Una breve historia de la maldición de la familia Lee

La muerte de Michael Massee, el actor que disparó la bala que mató a Brandon Lee mientras rodaban ‘El cuervo’, nos hace recordadr uno de los apellidos más castigados por la tragedia.

Brandon Lee, en el rodaje de

El pasado 20 de octubre moría Michael Massee. Un actor más conocido por su cara que por su nombre al que el mundo, en un año marcado por la tragedia, casi no lloró. Hasta en esto, por desgracia, sigue habiendo clases.

Y eso que Massee había participado a lo largo de su vida en más de 70 películas y series, algunas de ellas tan conocidas como Seven o Carretera Perdida. Aunque fue El cuervo la que le hizo copar más titulares en 1993. Y no por su trabajo delante de la cámara, sino por un accidente que ocurrió mientras rodaban este título maldito. Él fue quien empuñaba el arma que mató a Brandon Lee, el hijo de Bruce Lee. Una bala de verdad se había colado entre las de fogueo.

Aunque resultó la más mediática, la muerte de Brandon Lee solo fue la última de una serie de catástrofes que acecharon a su familia desde que sus abuelos perdieron a su primer hijo varón al poco de nacer. El aciago suceso los marcaría de por vida: desde entonces el patriarca vivió con miedo a su propia muerte y a la de sus vástagos. Y para su desgracia, sus presentimientos se materializaron uno por uno.

Las consecuencias no solo afectaron a sus familiares más queridos, también impresionaron al resto del mundo, que no pudo ver cómo la carrera de Bruce Lee prosperaba ni cómo despegaba la de su hijo Brandon.

engañando a los espíritus

Bruce Lee, el más popular de esta saga familiar, nació en San Francisco en 1940, en el Año del Dragón y a la Hora del Dragón. Su padre, Lee Hoi Chuen, era un actor chino reconocido que además cantaba bien y se encontraba de gira con la Compañía de Ópera Cantonesa por Estados Unidos. Su mujer, Grace, lo acompañaba en su estancia en el país donde dio a luz a su siguiente hijo: decidieron llamarlo Lee Jun Fan –que en chino significa “vuelve aquí”– porque de alguna manera sabían que este volvería cuando fuese mayor.

Sin embargo, el nombre con el que este niño sería conocido en todo el mundo fue idea de una de las enfermeras del hospital, que se lo propuso a sus padres para evitar problemas burocráticos. Claro que nadie se refirió a él por este apelativo hasta que ingresó en el colegio de enseñanza secundaria de Hong Kong.

Y a pesar de que su nombre oficial era Lee Jun Fan, la superstición de sus padres, que creían que sus hijos varones podrían estar maldecidos –ya habían pasado por un duelo– quiso que lo apodasen de manera cariñosa Sai Fon (Pequeño Fénix), un nombre que en China se usaba solo para las mujeres. El padre de Lee estaba convencido de que así impediría que, durante tres generaciones, los varones de su familia muriesen jóvenes.

Aunque para un occidental esta tradición podría resultar extraña, no era más que un procedimiento habitual en su cultura. La mujer de Bruce Lee, Linda Lee Cadwell, en la biografía The Bruce Lee Story se refiere a este episodio: “El señor y la señora Lee habían perdido a su primer hijo y, de acuerdo con la tradición china, cuando los siguientes hijos nacen, se les llama por un nombre de chica para confundir a los espíritus que podrían robar sus almas”.

desafiando las reglas

Tres meses después de nacer, Bruce Lee hizo su primera aparición en una película junto a su padre. El pequeño pasó toda su infancia entre bastidores y en ocasiones incluso ejerció de acompañante durante sus eternas giras. Desde muy pronto, supo que seguiría sus pasos: al fin y al cabo, los contactos en el mundo del cine ya los tenía, así que no sería demasiado complicado emularlo. De hecho, su primer trabajo como actor fue a los seis años. Por eso cuando cumplió la mayoría de edad ya podía presumir de haber participado en una veintena de filmes.

Bruce Lee, la leyenda.

Pero ese estilo de vida tenía un precio: su padre estaba fuera de casa la mayor parte del tiempo y, aunque estuviese presente, era habitual que sus pensamientos estuviesen lejos de allí debido al opio. Lee, por su parte, se encontraba cómodo en las calles de Hong Kong, que bullían con la urgencia juvenil de las pandillas de chicos que no tenían nada que perder.

Pasó su adolescencia enfrentándose con ellos y usaba sus puños, y en ocasiones también cadenas, para amedrentarlos. Años después, Lee le dijo a sus padres que quería ir a clases para aprender a defenderse y su primer profesor, el maestro Yip Man, le enseñó kung fu. Pero a pesar de que esta era su afición predilecta, también destacó como un buen estudiante y tuvo tiempo para ganar un concurso de chachachá a nivel nacional en 1958.

De todas formas Bruce n unca se sintió cómodo con las reglas marcadas y su corta impronta vital desafío todas las convenciones tanto en el mundo de las artes marciales como en su forma de entender el cine.

fatal casualidad

A los 32 años, Bruce Lee había dejado Los Ángeles, donde compartía su vida junto a su esposa y sus hijos Brandon y Shannon, para probar suerte en Hong Kong. En Seattle tenía su propia escuela de artes marciales y podía presumir contar con el actor Steve McQueen como cliente. Además, había protagonizado la serie El avispón verde con bastante éxito y poco a poco iba consiguiendo pequeños papeles.

