De carcajadas y arcadas

Agustin-EchalarAgustín Echalar AscarrunzPor una vez, me inclino a seguir los vericuetos del pensamiento oficialista y le otorgo al asunto de la Marcha de Evo la posibilidad de que detrás de ésta, esté la mano negra del imperio. Y es que es difícil imaginar algo que desprestigie tanto a un mandatario como que se entone un himno en su honor.  Más allá de que el llunkerío es parte inherente de nuestra nacionalidad, no olvidemos el nombre que tiene nuestra querida patria. Hoy, en pleno siglo XXI, un himno compuesto para honrar al presidente en ejercicio es no sólo un vituperio, sino algo que pone en ridículo al mandatario dentro y fuera de las fronteras.¿Quién podría querer tan mal a nuestro Jiliri Irpiri? Es la pregunta que uno debe hacerse, y claro, ahí salta el imperio, y si pensamos que en la legación boliviana en Washington la cabeza de misión es un militar y hay tres agregados militares más, no es una locura llegar a conclusiones sobre de dónde podría venir esa peregrina idea. (Note el amable lector que estoy utilizando los métodos de razonamiento usuales del régimen respecto a las conspiraciones que continuamente denuncia).Si usted se está preguntando ahora para qué necesita Bolivia tres agregados militares en Washington,  no lo culpo, porque es con su plata que ellos están allí, pero por favor, no nos distraigamos, esta columna trata de la Marcha de Evo.Pero, seamos serios, no hay ninguna prueba de que detrás de esto esté el imperio, ni las oficinas bolivianas  de Washington; lo que sí es cierto es que es una iniciativa militar, de eso sí hay pruebas, empezando por la convocatoria para componer el mentado himno. El proceso de la creación de esa pieza musical no deja de ser una conspiración, porque verdaderamente atenta contra la imagen y contra la investidura presidencial.Uno puede imaginarse a los comandantes reunidos y en forma traviesa planear un genial estiletazo, deshonrar honrando, ridiculizar alabando.Considerando que hubo un concurso y viendo la letra del himno a la que la prensa y la opinión pública  han tenido acceso, no se puede llegar a otra conclusión de que el certamen  fue ganado a la inversa, vale decir, se eligió a la peor composición. Cabe todavía preguntarse si esta composición  fue producto de la deficiente formación que tenemos en la patria, o si hábiles y traviesos cerebros la armaron línea por línea en una tarde de irreverente inspiración.Imagino a los pícaros autores del texto adecuadamente uniformados, tal vez con lentes oscuros, participando de un evento en presencia de su Excelencia y muriendo de risa por dentro, mientras los pobres soldados entonan la famosa canción. E imagino también su hilaridad al ver a los ministros, tan amaestrados ellos que si les dan una torta de estiércol, la prueban y dicen que sabe bien,  sin dejarse traicionar por ninguna mueca de asco, aplaudiendo la nueva canción patriótica.Esta desorejada ocurrencia da para reír y distraerse  en una mañana de domingo, más allá de que es parte del sórdido paquete de culto a la personalidad que incluyen medallas, la pretensión de poner el nombre del Presidente a un aeropuerto, el hacerlo con un puerto, el endiosamiento en los discursos del Vicepresidente, el museo de Orinoca, y el mismísimo palacio de Evo, a decir verdad cuesta poco y no ha destruido ningún patrimonio previo, pero no debe hacer que nuestra atención de lo atroz que está sucediendo en estas gélidas semanas preinvernales sea distraída.El atropello por el que está pasando el abogado León, el manejo y manoseo por parte del poder central, de la Fiscalía y del aparato de justicia en general, para perpetrar una venganza de tinte personal, ha devaluado la vida pública de Bolivia a niveles no conocidos  en democracia.Como todavía creo en la gente, me imagino que también los masistas de base están asqueados, de hecho puede ser que esto también pase con los mandos medios, quién sabe haya inclusive algunos ministros, que cuando están solos, encerrados en un cuarto, no disimulen las arcadas.Página Siete – La Paz