Médicos de Cuba cuidan las 24 horas la salud de Evo

El médico de la Casa Militar es cubano. Cuando lo operaron de la rodilla, los caribeños supervisaron los tratamientos sugeridos. Cuba no cobra por atenderlo

Una vida ajetreada el presidente da discursos todos los días en entrega de obras. Cerca de las efemérides, Morales puede dar hasta cinco discursos en una jornada



Pablo Ortiz

No cambió nada. En la madrugada del miércoles 8, horas después de llegar de Cuba donde había estado internado seis días, Evo Morales entró al Palacio Quemado para celebrar la reunión de gabinete de las cinco de la mañana. Cuando acabó, promulgó la Ley General de la Coca y pronunció un discurso que superó la hora. Después se fue a El Alto y entregó una escuela del programa Evo cumple y habló por media hora más, todo lo contrario de lo que debe hacer alguien que sufre de una verruga en las cuerdas vocales, cuyo tratamiento incluye un silencio de convento medieval.

A los 57 años, Morales lleva una vida agitada y debe ser difícil ser su médico. Juega fútbol casi todos los días con una rodilla operada dos veces, con un tabique desviado y un problema de sinusitis, con una carraspera en la garganta que no lo abandona desde que dio su informe de más de cinco horas ante la Asamblea Legislativa Plurinacional, el 22 de enero, y que se ha vuelto recurrente desde 2013, cuando tuvo que parar una semana por una afección similar. A eso se le suma una inflamación en el abdomen, que lo tuvo a maltraer durante los días de Carnaval, tanto así que se perdió la challa del Palacio, una de las fiestas que más disfruta. Esta vez, Morales se asustó. “Estuve dos días sin dormir por el dolor”, confesó cuando volvió de Cuba.

Reymi Ferreira, ministro de Defensa, tiene bajo su mando la Casa Militar, la encargada de darle seguridad al presidente, y explica que Morales tiene un médico de cabecera, que está permanentemente con él. “Antes de irse a Cuba, tenía un cuadro de alergia, de dolor permanente, de estrés y una molestia en el abdomen. Llevaba un mes y medio de afonía, dolor de cabeza, le dieron diferentes diagnósticos, pero no se curaba”, cuenta Ferreira, que añade que el médico de la Casa Militar es cubano y que desde que se lo operó de la rodilla ha sumado al equipo de trabajo a un fisioterapeuta, también cubano.

Dos ‘ángeles’ del CaribeYa sea por una cuestión de confianza o de seguridad, Evo Morales siempre está acompañado de dos médicos cubanos cuando lo ve un especialista nacional. Incluso cuando fue tratado de la rotura de ligamento cruzado en su rodilla derecha, ellos supervisaron el trabajo y el diagnóstico de los médicos bolivianos. En las revisiones estuvo presente la ministra de Salud, Ariana Campero, también formada en Cuba, que no abandonó la sala, incluso cuando el presidente fue puesto en calzoncillos para ser tratado. 

Campero guarda silencio sobre la salud del presidente. Esta semana se limitó a decir que Morales tiene una “tumoración” de uno a dos milímetros en las cuerdas vocales y que siempre son benignas. Ahí saltaron los médicos locales. Aníbal Cruz, presidente del Colegio Médico de Bolivia, aseguró que en el país hay profesionales capaces para tratar al mandatario. Ferreira, al igual que varios ministros, aseguró que Morales fue visto por varios profesionales bolivianos, pero que no le daban solución al cuadro, que cada día se volvía más doloroso. 

Luego de reconocer que la ley da el derecho al paciente de elegir con quién tratarse, Cruz pidió los nombres de los médicos que vieron al mandatario. Es que nadie, ningún galeno boliviano, comentó que atendía a Morales. En los corrillos virtuales de la medicina nacional, cada vez que un profesional atiende al presidente o al vicepresidente, la noticia vuela. Esta vez, el silencio era total. Cruz consultó al Colegio Médico de La Paz, a la Sociedad de Otorrinolaringología y nadie levantó la mano para hacerse cargo de la revisión del mandatario. “Pedimos los nombres porque las declaraciones han dejado mal parados a los médicos de Bolivia, no con la intención de levantar polémica”, dijo Cruz.