Aun así, sentía que en Estados Unidos no alcanzaría el éxito que buscaba. Fue su país el primero que lo encumbró: allí dirigió, escribió y protagonizó El furor del dragón junto a Chuck Norris; y al año siguiente, Warner Bros adquirió Operación dragón. La película se estrenó en julio de 1973, solo seis días después de su muerte, y lo convirtió en un ídolo de masas.

Para algunos, que su fallecimiento coincidiese con el cénit de su popularidad en Estados Unidos no fue una mera coincidencia. Estas voces sostienen que la mafia china ya había amenazado a Bruce Lee en numerosas ocasiones. Que no estaban contentos con que este propagase sin ningún pudor las enseñanzas de las artes marciales. Al fin y al cabo, estas son un conjunto de técnicas secretas que se transmiten de generación a generación.Hasta el momento, sus apariciones en series y películas no habían tenido tanta repercusión, pero las cifras habían dado un vuelco y a pesar de que Lee no había sido el primero en hacerlo, era el más internacional de todos ellos.

El día de su muerte Lee se había citado con el productor de cine Raymond Chow y la actriz Betty Ting Pei para hablar sobre el guión de su nueva película, Juego con la muerte. Es a partir de este momento en el que las malas lenguas comienzan a especular: algunos aseguran que Bruce y Ting Pei –con la que tenía una aventura, según ellos– se habían quedado solos y después de que él se quejase de un dolor de cabeza, ella le había dado un analgésico y había muerto. A este respecto, la actriz aseguró que estas suposiciones eran producto de conspiraciones interesadas en buscar una explicación morbosa a la muerte del actor.

Veinticinco años después, y harta de las habladurías, la mujer de Lee envió una carta abierta al periódico Los Angeles Times para refutar la versión más extendida –y en la que una periodista de la casa también había incurrido– asegurando que la muerte de Lee se debía a una sobredosis de aspirina. También relacionaba a su marido con el consumo de cannabis.

En concreto, Linda aseguraba en la carta que Bruce había muerto de “un edema cerebral causado por una hipersensibilidad a un ingrediente de una medicación que tenía prescrita llamada Equagesic”, y se quejaba de las habladurías que relacionaban a Lee con la actriz Ting Pei. De hecho, Bruce Lee falleció en el hospital y no en su casa, como algunos apuntaron.

UN FINAL INESPERADO

Dos décadas después se estrenó Dragón, la vida de Bruce Lee, una película en la Jason Scott Lee –que pese al apellido no tenía nada que ver con el malogrado actor–interpretaba a la estrella y luchaba contra un demonio que se dedicaba a amedrentar a su familia. Lo extraño del filme es que durante la última confrontación, el interés del monstruo se esfumaba y comenzaba a interesarse por su hijo, Brandon, que estaba iniciándose en el mundo del cine. Dos meses antes del estreno de este biopic, el primogénito de Bruce falleció con solo 28 años.

Era el 30 de marzo de 1993 y estaba terminado de grabar El Cuervo, una película en la que interpretaba a Eric Draven, un hombre que después de haber sido asesinado vuelve a la vida para vengarse. El actor Michael Massee, que daba vida a Funboy, dispara al personaje que interpreta Brandon con una Magnum 44. Por eso, cuando este se cae al suelo, los miembros del equipo creen que solo está actuando.

Sin embargo, una mancha de sangre los alerta: el abdomen del actor no deja de sangrar; las balas no eran de fogueo sino de verdad. El equipo llama a una ambulancia y Brandon llega a un hospital cercano en donde se enfrenta a una operación de doce horas, pero no logra sobrevivir. Junto a él se encuentra su madre. Entonces solo quedaban ocho días para finalizar el rodaje, que había estado trufado de accidentes, pero ninguno de ellos mortal como el de ese día.Si los acontecimientos no hubiesen sido así de nefastos, Brandon habría visto cómo una nueva dirección en el mundo del cine se desplegaba ante sus ojos. “No quiero que se me recuerde como ‘el hijo de Bruce Lee’”, confesó antes de su muerte. Quería distinguirse del legado que había dejado su padre y ampliar su repertorio como actor. Además, se iba a casar con su prometida, Eliza, meses más tarde en México.A esta suma de casualidades trágicas se une la muerte del patriarca de la familia, Lee Hoi Chuen, que fallece una semana después de que Brandon nazca. Sin olvidar que cuando Bruce Lee fallece, se encuentra inmerso en El juego de la muerte, un proyecto que años más tarde verá la luz porque se completa con material de archivo.En la película, en la que Lee se interpreta a sí mismo, un grupo de criminales que quieren que trabaje para ellos lo persiguen. Al final acaban con él con un arma de fogueo cuando este se encuentra en un rodaje. Se estrenó en 1978, quince años antes de que su hijo Brandon muriese en las mismas circunstancias.Fuente: revistavanityfair.es