituyó un juicio contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El presidente Morales tomó esta acción después de que Chile dejara de lado conversaciones basadas en una agenda mutuamente convenida de 13 puntos.El embajador Canelas quiere sacar las relaciones futuras entre Chile y Bolivia del ámbito judicial. Quiere que la iniciativa de Chile regrese al área bilateral, sin que sea perturbada por actores multilaterales como la Corte Internacional de Justica, la más alta corte de las Naciones Unidas. Como primer paso recomienda que Chile salga del Pacto de Bogotá, bajo el cual Chile, Bolivia y la mayor parte de las naciones de América Latina acordaron en 1948 someter sus diferencias a la CIJ.En su demanda Bolivia sostiene que Chile, mediante un número de ofertas realizadas antes y después de 1948, incurrió en una obligación de negociar con Bolivia de buena fe un acceso soberano a un puerto útil sobre el océano Pacífico. Basándose en decisiones anteriores de esta corte, Bolivia le ha pedido que sustente esta obligación y determine que Chile debe cumplirla.El primer paso que Chile tomó cuando se enteró de la demanda boliviana fue objetar la competencia de la corte. Sostuvo que la demanda de Bolivia esconde un pedido de revisar el Tratado de Paz y Amistad de 1904. La corte rechazó la objeción preliminar presentada por Chile y decidió aceptar este caso. Siguiendo el procedimiento de la corte, Chile tiene que responder a los argumentos de Bolivia en un memorial que debe ser presentado el 25 de julio de 2016 en La Haya.La estrategiaSi Chile sigue el consejo del embajador Canelas y denuncia el Pacto de Bogotá, esa acción no tendrá ningún efecto en la demanda boliviana.El proceso continuará debido a que la demanda fue presentada antes de cualquier repudio de la corte por parte de Chile. La única manera de la cual Chile podría retirarse de este caso sería abandonándolo. De ser así el caso procedería sin la presencia de la defensa chilena. La corte podría declarar a Chile en rebeldía.En su artículo el embajador Canelas echa de menos tres atributos de la diplomacia chilena: visión estratégica, poder de decisión y un sentido de responsabilidad histórica. Los chilenos que planificaron, combatieron y ganaron la Guerra del Pacífico a finales del Siglo 19 tenían esos atributos. Ellos tenían una conciencia clara de la necesidad de conceder a Bolivia un acceso soberano a un puerto útil sobre el océano Pacífico. De no hacerlo Chile tendría dificultades interminables con su vecino.Con las excepciones señaladas en la demanda boliviana, las generaciones posteriores de chilenos que se beneficiaron inmensamente de los resultados de esa guerra perdieron esos atributos.Muchas veces en el pasado Chile ha apostado con éxito a las divisiones internas de los bolivianos para asegurarse de que sus intereses prevalezcan. El embajador Canelas se engaña y engaña a sus compatriotas cuando se imagina que las dificultades que encara el presidente Morales le abren a Chile una ventana de oportunidad para lograr que Bolivia baje los humos, se olvide de la demanda ante La Haya y acepte las condiciones unilaterales impuestas por Chile desde siempre