Todas las desgracias de las que se ha repuesto Demi Moore en 10 pasos

La pobreza, las drogas, tres divorcios, escándalos como la reciente muerte de un chico en la piscina de su casa… Demi Moore ha llegado a las 55 años sin dejar de superar imprevistos.

Demi Moore

Demi Moore cumple 55 años más cerca de un recuerdo nostálgico de los 90 que de una actriz de cine que todavía cuente, pero no debemos infravalorarla. A lo largo de su vida ha sobrevivido a la pobreza, las drogas, el desamor e incluso el éxito y siempre ha logrado estar ahí, seguir siendo famosa y relevante por sí misma. Repasamos todo a lo que ha podido sobreponerse para entender cómo ha llegado hasta aquí.



1. La niña del camping de caravanas

Crecer en un camping de caravanas es en Estados Unidos una de las formas más definidas de pobreza y marginación. Un paso por arriba de los homeless, bastantes pasos por debajo de ese otro concepto tan americano de recortar cupones para hacer la compra. Demi nació (como Demetria Guynes) y vivió sus primeros años así, en una familia desestructurada con problemas endémicos de alcoholismo que tenía que mudarse con asiduidad por motivos laborales o, con más frecuencia, para escapar de las deudas. Y cuando decimos asiduidad queremos decir que hasta en 30 sitios distintos vivió Demi hasta los 14 años. Además, con doce, la niña desarrolló un problema de estrabismo que tuvo que corregirse mediante dos operaciones. Sí, cuando se describe a sí misma como “una niña del parque de caravanas”, sabe de lo que está hablando.

2. La confusión sobre su propio origen

A los catorce años, Demetria Guynes descubrió que a quien siempre había considerado su padre, Danny Guynes, no lo era en realidad. Su madre la concibió durante un corto matrimonio de dos meses con Charles Harmon, un miembro del ejército del aire, y le había ocultado la verdad. Pese a que Danny era alcohólico, como su esposa, y las peleas en casa eran frecuentes, aquello supuso un choque profundamente desestabilizador para la niña. Al año siguiente el matrimonio Guynes se divorciaba, y dos años después, cuando Demi tenía 17, el hombre que había ejercido como padre durante toda su infancia se suicidaba asfixiándose en su coche con monóxido de carbono. Para entonces la joven ya había dejado el instituto y estaba viviendo por su cuenta trabajando como modelo.

3. Un matrimonio precoz

Uno de los recursos clásicos de los jóvenes que vienen de entornos poco estables para reivindicar su madurez es saltar a la vida adulta cuanto antes mejor. Demi también cumplió este tópico casándose en 1980, a los 18 años, con el músico de rock Freddy Moore, 12 años mayor que ella y de quién tomó su apellido. Durante aquel tiempo, establecida en Los Ángeles, Demi comenzó a notar el gusanillo de la interpretación, espoleado por una vecina de pedigrí turbulento y futuro prometedor que era Nastassja Kinski. Después de unos comienzos en películas tan poco prometedoras como Parásito, obtuvo un papel en el culebrón Hospital General que le permitió destacar sobre la marea de jóvenes aspirantes a actrices. En 1984 su matrimonio con Freddy Moore acabó, pero su carrera empezaba. De forma paradójica, también estaba a punto de acabarse.

4. La amenaza de despido que salvó su carrera

Cuando Joel Schumacher la fichó para St. Elmo, punto de encuentro, una de esas obras que llevan la etiqueta de película generacional desde la primera lectura de guión, parecía que el futuro de Demi, estrella junto a Emilio Estevez o Rob Lowe, estaba asegurado. Pero sus problemas con las drogas, sobre todo con la cocaína, salieron a la luz. El director amenazó con despedirla, y funcionó. Estuvo dos semanas en rehabilitación y pudo reincorporarse al rodaje de la que sería uno de los emblemas del brat pack, la nueva generación de actores jóvenes que tomaba Hollywood con la fuerza con la que el rat pack había tomado Las Vegas 25 años antes. La actriz llegó a estar prometida con Emilio Estevez, aunque al final esa relación tendría un destino similar a la del propio brat pack: se quedó en nada.

5. Sobrevivir a la celebridad global

Tras un romance meteórico, Bruce Willis y ella se casaban en el 87 en Las Vegas convirtiéndose en una de las parejas de moda de Hollywood. Entonces, en el 90, llegó Ghost, y todos los deseos de fama y éxito de Demi se vieron recompensados con creces. Tanto, que trascendió incluso la fama y acabó convertida en un icono de la feminidad gracias a su portada desnuda y embarazada para Vanity Fair. El escándalo, la relevancia social y la felicidad familiar también venían acompañados de un lado oscuro: la madre de Demi, Virginia, que seguía teniendo un grave problema de alcoholismo y pocos escrúpulos a la hora de sacar tajada de la fama de su hija. En el 93, Virginia posaba desnuda para el tabloide Hight Society  parodiando imagénes famosas de la carrera de su hija como la portada de Vanity Fair o la escena de la cerámica en Ghost y soltando titulares como “Cuando más famosa es, más zorra se vuelve”. También tildaba el matrimonio de su hija con Bruce Willis como “una broma”.

