Hay 9 mil niños que crecen sin una familia

En Bolivia hay casi 9 mil niños, niñas y adolescentes que crecen sin una familia, están institucionalizados en casi 200 centros de acogida, la mayoría administrados por organizaciones religiosas o de la sociedad civil. En Cochabamba, la cifra supera los 2 mil y según los registros sólo unos 300 pueden ser adoptados.De ahí que cada vez se realicen más esfuerzos para buscar alternativas a la institucionalización de los niños y niñas abandonados, sobre todo, porque hay la certeza de que el ambiente que los rodee durante su primera infancia —de cero a cuatro años— repercutirá en su futuro y su capacidad de enfrentar la adversidad.El director de Infante-Promoción Integral de la Mujer y la Infancia, Miguel Gonzales Gallegos, planteó en su investigación que se publicó como “El asedio de la poca niñez, fragmentos para una crítica de la violencia hacia la niñez” el modelo de atención basado en las familias sustitutas transitorias como una alternativa a la institucionalización.Explicó que el desarrollo de la primera infancia es esencial para que los futuros adultos enfrenten las dificultades que les planteará la vida, sobre todo, si se toma en cuenta que “la sola presencia de la niñez o las diversas manifestaciones de sus demandas, en la vida de muchas personas adultas, representa un conflicto que tratan de resolver”.Es a partir de este conflicto que se comienza a ejercer violencia hacia los niños. “Se resuelve el conflicto recurriendo a la violencia, lo que implica diferentes manifestaciones del maltrato físico y psicológico, por ejemplo, se resuelve el conflicto por medio del abandono físico, la negligencia o el abandono en garantizar el ejercicio de sus derechos”.Las secuelas que el trato de la primera infancia tiene en la vida se pueden proyectar a partir de la importancia de aspectos como la comunicación no verbal en los niños, el apego y el afecto.En los primeros años, la expresión de los niños es gestual. El bebé llora cuando tiene hambre, enojo, malestar o cansancio. Luego, en los cinco y seis meses imita los gestos y, a partir del primer año, incrementa su repertorio de palabras. Desde los tres años, su expresión es más convencional.Por eso “una adecuada respuesta o falta de ésta por parte del adulto, debido al abandono o al maltrato, definirán la confianza básica del bebé y que, en un futuro, será central para sobreponerse a situaciones adversas”, apuntó Gonzales.Añadió que los niños y niñas que son acogidos bajo el modelo de familias sustitutas transitorias “logran establecer sus estrategias de comunicación y con ello desarrollan competencias sensoriales, interactivas y comunicacionales para vincularse”.

Familias sustitutas, una oportunidad de vida

En Cochabamba, cada 2 de septiembre se conmemora el día “Por mi derecho a tener una familia” con el propósito de sensibilizar a la población sobre la importancia de la adopción y la protección de las familias. Se respalda en la ordenanza 3976/09.En 2015, el Servicio de Gestión Social (Sedeges) recibió 30 solicitudes de adopción, 25 procesos de guarda y 10 solicitudes de tutela. La tendencia suele mantenerse y uno de las grandes barreras para la adopción sigue siendo los problemas legales de los niños, porque se requiere tramitar la inexistencia de una familia.A pesar de los esfuerzos, el modelo de familia sustituta transitoria es poco empleado como una opción a la institucionalización, por lo que la investigación de Miguel Gonzales incide en promover más este espacio como una manera de proteger al niño en sus primeros años y reducir su vulnerabilidad en un futuro.Advierte que la violencia hacia la niñez se constituye en un problema estructural que no debe ser atendido de soslayo, pues compromete el desarrollo personal de la propia niñez y, con ello, el desarrollo humano.



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MUNDO DE ADULTOS

• Otro factor que agrava la situación de la niñez es el predominio de una visión adultocentrista. En ella, el niño tiene a ser cosificado y está en mayor vulnerabilidad.

• Una expresión dramática de esta visión es la violencia hacia los niños expresada en maltrato físico, psicológico y el abandono.

• En ese contexto demandas como la comunicación y el afecto se pueden ver relegadas en ambientes hostiles. Un riesgo de la institucionalización es la pérdida de la relación interpersonal en esos primeros años que serán cruciales para el futuro del niño o la niña.

FACTORES QUE INCIDEN EN LOS PRIMEROS AÑOSInvestigación de InfanteUna investigación de Infante Promoción Integral de la Niñez y la Mujer denominada “Asedio a la poca niñez”, publicada por su director Miguel Gonzales Gallegos, abordó el impacto del ambiente en la primera infancia en la aparición de enfermedades y la capacidad de respuesta a escenarios de estrés.Concluyó que “frente a estímulos adversos del ambiente, red de contención familiar en la infancia, entre otros, habrá personas con mayor vulnerabilidad somática que podrán desarrollar enfermedades específicas o inespecíficas o bien podrán exacerbar enfermedades ya diagnosticadas”.El derecho a un hogar“Aún falta un largo camino que recorrer para que nuestra sociedad acepte plenamente la adopción como otra forma de tener familia”, reflexionó el director de Infante, Miguel Gonzales, en su investigación sobre la violencia y el abandono en la primera infancia.Añadió que si un niño o niña en situación de abandono o maltrato o institucionalizado, en su primera infancia, encontró un ambiente físico y emocional adverso, tendrá modificado su eje de estrés, lo que podrá tener repercusiones en el adulto futuro. Según el artículo 59 de la Constitución Política del Estado “Toda niña, niño y adolescente tiene derecho a vivir en una familia de origen o adoptiva”.Secuelas y adaptaciónEl trauma temprano que sufren los niños, especialmente aquellos en situación de abandono, se basa en evidencia sobre la interrelación que existe entre los sistemas nervioso, endócrino e inmunitario, porque influyen en la forma de adaptarnos al medio. “En casos de niños y niñas en situación de abandono, reviste particular importancia el ambiente físico y emocional en su capacidad adaptativa”, remarcó Gonzales. Explicó que “una adaptación favorable dependerá, no tanto del hecho mismo del abandono, sino de que el niño o niña se encuentre, en sus primeros años de vida, un ambiente físico y emocional propicio para desarrollar capacidades para responder a los estresores”.

Fuente: lostiempos.com