Haciendo aguas

ILYAIlya FortúnSe durmió la Cancillería y Chile nos madrugó. Eso es lo que nos pasó en el tema del Silala, en el que hemos comenzado, paradójicamente, haciendo aguas. Así nomás es la cosa y es una pena porque creo que esto va a influir también, habrá que ver cuánto y de qué modo, en el tema marítimo.Y hay que empezar preguntándose por qué nos descuidamos y, por ende, por qué le permitimos a Chile retomar la iniciativa en un escenario en el que llevábamos clara ventaja.Odio decirlo, pero no podemos evadir una realidad, que seguro usted también ha considerado: la causa de nuestra distracción y de este traspié en un asunto tan delicado está relacionada, al margen de un error estratégico, a temas de política interna y menuda.No se puede pensar en otra cosa frente a la conducta del Gobierno, que no ha hecho otra cosa que ocuparse de buscar la reelección de Evo Morales. Si ni siquiera la crisis económica, que lamentablemente ya llegó, aunque muchos no la sientan todavía, ha podido concentrar al  Gobierno en la gestión, pues qué podríamos esperar de otros temas, vitales, pero menos apremiantes, como los diferendos con Chile.Se suponía que después del referendo del 21F, y dados además los resultados políticos, el Gobierno debía dar vuelta la ingrata página y abocarse de pleno a la gestión con miras a la tormenta económica que nos azota, y cerrar temas que deberían constituir su legado a la historia.En vez de ello, decidieron burlar la voz ciudadana y seguir respondiendo a la pulsión que se ha convertido en su única razón de existir: cómo quedarse en el poder a como dé lugar, sin importar lo que dicten las leyes ni lo que defina la gente con su opinión y su voto.El celo y la falta de grandeza política también mostraron sus feos rostros en el caso de la relación del Gobierno con el expresidente Carlos Mesa. El natural reconocimiento de la ciudadanía al rol que desempeñó como vocero de la causa marítima le causó urticaria al Gobierno, que no hesitó en intentar restarle méritos y, aún más, en sembrar dudas acerca de la continuidad de un equipo que funcionó maravillosamente y que cosechó éxitos significativos.Pero lo vuelvo a decir, creo que el actual entuerto se debe a un error en la estrategia de nuestro Gobierno. No logro entender hasta ahora la razón por la que se decidió anunciar otro juicio para el caso del Silala, justo luego de haber logrado avanzar tanto en el tema marítimo.Abrir el juego en dos manos no hizo otra cosa que complejizar más las cosas, dividir energías, diluir la causa y la atención internacional en el tema que más nos interesa, y, finalmente, abrir la posibilidad de una solución salomónica que podría terminar liquidando nuestro principal objetivo.Mezclar el tema del Silala en medio del proceso marítimo me sonó, desde un inicio, a un envalentonamiento triunfalista innecesario y peligroso, pero claro, creo que todos los que pensamos así en su momento no lo dijimos para no empañar el éxito obtenido, y para no quedar como criticones y poco solidarios con la causa que nos une a todos.La verdad es que da rabia y da pena también que el Gobierno en general cometa estos errores al calor de los apuros políticos, en un tema en el que el Presidente tiene un enorme mérito por haber tomado la decisión política de llevar el tema a juicio en La Haya.Pero debe quedar claro también que, pese a nuestras observaciones y críticas, nuestro apoyo y compromiso con ambas causas permanece intacto. En eso que nadie se equivoque.Página Siete – La Paz