Comentábamos recientemente el proyecto del gobierno de Michel Temer de reducir las compras de gas boliviano por parte de Petrobras a la mitad, lo que obligaría al régimen de Evo Morales a buscar compradores privados en el mercado del vecino país para la otra mitad.Los analistas coinciden en que el Palacio de Planalto estaría a punto de profundizar el desacoplamiento del gas natural de Bolivia, que en años pasados representaba el 50% de la matriz energética del Brasil y que actualmente sólo llega al 25%.Esto incluye, por una parte, el impulso a las energías renovables, que ya cubren el 41% de la matriz energética brasileña, y por otro lado la búsqueda de proveedores alternativos de hidrocarburos (Estados Unidos acaba de venderle 30 millones de metros cúbicos de gas a Brasil, durante 30 días).Sucede que, como explica el experto Mauricio Medinacelli, “Brasil está comprando energía a otros (países) en vista de que el Estado (boliviano) no se constituye más en un proveedor serio”.Es el resultado de la politización del manejo gasífero en manos del gobierno evista, con su intervencionismo, desincentivo de inversiones durante una década y retórica confrontacional.De esta forma, los partidarios del estatismo gasífero, que no tuvieron mérito alguno en la generación de la política de exportación de hidrocarburos al Brasil, están echando a perder este sector estratégico de la economía nacional…[email protected]