SolidaridadNo es la primera vez que Evo Morales se trata en Cuba. “Desde antes que sea presidente ya lo trataban allá”, recuerda Ferreira. Es más, la confianza en la medicina cubana de Morales es tal, que incluso su hermana, Esther, fue operada por médicos cubanos en La Paz en diciembre de 2015. “Una de las cosas buenas que tienen los cubanos es el silencio. No te van a hablar nunca de lo que han hecho”, dijo un miembro del Gobierno al que se le consultó sobre el rol de los médicos en la salud presidencial. 

El silencio es por procedimiento, no porque haya información oculta, aclaran. Ferreira dice que el diagnóstico es contundente: una verruga en las cuerdas vocales. Nuestro músculo del habla es una especie de cortinas de dos piezas que se abren, cierran y rozan para producir sonidos. Por lo general, en el 90% de los casos, los tumores son benignos. 

Además, según Ferreira, le drenaron el líquido que le producía la sinusitis y el problema de la hinchazón abdominal fue diagnosticada como producto del estrés. Morales tiene cicatrices de operaciones antiguas en el abdomen y los médicos consultados aseguraron que el presidente siempre se hace revisar por seguridad. 

Un miembro de la diplomacia caribeña dijo que no solo Evo Morales se trata en Cuba, sino que hay mandatarios y altos dignatarios de todo el mundo que acuden con sigilo a la isla para recibir algún tratamiento. 

No se trata solo de tener equipos de alta tecnología. Cuba es pionera en tratamientos contra el cáncer de pulmón, con una vacuna que es estudiada por Estado Unidos en este momento, tiene terapias antitumorales en la cabeza, operaciones para el párkinson y procedimientos que han demostrado ser eficientes con problemas que parecían insolubles como el pie diabético.“Incluso algún ministro, aprovechando una visita oficial a Cuba, ha aprovechado para hacerse ver”, confiesa Ferreira.

El mismo presidente ya fue intervenido de su tabique desviado por médicos cubanos en 2009, pero la operación se realizó en La Paz, no en La Habana.

Historia clínica presidencialDurante esa operación, el entorno del presidente mantuvo un silencio sepulcral. Fue el entonces mandatario venezolano, Hugo Chávez, el que daba informes sobre la salud de su amigo. No sabía que cuatro años más tarde, sería Evo Morales el que lo visitaría en Cuba, donde trataba de vencer un cáncer que lo llevó a la tumba. Había sido detectado tarde.

La salud de los mandatarios del giro a la izquierda sudamericana no ha sido la mejor. Néstor Kirchner murió de una complicación cardiaca cuando su esposa Cristina era presidenta. 

Ella misma, cuando aún gobernaba en Argentina, fue diagnosticada con cáncer en la tiroides. Fue atendida en una clínica privada de Buenos Aires y, luego de que le extirparon la glándula, iba a ser tratada con yodo radiactivo, pero se determinó que hubo un error de diagnóstico, que nunca había tenido cáncer y que sus nódulos eran benignos. El diario Clarín calificó el error como una “mutilación innecesaria”. Desde la clínica aseguraron que la presidenta fue parte de esos falsos positivos que se cuelan al 2% y al 4% de todos los diagnósticos que realizan.

Antes de llegar al poder, la ex presidenta brasileña Dilma Rousseff tuvo que vencer un cáncer linfático. Lo padeció en 2009 y se trató en la Clínica Sirio-Libanés de San Pablo. En ese mismo lugar venció su cáncer de laringe, luego de una operación y de someterse a quimioterapia. Acababa de dejar el poder.

El último paciente presidencial fue el colombiano Juan Manuel Santos, que fue operado en su país de cáncer de próstata en 2012. El año pasado, ante el temor de una recaída, Santos viajó hasta una clínica de Baltimore, en Estados Unidos, para ser examinado. Ante tanta epidemia presidencial en la región, una publicación de WikiLeaks, citada por el semanario América Economía en 2010, aseguró que Evo Morales también tenía cáncer, algo que fue desmentido inmediatamente. “Evo no tiene nada raro. Le realizaron tomografías en Cuba y está bien”, contó el ministro Ferreira.

TemoresEvo Morales y sus ministros no corren a Cuba cada vez que les duele una muela. Suelen tratarse en la clínica Los Olivos de Cochabamba, donde atiende el hermano del vicepresidente Álvaro García Linera. Cruz dice que eso prueba que aquí hay médicos capaces. “El presidente está jugando fútbol menos de un año después de ser operado de ligamento cruzado y el vicepresidente nunca más tuvo problema por su hernia de disco”, explicó. Ambos fueron operados en Los Olivos.

