El hombre al frente del país que quiere eliminar a todos sus homosexuales

Ramzam Kadyrov tiene 40 años, 12 hijos, 2,6 millones de followers en Instagram y han intentado matarlo diez veces.

Ramzam Kadyrov sonríe.

Ramzam Kadyrov tiene 40 años, doce hijos, 2,6 millones de seguidores en Instagram y ha sufrido diez intentos de asesinato. Su padre fue presidente en Chechenia –también lo asesinaron– y su hija Khadizhat fue nombrada el año pasado la niña más lista del país. En septiembre de 2016 ganó las elecciones con un 99,48% de los votos. Colecciona coches de lujo y dagas. Ha boxeado con Mike Tyson, ha comido con Gérard Depardieu y jugado al fútbol con Maradona y Figo. En 2011 celebró su 35 cumpleaños con una gigantesca fiesta en Grozny a la que acudieron Hillary Swank, Jean-Claude Van Damme –que durante su discurso pronunció mal el nombre del país– Vanessa Mae y Seal y se emitió por televisión en la cadena pública. Cuando algunos periodistas le preguntó de dónde venía el dinero para todo aquello, él dijo: “Nos lo da Alá”.Actualmente, y bajo su mandato, cientos de homosexuales están siendo secuestrados, torturados y asesinados en Chechenia. Las lustrosas calles de su capital Grozny, reconstruida tras dos guerras y bajo el control de Putin –el mismo que dio todo el poder a Kadyrov y que lo considera, según analistas internacionales, “un hermano pequeño”–, cuentan con rascacielos, restaurantes internacionales, hoteles de lujo y la mezquita más grande de Europa. En medio de ese paisaje de postal, hombres homosexuales están siendo secuestrados por coches oficiales (pero sin matrícula) y llevados a un campo de concentración que no existe en los mapas y del que a veces vuelven y a veces no.Los métodos son escalofriantes no solo por las técnicas de tortura utilizadas, de las que ha dado buena cuenta The Guardian –uno de los hombres que logró escapar de la prisión habló de sesiones de electroshock a diario y golpes con palos– sino por la manera en que las autoridades pretendían obtener los nombres de otros hombres sospechosos de ser homosexuales: si los hombres torturados no hablaban, sus captores esperaban a que algún amigo lo llamase al móvil al encontrarlo desaparecido o sencillamente navegaban entre sus contactos para extender así la red de posibles homosexuales. Así de cruel, así de cateto.Eso ocurrió, por ejemplo, a Adam, el hombre que ha hablado para The Guardian. “Un amigo gay me llamó y, con una voz normal y calmada, sugirió que nos viésemos. Le conocía desde hacía tiempo, así que no sospeché nada”. Pero cuando llegó al lugar donde su amigo le había citado había seis hombres uniformados esperándole y acusándolo de ser gay. Tras ser introducido en una furgoneta, fue conducido al centro detención y obligado a dormir en un suelo de cemento durante solo cuatro horas al día. El resto del tiempo, los guardianes se turnaban para entrar y golpearlo. A veces obligaban a los presos a golpearse entre sí.Periodistas del diario Novaya Gazeta, que hoy corren peligro, afirman que tienen pruebas de que al menos tres hombres han sido asesinados durante esas torturas. En otros casos, algunos presos son liberados cuando sus familias los reclaman. Pero en ocasiones no es para salvarlos de la muerte en el campo, sino para asesinarlos ellos mismos. El crimen de honor es común con los familiares homosexuales. Adam, según contó a The Guardian, tuvo oportunidad de huir cuando su padre amenazó con usar la violencia contra él. Otros no pueden. El propio secretario del presidente Kadyrov lo confirmó con sorna: “No puedes arrestar ni maltratar a gente que, simplemente, no existe en esta república”, dijo Alvi Karimov a la agencia de noticias Interfax el pasado sábado. “Si gente así existiese en Chechenia las fuerzas de la ley no tendrían que preocuparse por ellos, porque sus propios familiares los hubiesen enviado a un sitio del que no se puede volver”.