6. Cuando pasó a ser veneno para la taquilla

Pocas actrices había más famosas que Demi a mediados de los 90: no en el sentido de actriz respetada, pero sí en el de superestrella taquillera. Y quería que se la pagase en consecuencia. Lo consiguió, pero aquello fue el principio de su fin. Con los 12,5 millones de dólares que cobró por Streaptease se convirtió en la actriz mejor pagada de la historia, pero la debacle crítica y (sobre todo) comercial del film marcó un punto de inflexión. Se habló mucho de sus implantes y de sus desnudos, pero pocos fueron a verla. Después de 1996, y con el también fracaso de La teniente O Neil al año siguiente, la carrera de Demi no volvería a ser la que era. Ni remotamente.

7.  La ruptura de la pareja en apariencia perfecta

Trece años de matrimonio son en Hollywood el equivalente a toda una vida. Por eso cuando la pareja de Bruce Willis y Demi terminó en el año 2000, tras haber tenido tres hijas, muchos lo vieron como una de esas señales de que el amor verdadero no tenía cabida en el mundo de hoy. Años después, Bruce Willis confesaría que en su matrimonio habían tenido que bregar ambos con las adicciones al alcohol y las drogas, y que habían advertido a sus hijas de que, tanto como por parte de madre como de padre, tenían muchas posibilidades de acabar desarrollando conductas problemáticas. Si no funcionaron como matrimonio, Bruce y Demi pasaron a ser los ex mejor avenidos del mundo del espectáculo, convertidos en un ejemplo de armonía familiar por el bien de sus hijas y de sí mismos.

8. Una demanda por acoso como sacada de una de sus películas

En 2003 Demi recibió una demanda de 200.000 dólares por acoso sexual por parte de Lawrence Bass, el encargado de su rancho de Idaho (donde guarda su colección de muñecas antiguas), que esgrimía que ella le había atacado en los mismos términos en los que, sí, lo había hecho su personaje en la película Acoso. Los investigadores concluyeron que no había razones para sustentar la demanda y fue desestimada.

9. La ruptura (otra vez) de la pareja en apariencia perfecta

La trayectoria de Demi no se ha caracterizado por grandes interpretaciones pero sí por su valor como icono pop y estrella. Cuando ya en su carrera nadie contaba con ella más que para hacer apariciones esculturales en Los Ángeles de Charlie 2, Demi sorprendía con un romance y posterior matrimonio con Ashton Kutcher, también sex symbol y 15 años menor. Las cougars y las parejas en las que la diferencia de edad llamaba la atención porque ella era la mayor y no él, obtenían carta de naturaleza y caras visibles en prensa y titulares de todo el mundo. Tras ocho años de matrimonio, la otrora pareja idílica se rompía. Poco después Ashton iniciaba una relación con Mila Kunis con la que hoy forma una pareja feliz y cría a dos hijos. El mundo se cebó para ver a Demi como víctima de una humillación pública porque, en apariencia, no había sido capaz de luchar contra el tiempo ni contra la diferencia de edad.

10. La recaída pública en las drogas

En 2012, poco antes del anuncio de su separación de Kutcher, Demi era ingresada en el hospital por ingestión de óxido nitroso haciendo que muchos indagasen en de qué se trataba exactamente. La alarma por su delgadez y la preocupación por su recaída en las drogas recibía así una ratificación. Muchos vieron en la trayectoria de Demi motivos de alarma. Sin una carrera de peso, recién divorciada, volviendo por sus fueros los problemas del pasado, parecía que la estrella iba a acabar yendo de mal en peor. Sin embargo, no ha sido así a pesar de todo.En los últimos años Demi ha protagonizado titulares por historias muy desagradables como la del joven ahogado en su piscina durante una fiesta en 2015. La familia demandó a la estrella aunque ella no estaba en casa en aquel momento y no tenía responsabilidad sobre lo acontecido.Ha dado material a la prensa rosa disfrutando de su soltería con hombres atractivos siempre más jóvenes que ella, como el rockero Sean Friday; el recolector de perlas Will Hanigan; Vito Schnabel, hijo de Julian Schanbel; y, en un giro inesperado, Piero de Gran Hermano 9.Un escándalo de baja intensidad amagó con estallar cuando se supo que Demi estaba saliendo con el joven Harry Morton, millonario que había sido novio antes de su hija mayor Rumer Willis. Para añadirle más chicha a la historia, Demi tuvo un romance con Peter Morton, el padre de Harry y dueño de la cadena Starbucks. La relación con su hija, en apariencia, no se ha resentido y todavía hoy siguen viviendo juntas en su mansión de Los Ángeles, junto a sus otras dos hijas Talulah y Scout Willis.Hoy, Demi se centra en papeles secundarios en televisión (Una noche fuera de control o Blind) o series como Empire. La primera línea de Hollywood no parece un lugar para una mujer como ella, que si la ocupó durante años fue más por su atractivo y carisma que por su talento interpretativo. No aparenta importarle. Sigue acaparando titulares cuando aparece en público por su aspecto joven y lozano, provocando las comparaciones incluso con sus hijas que juegan al quién es quién. Demi llegó a ser la más famosa y exitosa de sus compañeros del brat pack, con una carrera que para sí hubieran querido Judd Nelson o Ally Sheedy.Puede que su fama obedezca más a ser una reliquia de los 90, pero ha conseguido ser un icono a lo largo de varias décadas y superar sus orígenes y a sí misma. No es un mala trayectoria para la niña del camping de caravanas.Fuente: revistavanityfair.es