Repensar los discursos

RENZORenzo AbruzzeseEl prolongado Gobierno de Evo Morales podría caracterizarse en sus expresiones más inmediatas como una extraña mezcla de bonanza económica, una buena dosis de demagogia institucionalizada y una ininterrumpida campaña electoral en los marcos de una amplia, sofisticada y efectiva desactivación de la institucionalidad democrática republicana. Probablemente el 90% de los juicios de valor que se expresan a través de analistas, medios, etc. versan sobre estos tópicos; la razón es obvia, pues es por ellos que logramos una imagen de la naturaleza, el estilo y las dimensiones del régimen actual.Sin embargo, por muy apropiados que sean los análisis, estos no parecen alterar el discurso oficial y uno se queda con la clara sensación de que los argumentos oficialistas son inmunes a las críticas o el efecto de estas no altera significativamente el discurso oficial. Este dilema plantea algunas cuestiones de fondo porque hace visibles las debilidades argumentativas que complotan contra una oposición con efecto estatal. En síntesis, podríamos repetir hasta el cansancio las arbitrariedades del régimen, pero por alguna razón ese ‘discurso’ –a pesar de ser cierto– no tiene la misma fuerza y contundencia del ‘discurso’ oficialista –que no es del todo cierto–.La pregunta del millón es: ¿qué falla en los argumentos de la oposición? ¿Por qué, a pesar de su absoluta validez, no logran articularse como un catalizador que permita aglutinar y organizar a la sociedad civil de manera más políticamente adecuada? La respuesta podría estar en la necesidad de repensar el proceso iniciado por el MAS-IPSP desde un pensamiento crítico cuyos parámetros de análisis abandonen los criterios para evaluar el accionar de los gobiernos a lo largo de todo el proceso democrático republicano.Es posible que las categorías y los conceptos que utilizamos en las ciencias sociales no tengan una correspondencia adecuada con las estructuras que ha montado el régimen del MAS; en otras palabras, quizá lo que demanda la actual coyuntura histórica sea repensar el pensamiento social, a fin de hacerlo más certero y eficiente en el conocimiento de las fuerzas que se mueven bajo el signo de un Estado plurinacional no republicano, cuyo objetivo sea crear un orden contestatario de la talla de lo que se ha venido en llamar la ‘epistemología desde el sur’.El Deber – Santa Cruz