El primer ministro teme que otra decisión de la comunidad internacional pueda acarrear sanciones contra Israel por la expansión de las colonias
El temor a sanciones
El primer ministro israelí considera que toda la estrategia ha sido diseñada por la Administración del presidente Barack Obama, de común acuerdo con el Gobierno francés, y por ello trata de anticiparse a las consecuencias de la conferencia de París con la orden tajante de cerrar filas y de evitar cualquier gesto que pueda ser entendido como una provocación a la comunidad internacional.Netanyahu teme que otra decisión de la comunidad internacional pueda acarrear sanciones contra Israel por la expansión de las colonias, así como contra los productos y servicios israelíes procedentes territorios ocupados. La resolución de la ONU sobre los asentamientos podrá ser también invocada ante la Corte Penal Internacional por crímenes de guerra causados por el desplazamiento forzoso de población, como anunció ayer el secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina, Saeb Erekat.El Ayuntamiento de Jerusalén tiene previsto aprobar mañana la construcción de 618 viviendas en tres distritos de la parte este de la ciudad, que fue anexionada por Israel tras la guerra de 1967, según aseguró el lunes The Jerusalem Post, aunque la alcaldía no ha confirmado aún su inclusión en el orden del día de la Comisión de Urbanismo.“Somos un país con orgullo nacional, y no pondremos la otra mejilla”, advirtió este lunes Netanyahu en un acto celebrado en Galilea. «Es una reacción sabia, agresiva y responsable, queremos dejar claro que lo ocurrido en la ONU es inaceptable. . Esta respuesta tendrá una importancia duradera a pesar de que vaya a haber uno o dos ataques contra nosotros en el mes próximo», dijo según recoge Haaretz.El ministro de Defensa, el ultraderechista Avigdor Lieberman, tampoco mantuvo la templanza que reclamaba el jefe del Ejecutivo, al calificar la conferencia de París de un nuevo “caso Dreyfus” contra Israel, en referencia a la condena por un delito que no cometió a un oficial francés judío a finales del siglo XIX, en un escándalo que se convirtió en emblema del antisemitismo. “No va ser una conferencia de paz, sino un tribunal contra el Estado de Israel”, advirtió Lieberman, que reside en un asentamiento de colonos al sureste de Belén.El Gobierno israelí ha responsabilizado a la Administración Obama del revés sufrido en Naciones Unidas, y así lo proclamaron el propio Netanyahu y varios de sus ministros el sábado y el domingo. El embajador israelí en EE UU, Ron Dermer, fue ayer más explícito en una entrevista con la cadena CNN al anunciar que aportará al nuevo presidente republicano las “pruebas irrefutables” sobre la presunta conspiración del mandatario saliente.“Estados Unidos orquestó el ataque al frente de una banda [contra Israel]”, dijo Dermer, “Estamos muy decepcionados. Los palestinos libran una guerra diplomática contra Israel y no quieren negociar la paz. Ahora una resolución les ha proporcionado munición para esa guerra”. El embajador aseguró que la Administración Obama se comporta como “un tren sin control”.
Fuente: elpais.com