No todo lo malo es malo

joseluisbolivarJosé Luis Bolívar Aparicio* Hace mucho tiempo en un pueblo europeo un muchacho se hallaba afligido por no saber qué hacer con su vida, cansado de ir aplanando calles sin encontrar rumbo en sus días halló en un bar a viejos amigos de su padre, que al ver su triste faz preguntaron el porqué de tanta aflicción a su temprana edad.No hallo qué hacer, no encuentro sentido a mi vida, nada me agrada y no le doy sentido al estudio. Estoy al borde del fracaso sin saber qué me espera.El comentario dibujó sonrisas en más de uno, y las respuestas no se hicieron esperar. Desde la milicia hasta el estudio de la ciencia surcaron los caminos del buen consejo. Sin embargo fue sólo uno el que llamó rápidamente su atención. Bernabé, tu siempre te interesaste por el comercio y tu abuela era una mujer muy hábil en las artes de curar paisanos con medicinas naturales. ¿Por qué no buscas sus brebajes, sus recetas y artilugios, y abres una botica que muy bien le haría a este pueblo?Tenía toda la razón, y no tuvo que pensarlo mucho, se puso manos a la obra y dentro de poco el mercado de remedios sería una realidad.Llenó el interior de la futura tienda de vistosos mostradores, enormes frascos con anuncios de su contenido, cuadros con dibujos del cuerpo humano y todo aquello que pudiera llamar la atención del apresurado comprador llenaban las paredes.Pero donde puso mayor dedicación fue en la fachada externa, la que cubrió con enormes lienzos para que nadie pueda ver lo que anunciaba. Hasta que llegó el día de la gran inauguración. Asistió todo el pueblo, imbuído de una curiosidad enorme y hasta de los poblados aledaños llegó la gente, que con los ojos abiertos como los de un búho, esperaró a que caigan las lonas protectoras. Con un acto casi teatral y gran pompa arrancó la tela y su despliegue presentó una gran pared blanca con la siguiente leyenda:.. «FARMACIA CÓSMICA Y GALÁCTICA DE BERNABÉ» y un poco más abajo, en letras más pequeñas: «Armonizada con influencias planetarias».Todos aplaudieron e ingresaron al establecimiento, era sin duda novedoso y llamativo, e invitaba al consumo aunque sea de polvo para estornudar, en eso, se aproximó quien lo había motivado en esa empresa y le dijo al oído: Todo está muy bien y me agrada que me haya hecho caso y se convierta así en hombre de bien. Pero lo que no puedo tolerar es la mentira, su mensaje pasa de la exageración a la falacia como si nada y no la comparto.No me diga eso caro amigo le dijo Bernabé, todo lo que pregona ese mural sobre las influencias planetarias es verdad. Cuando despierta el sol, yo abro la botica, y la cierro cuando aparece la luna.Muchas veces cuando leemos algo nos tomamos todo el texto literalmente y no siempre somos capaces de encontrar entre líneas mensajes ocultos o realidades que no están plasmadas en todo lo que quiere decirnos su autor o lo que la historia misma es capaz de contarnos y expresarnos como verdad absoluta.Todas las penas, miserias y consecuencias trágicas que legó la conflagración del Chaco en el siglo pasado, nos han dejado en el alma enormes cicatrices. Desde hermosas pero subliminalmente tristes melodías que entre cuecas y boleros de caballería nos hacen saborear el amargo cáliz de la guerra, hasta innumerables obras literarias que nos han relatado de mil maneras todas las desgracias de los hombres que fueron a defender la heredad nacional, sabemos de memoria todas las penas que nos sembró en el alma la guerra más sangrienta de la historia americana desde la independencia.Pero muy pocos historiadores – entre ellos Carlos Mesa y Fernando Cajías – se han encargado de ver la otra cara de la medalla. No todo lo malo es malo, y como el Ying Yang, en el mal también se complementa el bien, y es en las buenas cosas que nos ha dejado la Guerra del 32 que deseo incidir.Salamanca no quería ir a “Pisar fuerte en el Chaco”, en busca de defensa de la Patria o de conquista, sus verdaderas intensiones eran las de “expiar” el alma de los bolivianos. Él pensaba que como un pecador debe lavar su alma con sangre para poder hallar la paz y el perdón, así también Bolivia tenía que buscar con dolor y en la victoria encontrar su perdón por haber perdido el mar y el Acre. No salieron las cosas como él quiso, y aunque no ganamos tampoco perdimos y si bien los actos llenos de heroísmo, comparables con las hazañas de Leónidas, nos mostraron de lo que somos capaces de hacer cuando la Madre Patria nos llama a defenderla, fue la Batalla de Villamontes, donde parque militar, estrategia, liderazgo y también la ayuda de un terreno mucho más adaptado al entorno natural de la gran mayoría de los soldados bolivianos, nos dejó saborear una victoria clara y contundente (no fue la única, pero sí la más valiosa), en la que no nos permitieron ejercer la debida explotación del éxito intereses foráneos a la guerra y sus contrincantes. Ese episodio mostró la talla y valor del soldado y sus mandantes y sobre todo proteger la riqueza petrolera que hoy nos da de comer.Antes de 1932, Bolivia era un país quebrado, casi partido por la mitad, su extensión territorial era enorme y dada su pobreza muy difícil de alcanzar sus fronteras. Llegar de un extremo a otro del país podía tomar semanas si no meses, y habían lugares y pueblos descritos por hombres como Alcide d’Orbigny sobre los cuales los hombres de ciudad no podían dar crédito. Para muchos paceños Bolivia terminaba en El Alto y esa realidad era general en todo el territorio nacional. Las castas gobernantes y de poder, veían en los inígenas, sub ciudadanos, servicio esclavizable y no los consideraban dignos de derechos ciudadanos.En la fragua beligerante al interior de la polvorienta trinchera, el hombre sometido a sus más bajos instintos, por el deseo de la sobrevivencia, le hizo ver a los combatientes que era en carne y hueso igual a cualquiera. Que en el momento del hambre, la sed y el cansancio, la única  diferencia que había era la del muerto con el vivo. Pero más importante que eso, es que todos se dieron cuenta que para vivir necesitaban del hombre a su lado como de uno mismo y que no interesaba si era blanco o moreno, alto o bajo, quechua o aymara, colla o camba, todos eran bolivianos por igual y todos defendían lo mismo.Ese descubrimiento en los sobrevivientes, hizo que cambios posteriores en la patria, como el voto universal, la eliminación del pongueaje, la reforma educativa y hasta el llegar al Estado Plurinacional, sean más potables, porque después de la guerra, Bolivia por fin pudo mirarse al ombligo y descubrirse a sí misma, como realmente era y sigue siendo, un crisol de humanidad variada y diversa con una sola identidad.También fue la semilla de la revolución nacional, que aunque vivlipendiada hoy por hoy, es también el gen del proceso de cambio, como éste será el alimento de una nueva Bolivia de acá a unos 50 años, que es el periodo que por lo general se toma nuestra Patria para cambiar de piel y mostrarse revitalizada en su andar por la historia.Estas son unas pocas de las muchas cosas buenas que nos dejó la Guerra del Chaco, con ello quiero rendir mi eterno reconocimiento a los hombres, que como mi abuelo, lo dejaron todo en las arenas del sudeste boliviano, enfrentándose a la vida misma en pos de un solo ideal, la Patria amada y su existir. A los 81 años de la firma del armisticio con el Paraguay. *Es paceño, stronguista y liberal