En el gabinete de ministros la salud dejó de tomarse a la ligera el año pasado. Ferreira explica que lo que pasó con el ministro de Gobierno, Carlos Romero, fue ejemplificador. Su colega de Defensa explica que no le hicieron un buen diagnóstico y que casi se muere. “Si llegaba a la consulta unas horas después, se moría”, dijo Ferreira.

Romero estuvo internado entre finales de abril y principios de junio del año pasado por dengue hemorrágico. El presidente Morales, el 27 de mayo de 2012, agradeció a los médicos bolivianos y cubanos que le salvaron la vida. Sin embargo, Romero no llegó de forma directa al diagnóstico de dengue. Sospechaban que tenía cáncer de estómago y estaba a punto de buscar ayuda en Argentina. Fueron dos meses que el ministro peregrinó por médicos y que prácticamente no pudo aparecerse por su oficina. “En Cuba no solo hay alta calidad de los médicos y de los equipos, sino que la medicina no es vista como un comercio, no se cobra nada. El comercio de la medicina es un drama en América Latina”, opinó Ferreira.

Sin embargo, Cruz cree que en Bolivia hay conocimientos suficientes para tratar cualquier dolencia, lo que faltan son equipos. Él mismo , que es un cirujano experimentado, reconoce que tuvo que salir del país para hacerse un tratamiento que requería un equipo que no había en Bolivia. “Esto es una llamada de atención al Estado. ¿Qué pasa con la gente que no tiene recursos? Se tiene que trabajar para que el último ciudadano pueda tener acceso a un sistema de salud de alta tecnología”, reclamó. 

NeoliberalesNunca se ha visto a ningún presidente boliviano hacer la cola para conseguir ficha en la Caja Nacional de Salud ni esperar meses para que les toque el turno de hacerse una operación. Más allá de los protocolos de seguridad y de que la Casa Militar siempre tenga un ítem de médico, los presidentes de la democracia pactada tenían la ayuda de Estados Unidos, cuando sufrían de alguna afección de salud.El caso más recordado es el del expresidente Hugo Banzer. En junio de 2001, el general fue llevado a Estados Unidos en un avión ambulancia enviado desde el país del norte. Lo trasladaron hasta Washington y lo internaron en el Walter Reed, un hospital militar en el que cerraron un piso para atender al entonces presidente de Bolivia. Allí le realizaron una biopsia que casi lo mata.

Tuvo que ser reanimado en el quirófano y descubrieron que su cáncer de pulmón había hecho metástasis en el hígado. Tras un mes internado, Banzer regresó al país para entregar el poder a Tuto Quiroga, que juró como presidente el 6 de agosto de 2001. Banzer, uno de los hombres que más tiempo permaneció en la Presidencia de Bolivia (había sido dictador entre agosto del 71 y julio del 78), falleció el 5 de mayo de 2002, antes de que se cumpla el periodo presidencial que se ganó en las urnas.

Jorge Landívar, que fue ministro de Informaciones de Banzer, explica que el entonces presidente fue tratado en un hospital militar, que, además de su condición de mandatario, ayudó que era un uniformado. “Tanto es así que trajeron a Bolivia un avión militar y se lo llevaron acompañado y cuidado por especialistas médicos que eran también militares”, cuenta.

Cuando se le consulta quién pagó la cuenta de cerrar todo un piso de un hospital estadounidense para Banzer, Landívar dice que hubo un tratamiento diferenciado, que se tomó en cuenta que era un jefe de Estado, se lo trató como tal, y que no pagó nada, tanto por su condición de militar como por una gentileza del Estado estadounidense “con el dignatario de un país amigo”.Otro exministro de la democracia pactada que fue consultado, contó que los favores de salud de Estado Unidos no solo llegaban al presidente, sino que si un familiar cercano de algún alto funcionario estaba afectado de salud, alguien de la embajada ofrecía la colaboración estadounidense para curarlo.  

Lo que sigue En abril, Evo Morales deberá volver a Cuba para que le extirpen el nódulo benigno que le provoca la ronquera. Aseguran que no se lo retiraron en esta ocasión porque estaba bajo medicamentos que hacían poco prudente la operación. El cirujano Cruz explica que  es una operación ambulatoria, es decir que el paciente es dado de alta el mismo día, pero con anestesia general. “Más tiempo lleva preparar al paciente que la operación en sí”, cuenta.

Evo Morales será dormido, entubado y le retirarán el nódulo con una pinza. “Lo difícil será mantenerlo callado los días que indica la recuperación”, bromea Ferreira  

Fuente: eldeber.com.bo