Brasil está en el primer puesto del ránking internacional. De las 200 muertes de activistas del medioambiente monitoreadas por Global Witness en 2016, 49 se produjeron en territorio brasileño por causa del agronegocio.
El lobby del agronegocioEl investigador Carlos Alberto Feliciano, de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), publicó una serie de artículos sobre la violencia en el campo. Calcula que, desde 2000, cerca de un millón de familias sufrieron amenazas por causa de conflictos. «Van desde desalojos, destrucción de la cosecha y de la casa y amenazas físicas”, detalla Feliciano.La tendencia es negativa, alerta el investigador. «Según los datos divulgados por el propio sector, el agronegocio necesita, hasta 2026,15 millones de hectáreas. Para expandirse así, tiene que extenderse en las tierras de alguien. Entonces, la tendencia es que esa violencia aumente”.»El lobby del agronegocio en Brasil es muy fuerte. Ahora vemos un gobierno que está yendo marcha atrás en la protección de leyes ambientales, lo que provoca más muertes”, critica Kyte.Como frenar la violenciaLa lucha por los derechos de la tierra y por los recursos naturales motivaron los 200 asesinatos registrados en 2016 en todo el mundo. «La imposición de proyectos de minería, hidroeléctricas, explotación de madera y agropecuaria sobre el territorio ocupado por las comunidades tradicionales y sin consentimiento de ellas, impulsan las muertes”, considera Global Witness.En Colombia, donde el proceso de paz fue negociado, el año pasado fue el más letal de la historia para los activistas. Áreas hasta entonces ocupadas por el movimiento armado están, ahora, en la mira de las empresas extractoras. Y las comunidades que regresaron a sus antiguos territorios han sido víctimas de ataques, según la organización.Global Witness responsabiliza a gobiernos, empresas, inversores y socios bilaterales del escenario que lleva las muertes. «Tienen que atacar las causas del aumento de la violencia, no autorizar o participar en los proyectos. Y es más: hay que responsabilizar a los asesinos y meterlos presos”, argumente Kyte.En Brasil, el Programa de Protección a los Defensores de los Derechos Humanos, creado en 2004, ayuda a siete estados del país, pero no cubre los tres con mayor número de muertes en 2016: Maranhão, Pará y Rondônia.
Fuente: www.dw.com