«Si gente [homosexual] existiese en Chechenia las fuerzas de la ley no tendrían que preocuparse por ellos, porque sus propios familiares los hubiesen enviado a un sitio del que no se puede volver»

Kadyrov, con sus modos de dictador, ha creado una sociedad en la que la homosexualidad es vista no solo como una mancha personal, sino para el resto de la familia. Los homosexuales que logran escapar de Chechenia ven Rusia –un lugar donde la ley prohibe “la propaganda a favor de la homosexualidad” y las burlas e insultos a homosexuales grabadas en vídeo son una práctica habitual en la red, probablemente uno de los peores países del mundo civilizado donde ser homosexual– como un paraíso de libertad.Y la purga homosexual es solo una burla más de Kadyrov a los derechos humanos. Bajo su responsabilidad, según diversas organizaciones internacionales, podría estar la muerte de la periodista Anna Politkovskaja, la activista Natalya Estemirova y su exguardaespaldas Umar Israilov (que dio detalles sobre su vida con él para el New York Times). En marzo de 2009, según The St Petersburg Times, explicó por qué siete mujeres que habían sido asesinadas por sus maridos merecían la muerte. Dos años después reveló a un periódico ruso que estaba buscando una segunda esposa, pero no encontraba ninguna lo suficientemente bella.

El 4 de abril, apenas 72 horas después de que Novaya Gazeta publicase las noticias sobre los campos de concentración, Amnistía Internacional exigió una investigación y una intervención en el país. En Francia, en plena campaña electoral, todos los candidatos han condenado estos hechos excepto Marine Le Pen y François Fillon. El Departamento de Estado de EE.UU. ha hecho público un escueto comunicado donde se pide la liberación de cualquiera “detenido sin pruebas” en Chechenia, pero no hace mención de la protección y ayuda que merece la población LGTB del país. Boris Johnson, ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, pidió a Rusia una investigación del asunto 13 días después de que las terribles noticias apareciesen en los medios internacionales. Y Alfonso Dastis aún no se ha pronunciado al respecto.

En una escena de El diario de Bridget Jones, el conflicto de Chechenia se usaba en un gag en el que la protagonista (al igual que Jean Claude Van Damme) se veía incapaz de pronunciar el nombre del lugar y practicaba en casa mientras pasaba el aspirador. Decidida a parecer lista y comprometida ante su primera cita con el compañero de trabajo del que estaba secretamente enamorada, sacaba a colación el país (entonces inmerso en la Segunda Guerra Chechena, que dejaría más de cuatro mil muertos) y le preguntaba: “¿Qué opinas de la situación en Chechenia?”, a lo que él respondía: “Me importa un carajo, Jones”. Las dos líneas de diálogo, aparentemente intrascendentes y que simplemente servían de introducción a una escena con mucha más miga, aparecen desde entonces en las listas de mejores frases de la película. Algo que ningún fan comprendía, pero hoy toma cierto aire profético.

Hillary Swank pidió perdón por su asistencia a la celebración de un semejante mandatario. A día de hoy resulta un misterio qué pudo atraer a Kadyrov de Swank, una actriz que saltó a la fama gracias a una película como Boys don’t cry, una de las primeras en llevar a los Oscar la problemática LGTB. Probablemente a Kadyrov le atrajo esa escena en la que su protagonista, el transexual Brandon, es asesinado a tiros y puñaladas cuando intentaba empezar una nueva vida. El cine es un continuo hervidero de ideas para los tiranos más sanguinarios. A Kim Jong Il le encantaba Su actriz favorita era Elizabeth Taylor y creó la que fue en su momento la filmoteca más grande del mundo. También creó varios campos de concentración. En ellos siguen muriendo a día de hoy inocentes sin motivo, sin juicio y sin nombre.

Fuente: revistavanityfair.es