Nuevo escenario mundial

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V arias noticias han coincidido en un solo día y todas ellas tienen una incidencia muy fuerte sobre el futuro de América Latina. La primera es la confirmación de que Donald Trump será el candidato a presidente por el Partido Republicano, hecho que lo pone a un paso de la Casa Blanca por el escaso margen que lo divide de Hillary Clinton, cada vez más lejos de la presidencia de Estados Unidos.

Solo un milagro o alguna maniobra de último momento podrían sacar a Trump de la carrera electoral. Ganas no le faltan a cierto stablishment norteamericano, pero el hecho parece ineludible no solo para los estadounidenses y para su política exterior, necesitada de una gran dosis de coherencia, sino también para nuestros países que seguramente serán remecidos por este aluvión de desconciertos que podría llegar con el excéntrico magnate inmobiliario.



A estas alturas ya no se pueden hacer juicios morales acerca de la posible llegada de Trump al poder. Esa es una realidad con la que habrá que convivir de la mejor manera. Habrá ver qué escenario se plantea para un régimen como el boliviano para el que se le ha hecho normal insultar, desafiar y provocar a Estados Unidos, país que con Obama al mando usó pies de plomo a la hora de relacionarse con el populismo reinante en el continente.

La segunda noticia ha sido la victoria prácticamente cantada de la candidata Keiko Fujimori, quien aventaja con siete puntos a su contendor Pablo Kuczynski, a una semana de la segunda vuelta electoral en Perú. El ascenso del Fujimorismo no solo termina de marcar el giro a la derecha en toda la región sino que se acentúa con un régimen que, como el de Trump (y salvando las distancias), podría agitar el avispero político continental con medidas nada complacientes con los regímenes populistas que ya son mal mirados por Brasil, por Argentina y por algunas naciones europeas, especialmente España.

Esta nueva visión que se anticipa en la política mundial  se puede anticipar en la prensa de gran porte. El diario The New York Times le ha dedicado nada menos que un editorial al presidente boliviano Evo Morales, a quien se refiere de una manera muy poco delicada para reportar sobre el escándalo que ha copado el interés de la opinión pública. Un título sugerente que invita a la lectura de los detalles de un culebrón no es más que el pretexto para descalificar los nuevos intentos “por mantenerse indefinidamente en el poder”.  El diario también se refiere a la intención del oficialismo de aprobar normas que debiliten la libertad de prensa con la regulación de los medios de comunicación.  «Gastar millones de dólares en un nuevo referendo  es un abuso de poder y un insulto a los bolivianos que claramente hace apenas unos meses (dijeron) que necesitan un nuevo liderazgo”, dice el editorial.

Bolivia es un país de gran vulnerabilidad y permeabilidad frente a los acontecimientos internacionales y es imposible pensar que este nuevo escenario tan desfavorable para el régimen que nos gobierna será inocuo y complaciente frente a lo que sucede en el corazón de Sudamérica. La geopolítica internacional siempre nos termina arrastrando.

Bolivia es un país de gran vulnerabilidad y permeabilidad frente a los acontecimientos internacionales y es imposible pensar que este nuevo escenario tan desfavorable para el régimen que nos gobierna será inocuo y complaciente frente a lo que sucede en el corazón de Sudamérica. La geopolítica internacional siempre nos termina arrastrando.

Fuente: eldia.com.bo