Adolf Hitler tenía al arquitecto Albert Speer, quien le diseñaba maquetas de la Super-Berlín que gobernaría el Reich de mil años. Y toda dictadura comunista que se precie igualmente ha construido gigantescos mamotretos usualmente llamados “Palacios del Pueblo”.Pues bien, el caudillo Evo Morales también piensa erigirse un nuevo Palacio de Gobierno con el título de “Casa del Pueblo”, provisto de torres adefésicas y de un conveniente helipuerto, útil para huir de las cóleras populares.Como los monumentos al mal gusto construidos por Stalin o Ceaucescu, los edificios de Evo serán un tributo a su propio ego y megalomanía, pero además podrían convertirse en una nueva fuente de comisiones, porcentajes y sobreprecios millonarios que sigan alimentando las arcas de los prohombres revolucionarios.Los más ilustres arquitectos paceños ya han puesto el grito en el cielo por el atentado al patrimonio histórico que representarían estas edificaciones estrafalarias, como el enorme cubo que coronará la remodelación del Parlamento, que alguien podría confundir con una nave espacial que de pronto se hubiera posado sobre Chuquiago Marka.Por sus exageradas dimensiones y estrambótico diseño, los palacetes de Evo serán visibles desde casi toda la sede de gobierno, afeando irremediablemente el paisaje. Será otro “legado” que el régimen dejará para las generaciones venideras…[email protected]