Brasil

FERRUFINO1Claudio FerrufinoAristóbulo, vicepresidente de Venezuela, rechaza el revocatorio. La izquierda, que es la peor derecha, convoca a las fuerzas armadas a defender la riqueza de los rateros. Nicolás (Maduro), parodia del ruso Nicolás I, grita con verbo de chofer y amenaza. Al menos no dice que sigue hablando con los pajaritos. Se los habrá comido los gavilanes que lo rodean. Quizá, porque el difunto Chávez que creyó dejar memoria ni siquiera se menciona en las filas por el pan. Poco duró esa gloria que quiso equipararse a la de Bolívar. Hugo Chávez ya ni vende como etiqueta de papel higiénico.Aristóbulo se solidariza con Dilma, nombres propios sin apellidos, como suele ser entre la gente popular. Alguien perspicaz anotó hace mucho, en tiempos de Chávez, que el comandante era quien más había hecho por derechizar al país. Labor que tomaron con tesón los que siguieron, y en el resto de América Latina. Ahora se quejan, chillan: “golpe, golpe” cuando lo que sucede viene como reacción lógica al asedio permanente de sus desmanes, tantos y tan grandes, que la población profiere aberrantes nostalgias de los regímenes militares.Sacrifican a Aristóbulo para hacer la declaración; por viejo, por segundón. Dorar la píldora para quienes en el anonimato ignorante de los que creen en ilusiones y fantasmas, tal vez puedan ser todavía encandilados. Llamado desesperado hacia los pobres, a los que se alimentó con migajas y limosneó contraviniendo los principios de lo que debe ser una revolución. ¿Con quién cuentan? Con el ejército; y esperan contar con el lumpen. No ha de bastar. Parece que terminó el tiempo del discurso y comienza el de la sangre. Una sobreviviente de Auschwitz, hace poco, declaraba que sobrevivió comiendo ratas y carne humana. Aconsejó a los jóvenes devolver las bofetadas a cinco por una. Retornamos a la retórica de la violencia, a los carteles montoneros en las calles de Córdoba: 5 X 1.¿Queda otra? No. Las lecciones no se aprenden. La guillotina sigue cayendo, las FARC siguen las mismas, los gorilas también. Pero ello no implica quedarse con las manos cruzadas ni aceptar que la sangre tenga don curativo, simplemente que esta inercia conduce allí y hay que asirla como se pueda. Aristóbulo tendrá que caminar con los otros sobre la fría y lisa tabla que conduce al infierno. Así como sobran rateros en esta vida, sobran verdugos. El pozo y el péndulo; certeza y no premonición.Michel Temer, nuevo presidente de Brasil, mostrará la hilacha. Por ahora hay que lidiar con los jerarcas, en una movida que enaltece a los jóvenes jueces brasileros y que asegura un futuro de democracia y de bonanza, con las fallas inevitables del sistema. Esperemos que Lula da Silva, el gran embaucador, dé con su volumen en la cárcel. Igual Cristina en el sur argentino, a quien se persigue por enriquecimiento ilícito, fraude, cohecho, y muy pronto por asesinato. La nueva Evita, vanidosa y brutal como la original, tendrá tiempo de sobra para escribir el novelón de sus angustias y falsedades en prisión.Que un ratero reemplace a otro en los gobiernos semeja ser el tono. No se ha progresado al respecto, y este gremio delincuente, con mucho abundante, singularmente en las izquierdas, tiene para rato. A echar bala, pues, ya que no se entiende la palabra en el caso venezolano. Brasil y Argentina tienen diferentes opciones. Roguemos que no se pudran.Afectará a Bolivia el caso de Brasil, preguntamos. Seguro. Pero el curaca tiene tratos sustanciosos con el más allá y con el hampa del más acá. Hace política-fútbol y a su modo pareciera convencer. No olvidemos que era el más alegre en la posesión de Macri. Lo ideológico sucumbe al dinero, suponemos. Y la revolución a la bragueta.El Día – Santa Cruz