El MAS: entre el golpe constitucional y la “anulación del engaño”

Carlos Federico Valverde BravoComenzaron con sus consabidas bravuconadas y escalaron a lo “más alto de la desesperación” hasta llegar a anunciar un ‘golpe de Estado constitucional’ al proponer, primero, que tenían ocho puertas, y luego cuatro, para posibilitar la repostulación de don Evo Morales, lo que implica violar la institucionalidad estatal (republicana).Dejemos claro que, ‘MAS’ que puertas, estamos hablando de ventanas (el lugar para entrar les da lo mismo, les sirve hasta por debajo de la puerta), porque la repostulación de Evo Morales fue cerrada por el referendo del 21-F y esa decisión debe ser acatada.Buscar una ‘salida a la nicaragüense’ es no solo desconocer la tradición constitucional boliviana, sino desconocer el ‘contrato social’, que, si bien nos da derechos, nos establece también responsabilidades frente al Estado y la sociedad, y una de ellas, probablemente la más importante, es acatar lo que ese librito dice.Intentar cualquier ‘ventana’ (cuatro u ocho), sacar gente a las calles y caminos, hacer documentales sin precio definido, disfrazarse de víctimas, sugerir, como lo hizo el ‘embajador’ Kinn, de que hay que volver a preguntar porque “a lo mejor cambiaron de opinión” u otra imbecilidad parecida, si está destinada a imponer a Evo Morales, por sobre la Constitución, es un golpe de Estado. Plantear lo que sea, fuera de la Constitución, es, reitero, un golpe a la Carta Magna. Los populismos, en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y algunos otros países, usan la ‘voluntad popular’ como excusa para romper o violar la Constitución. Recordemos que la derecha usaba militares, y los populistas siguen usándolos para garantizar su golpe; al final es lo mismo: somos los ciudadanos y la población quienes vemos menoscabados nuestros derechos frente al poder, que cree que “gente en la calle da legitimidad”, cuando todos sabemos que el clientelismo y la prebendalización son la carta de presentación de la turba en la calle; el sello de esa práctica política. Ahora, como parece que lo que abunda en materia de estupideces y violaciones a la ley no daña, se les ocurre que hay que pedir la anulación del referendo (reconocimiento de que el resultado es válido), bajo el argumento de que “la gente fue engañada”. ¡Vaya! ¡Qué pueril (que tiene poco valor, poco interés o poca importancia) argumento! Muchos votamos No por la corrupción, por el despilfarro, por los abusos, por el narcotráfico y nos sentimos engañados. Hasta ahora somos conscientes de nuestro voto; somos muchos, cada vez más. ¡Qué ganas que tienen de golpear la Constitución! (a ver con qué otras ‘novedosas propuestas’ llegan en 2017).El Deber – Santa Cruz