El guardarropa del juez

Richard Arispe Carrasco

La determinación dispuesta por el Tribunal Constitucional Plurinacional parecería que es justa y razonable teniendo en cuenta la seriedad y el formalismo que se debe adoptar cuando se habla de funcionarios de una institución donde se debe impartir justicia. Sacar de circulación las minis, escotes y jeans puede significar que quieren maquillar las tareas que se realizan, pero que no cambian el fondo del problema judicial, la corrupción y el descrédito.

Dicen que “la mona aunque vista de seda, mona se queda”, “la prostitución también se disfraza de Chanel” y “el hábito no hace al monje”, podrían ser algunos de los ejemplos de frases proverbiales que han surgido en la historia de la humanidad que reflejan el intento de ocultar la ineptitud o disfrazar la realidad.



La apariencia y lo externo debe ser acompañado, por la razón, el equilibrio y la preparación académica para estar en el cargo. La justicia ha demostrado abundantemente su ineficiencia y el cambiar de guardarropa no quitará lo podrido, es que también es más entretenido hablar del vestuario del juez en vez de analizar cómo se lo elige y cómo falla. No nos olvidemos del juez chuto o el juez que liberó un reo para que juegue fútbol en su equipo, etc.

La Defensoría del Pueblo defiende la libertad de vestirse de la población y sustenta su posición en los Artículos 13 y 14 de la Constitución Política del Estado. «Extraña que en el Estado Plurinacional de Bolivia, la jurisprudencia y las disposiciones de menor rango, e incluso las prácticas, conserven una brecha respecto al ‘derecho a la apariencia personal'», señala. Lamentable, porque el ombudsman opina también sobre la cáscara y no sobre el fondo del problema.

La justicia en Bolivia tiene un gravísimo problema que no se soluciona con cambio de vestuario sino con despolitización, capacidad y con voluntad de mejorar los órganos dependientes de este importante Poder del Estado, hoy en manos del MAS.Fuente. Facebook Richard Arispe Carrasco