Extravíos del proceso de cambio

Arturo Yáñez CortesEl ejercicio sostenido del poder produce graves efectos tanto para quienes lo ejercen, como para quienes lo padecen, los que se multiplican cuando, como aquí ocurre, tal ejercicio perdura por laaargos años e incluso, se delira meterle no más muchos otros, al peor estilo de la vejestocracia cubana.Esos extravíos prueban a mi juicio (asumo el riesgo de aburrirles al repetirlo nuevamente) aquello del famoso Acton: “El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”, pues sostengo que precisamente uno de los peores “problemas” de aquel ejercicio, tiene que ver con la corrupción, “micro corrupción no más”, según el jefazo.Aunque much@s parecen estar acostumbrados o resignados, de tanto ver desfilar actos cotidianos del poder que caben dentro del más elemental de los entendimientos de corrupción (desvío de recursos públicos para fines particulares), traigo a colación la que creo que constituye la forma más común y cotidiana de corrupción, que reitero, de tanto repetirse, parece hasta pasar desapercibida.Es la terrible confusión por parte de quienes ejercen el poder, entre la cosa pública (que es de todos nosotros) y sus intereses particulares, privados por donde se los vea. Es que nuestros recursos públicos (de usted, de mí) se los usa no para beneficio de la colectividad, del pueblo como cacarean los demagogos, sino simple y llanamente, se los dilapida para beneficio de quienes hoy administran el estado y se comportan como si fueran sus dueños absolutos.A la prueba me remito: para lograr que los funcionarios públicos (servidores, es mucho decir) asistan a la marcha voluntariamente obligada del día de la mentira, al gobernador (trucho) de Chuquisaca no se le ocurrió mejor idea que, decretar horario continuo en la administración pública, cual si se tratara de una actividad de interés público y no, una actividad partidaria. La Contraloría hizo, mutis por el foro. La Fiscalía, ni hablar, ocupada en revivir vejestorios del siglo pasado.Otro: en un plausible acto de cumplimiento de su deber, dos varitas le pusieron grampas en plena plaza 25 de Mayo al vehículo del citado funcionario, pues su chofer, lo dejó mal estacionado. El hecho tuvo una enorme cobertura en las redes sociales y en algunos medios, ante lo cual, más rápido que un rayo, el mismísimo director de tránsito acudió personalmente, al parecer a presentar sus disculpas ante tamaña afrenta causada por sus varitas irresponsables que cumplieron con su deber legal e incluso, se acaba de saber que los cumplidores varitas ya están camino al exilio (cambio de destino, en jerga policiaca) y no fuera de extrañar que previamente hayan recibido una chocolateada, de esas de campeonato. Sus “camaradas”… chitón no más… (No vaya a ser corran la misma suerte).Los anteriores recientes ejemplos, no son lamentablemente acontecimientos aislados sino, se multiplican en lo más alto de la administración, piensen en los partiditos de fútbol de su jefazo, que son sistemáticamente transmitidos en vivo y directo por el Evochannel, con un gasto absolutamente dispendioso de, otra vez, nuestros recursos públicos. El avión presidencial es usado, cual si se tratara del vehículo particular del jefazo, para atender todo tipo de actividades particulares y partidarias, que no hace a su función de bien público. ¿Alguien percibió la diferencia? Parece que muy pocos… Transparencia Internacional, resalta: “La corrupción es el abuso del poder encomendado para beneficio propio, perjudica a todos aquellos cuya vida, sustento o felicidad dependen de la honradez de quienes ocupan un puesto de autoridad”.