Un buen líder vs un “enviado de Dios”

ormacheaJosé Manuel Ormachea*Nunca confíen en nadie que construya su liderazgo de tal manera que se asegure, como prioridad, el ser “irremplazable” para un proyecto nacional; nunca confíen en aquel que permita que lo llamen “enviado de Dios” o “insustituible”, en quien deje que le canten himnos; en quien gaste millones para ver si “el pueblo lo quiere o no”. Nunca confíen en nadie que tome como halago que le digan que cada 150 años nace alguien como él. Esas personas, por lo general, buscan su bienestar, no el tuyo.Francisco Franco, Jefe de Estado en España entre 1936 y 1973, se autodenominó “Caudillo de España por la Gracias de Dios”; Trujillo, en República Dominicana, obligó a publicitar el lema “Dios en el cielo, Trujillo en la tierra” en el periodo de su mandato. Ellos tampoco atribuían sus ostentosos títulos a su autoría personal, sino más bien a una respuesta al “profundo amor” del pueblo que los “invistió” con los mismos.El relevo de liderazgos no es un capricho, ni un complot para acabar con un gobierno o un proyecto. El relevo político se constituye, simple y llanamente, en una necesidad política natural que se torna evidente en sí misma. Suponer lo contrario sería pensar que existen seres humanos “inmejorables”, y que estos solo saben rodearse de “los mejores” en todo momento; sería pre-asumir que existen gobiernos “impermeables” ante la corrupción; sería suponer que las sociedades son estáticas en sus preferencias y no cambiantes, como, por el contrario, siempre han demostrado serlo.Un convencido de la permanencia presidencial piensa que un gobierno reeleccionista lo planifica todo en función al “bien mayor”, y nunca en función al rédito electoral, cuando el verdadero cálculo del reeleccionista normalmente es, por ejemplo: “aunque quiera, no puedo cobrar impuestos, pues los informales son potenciales votantes o, aunque quiera, no puedo controlar efectivamente el narcotráfico, porque El Chapare es base de apoyo para mi re elección”.Lo peor de todo es que la militancia partidaria del MAS en este momento se constituye en la parte más afectada frente al fenómeno re reeleccionista pues, estén conscientes o no, la rosca partidaria, implícitamente, les está quitando el derecho de averiguar si es que existe un mejor líder (y deben haber muchos y más democráticos) que Evo Morales dentro de sus filas.Capaz no les interesa, pero lo que sí es seguro es que ese mismo desinterés les va a costar muy caro cuando, en un futuro, Bolivia entera les haga permanente recuerdo de su obsecuente rol en la historia, el cual únicamente consistió en intentar, a toda costa, que una persona se eleve por encima de todas las demás.Y lo peor de todo no sería eso, sino más bien que, aunque no lo tengan previsto en este momento, quienes juegan todas sus cartas a un solo líder como su “proyecto de vida”, usualmente terminan desapareciendo, junto con ese “líder”, de la escena, y casi siempre en el momento en que este -ya sea por el voto o ya sea por las leyes de la biología- se encuentra finalmente ante lo inevitable, su deceso.La función de un líder es producir más líderes, no más seguidores; un buen entorno es aquel que demanda reconocimiento por parte de su líder, y un buen líder es quien reconoce que dentro sus filas (y en otras) existen personas mejores y más preparadas que él mismo para ejercer liderazgo. Un buen líder es aquel que, con el tiempo, se hace innecesario a sí mismo.*Analista político