“Cuando se prendieron las luces de emergencia Ximena presintió que algo pasaba”

https://youtu.be/oAw_l-E9WT0ENTREVISTAErwin TumiriTécnico de vuelo de LAMIADesde la sala del hospital donde se recupera, cuenta detalles del vuelo de LaMia que acabó en tragedia. 71 personas fallecieronEl técnico de vuelo Erwin Tumiri es uno de los sobrevivientes de la tragedia del avión de LaMiaRoberto Navia EL DEBERCochabamba.- La habitación 105 de la clínica Belga de Cochabamba es la más visitada de todas. Es que ahí está internado Erwin Tumiri, el mecánico de avión de 26 años de edad que volvió a nacer el 28 de noviembre, al salir casi ileso del accidente aéreo de la compañía boliviana LaMia, que llevaba a 77 pasajeros en su vientre de acero, de los que solo seis lograron salvarse.Fue un lunes emotivo y agitado. Erwin había recibido durante todo el día a decenas de visitas, entre ellas, a su madre, a sus tres hermanas y a sus amigos del grupo de musical cristiano Ajayu, donde él toca instrumentos de viento. A las 18:00 se sentía agotado, pero una enfermera le llevó su regalo de la jornada: el pique macho (aunque sin locoto) que deseaba con toda el alma y que al verlo, dibujó en su cara una sonrisa amplia y de hombre sano.“Está cansado. Le dará una entrevista a EL DEBER, pero siempre que no le haga preguntas que le agite”, dijo uno de sus amigos de confianza. En una habitación amplia y sentado en su cama, estaba un Erwin sonriente, sin el protector de cuello con el que se lo había visto en la clínica de Colombia y a punto de empezar su cena.Erwin Tumiri¿Qué es lo primero que hará cuando mañana le den de alta?Estoy contento por una nueva oportunidad que Dios me ha dado y la aprovecharé al máximo para que los jóvenes conozcan más la palabra de Dios. Desde pequeño soy cristiano. De hecho, con mi grupo que está aquí siempre estamos tocando música cristiana, vamos a otros departamentos y países a tocar. Tenía que tocar este viernes, pero por la herida en la boca no puedo. Con esto me ha dicho que tengo que seguir, que aún no es mi hora. Pienso predicar la palabra del evangelio.¿Cómo está de salud?Estoy bien, no tengo ninguna fractura, solo cortaduras, lesiones de golpes. Me han hecho tomografías, rayos X… tantas cosas.¿Va a seguir trabajando como mecánico a avión?Claro, voy a seguir. Ese es mi trabajo, y seguir con el rubro aeronáutico, con mecánica y pilotaje. Soy piloto privado. Me falta hacer el otro, piloto comercial.¿Desde hace cuánto tiempo que es mecánico?Con la licencia, desde el 2015. Casi dos años. Pertenezco a una empresa de mecánica en Cochabamba que se llama Bacams.¿Era su primer vuelo con Lamia?Con LaMia Bacams ya había volado antes. Volé desde agosto con sus vuelos chárter. Con ellos ya hice como tres vuelos. Yo volé cuando llevamos a los equipos de fútbol de Venezuela y de Atlético Nacional.En qué consistía su trabajo?Que la aeronave esté bien, que esté todo tranquilo, que todo esté aeronavegable. Ese es mi trabajo, reabastecer combustible, chequear los aceites, bajo el reglamento que tenemos y el manual que tiene el avión.¿Según el plan de vuelo también?El plan de vuelo es aparte, de eso se encarga el despachador.Optimista. Tumiri llegó ayer al aeropuerto Jorge Wilstermann, luego fue internado en el hospital Belga¿Era la primera vez que pudo haber faltado combustible?No estoy tan seguro que sea el combustible. Yo te podría decir que sí, pero hay que esperar todavía las investigaciones y según eso iremos juzgando. Ahora se dice que es combustible y también podría decir eso, pero no estoy tan seguro.Usted, como mecánico, ¿sabe cuánto combustible llevaba el avión?Sí, sabía.¿En este caso del vuelo a Medellín?Yo llené todo el combustible a full, bien recargado.