Norma Yalila Casanova*
Es el día del padre, fecha en la que a pesar que ya no está físicamente el mío, evoco su voz, las enseñanzas, los consejos y su incondicional “una vez más”, “vos podes”, “me siento orgulloso de ustedes”. Mi padre fue un hombre responsable, amoroso, estricto, el mejor maestro, un gran ingeniero de nuestra vida, buen compañero de viaje, el copiloto más nervioso y crítico, el cocinero más práctico y el mejor amigo.
Para muchos niños, niñas, hombres y mujeres adultas, es el ausente más sentido. A cambio la sociedad ha sobrecargado a las madres el rol de padre y madre, como si el padre sólo fuera el proveedor. No se debe seguir socapando a los malos padres elogiando a las madres en este día, el rol del padre es irremplazable en la vida de los hijos/as.El adjetivo de ‘buen padre’, fue difundido por las sociedades de consumo, a aquellos hombres que satisfacen las necesidades materiales, dejando en segundo plano las necesidades afectivas y emocionales. La misma sociedad de consumo pone a disposición obsequios, regalos y los festejos se hacen visibles en oficinas y establecimientos, incomodando a los que no pueden pagar un regalo que compense el amor incondicional de un buen padre.Es necesario hacer visible al mal padre, al que deja abandonado a sus hijos, el que golpea con el puño y la palabra de manera perversa. Es así, que encontramos niños en la calle trabajando, juicios con petición de pensión y hombres resentidos por la violencia que sufrieron de su progenitor.Felicitamos a los padres que han logrado vencer las taras sociales atribuidas al macho y comparten el gozo de ver crecer a sus hijos e hijas en una cordial y amena convivencia familiar. El buen padre que llega a tocar las fibras emocionales y las psíquicas de manera positiva en sus hijos, les hereda libertad, los guía sin agresividad, les regala firmeza motivada, acciones positivas razonadas y los conduce por el camino de los valores para también ser padres responsables.*Socióloga e Investigadora IIES-JOM[email protected]