El Eurogrupo desbloquea el pago de 8.500 millones del rescate a Grecia

El acuerdo permite al país heleno cumplir con sus compromisos de julio

El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, con sus homólogos francés, griego y europeo, en Luxemburgo.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, con sus homólogos francés, griego y europeo, en Luxemburgo. EFE

Grecia sigue paseando por el abismo sin despeñarse. Los ministros de Finanzas del euro acordaron esta noche en Luxemburgo liberar fondos del rescate a Grecia, que afronta importantes vencimientos de deuda en julio. El desbloqueo del los 8.500 millones (de los cuales 7.700 millones se entregarán a principios de julio en su mayor parte para afrontar el pago de deuda y el resto tras el verano) era esperado desde hace meses después de que Atenas aprobara una nueva ronda de medidas de austeridad en aspectos tan sensibles como las pensiones. Nadie quería aplazar el problema a la cumbre de jefes de Estado de la próxima semana en Bruselas, con el consiguiente ruido de sables en torno a la suspensión de pagos.



Además, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde propondrá a la institución participar en el vigente plan de rescate a Grecia con hasta 2.000 millones de dólares, condicionando su ayuda a un alivio de deuda efectivo. «Ha habido progresos claros pero el FMI considera que hay que hacer más y que los socios necesitan más tiempo para concluir el proceso de identificar las medidas sobre la deuda», dijo Lagarde.

A su llegada a la reunión, los responsables de Finanzas se mostraban confiados en desencallar la situación tras el enésimo tropiezo del encuentro celebrado el mes pasado en Bruselas. El mensaje optimista adquirió la categoría de mantra. «Un acuerdo hoy no solo está al alcance de la mano, sino que es necesario e indispensable», ha subrayado el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici. «Parece que el Gobierno griego ha tomado todas las medidas que se habían acordado en términos de pensiones, impuestos y liberalización», declaró el ministro español, Luis de Guindos. «Confío en que alcancemos hoy un acuerdo sobre el pago del siguiente tramo», afirmó el alemán Wolfgang Schauble. El más gráfico fue el eslovaco Peter Kazimir: «Felicidades a Tsakalotos por todo el trabajo hecho. Va a volver a casa con una maleta llena de dinero», señaló en su cuenta de Twitter en referencia al responsable de Finanzas heleno.

Dados los precedentes, el optimismo que destilaban los líderes europeos a su llegada necesitó de la confirmación por la vía de los hechos. El desembolso permitirá liberar nuevos préstamos del tercer programa de rescate, dotado con 86.000 millones de euros, de los que ya se han pagado 31.700 millones. Pero sobre todo, alejar el fantasma de un verano movido coqueteando con el impago.

Los indicadores económicos de Atenas han mejorado en los últimos tiempos. El superávit primario, sin contar intereses del pago de la deuda, ha sorprendido favorablemente. Y aunque los datos de crecimiento de los últimos dos trimestres han sido negativos, Bruselas espera que este sea el año de la vuelta a un robusto avance del PIB tras una larga travesía por el desierto de la recesión. El camino por delante es largo: el paro lleva un lustro por encima del 20%, el país ha perdido un 25% de su riqueza desde 2010 y la montaña de deuda griega, cercana al 180% del PIB, suma 314.000 millones de euros, el equivalente a cuatro veces el gasto que realizaron los turistas que visitaron España el año pasado.

En los momentos más angustiosos de su crisis de deuda, Grecia tuvo que decidir entre una desgracia u otra: seguir en el euro y asumir la inacabable oleada de recortes impuestos por sus acreedores, o desgajarse de la Unión Europea y emprender un incierto camino en soledad. Eligió la compañía. El acuerdo de esta noche no determinará si fue la mejor decisión, pero da esquinazo a un nuevo acto de la manida tragedia griega. Y ha llegado tras invocaciones poco terrenales. “Necesitamos suerte y ayuda de los dioses griegos”, dijo días antes de la reunión el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. “Para eso es necesario que actuemos”, le respondió Tsipras menos divino, más pragmático.

Fuente: elpais.com