¿Eso le daba para llegar?Yo eso coordino con el despachador. Si el despachador me dice tantos litros, yo lo lleno, yo lo hago. En este caso me dijo que lo ‘fulee’ y eso hice. Luego yo le dije a YPFB (Yacimientos petrolíferos Fiscales Bolivianos) que haga una factura hasta Cobija. Pero, en el transcurso del vuelo me dijo Ángel, el ingeniero de vuelo, que ya no será hasta Cobija, sino hasta Medellín.¿Lo de la factura de Cobija era para reabastecerse?Sí. Pero como era de noche y todo eso, ellos ya sabían que el aeropuerto de Cobija no funciona en horario nocturno.¿Le sorprendió que no se haga reabastecimiento en Cobija? ¿No le generó una alerta?Sí, pero ellos son encargados de su propia administración, de su propio dinero. Parte desde la cabeza de ellos que vienen las órdenes. Yo tengo que cumplir. Mi función es chequear que el avión esté en buen estado y que esté llenado todo lo que tiene que llenarse: lubricantes, aceites, combustible.¿Era la primera vez que no se cargaba combustible, en un punto intermedio, antes de llegar al destino final?El llenado del combustible depende del despachador y del ingeniero que me dicen qué tanto. Ese día nosotros lo ‘fuleamos’, pero sí, hicimos la factura. (Los de YPFB) nos dieron papel para Cobija, por petición también del ingeniero que me dijo que hiciera eso. Ya estaban hechas las facturas hasta Cobija. Arriba, al momento de partir, le pregunté si íbamos a ir hasta Cobija y me dijo que no, que íbamos a ir directo. Eso me dijo el ingeniero Ángel.Su ubicación en el avión, ¿fue clave para salvar su vida?Sí, ha sido la voluntad de Dios que yo esté ahí. Yo iba en la parte de atrás, en los asientos reclinables, al lado de la puerta, donde van las azafatas.El técnico aeronaútico Erwin Tumiri, uno de los sobrevivientes de la tragedia aérea en Colombia¿Iba solo o al lado de alguna azafata?Iba solo. Separada por un asiento estaba la azafata Ximena (Suárez). Igual, ella estaba ‘shockeada’ después del impacto. Yo creo que ha sido por la adrenalina de ese momento que también la pude liberar de los plásticos con los que (Ximena) estaba envuelta. No me acuerdo bien. Parecía una pesadilla.¿Usted la ayudó a salir a Ximena?Sí, porque tenía todavía el arnés puesto. Y la ayudé y así subimos hasta el cerro a pedir auxilio.¿Es verdad que se puso maletas entre las piernas para afrontar el impacto?No, en ningún momento hice eso. Todo ya estaba listo para aterrizar. Nos habían dicho a la tripulación que nos sentemos y que nos pongamos los cinturones, que íbamos a aterrizar. Ese es el protocolo normal.¿Osea que no se puso en posición fetal?No, nada. Todos sentimos el descenso como si fuera un aterrizaje normal. Se apagaron las luces y se prendieron las de emergencia. Al instante se apagaron todas las luces y ya, ahí… ¡¡¡pummm!!!! sentimos el golpe. Cuando yo abrí los ojos estaba afuera del avión, boca abajo. Tras el impacto salí expulsado. No sé cómo me he levantado.¿Eso quiere decir que el piloto nunca les dijo que se haría un aterrizaje de emergencia?No, como le dije, sucedió el descenso de manera normal porque ya estábamos aterrizando.¿Qué hubiera pasado si desde la cabina les hubieran dicho que iba a darse un aterrizaje de emergencia?Yo creo que tal vez nos íbamos a alterar todos por la presión de ese momento, tal vez, no sé, pero íbamos a hacer el protocolo de seguridad. Pero, como no hubo ese aviso, no supimos nada, pensamos que era un aterrizaje normal.¿No hubo susto entonces?No. Cuando se prendieron las luces de emergencia, ahí sí. Ximena presentía algo. “Algo está pasando”, me dijo. Yo también recién me puse el arnés porque estaba solo con el cinturón de seguridad. Entonces me puse el arnés. En el momento del impacto me levanté, estaba boca abajo, afuera del avión. Ximena estaba al otro lado, envuelta con plástico, por la puerta del baño, no me acuerdo bien. Solo recuerdo como en pesadillas, de haberla sacado.