Allegra Beck, la ‘principessa’ de Gianni Versace que nunca quiso la corona de la moda

Hoy se estrena en Fox ‘El Asesinato de Gianni Versace’, pero la joven que heredó el imperio de su tío ha elegido el anonimato como forma de vida. Te la presentamos.

Donatella y su hija Allegra fotografiadas en 2014.

Desde que nació tuvo todas las papeletas para convertirse en una gran estrella. Ojito derecho de su tío Gianni, hija de la excéntrica Donatella y del modelo estadounidense Paul Beck, Allegra Beck Versace pudo elegir entre ser la heredera más glamurosa de todos los tiempos o una socialité con el mundo de la moda a sus pies. Pero ella escogió otro camino: el del anonimato (aunque le sea imposible llevarlo a sus últimas consecuencias).Nacida en Milán un 20 de junio de 1986 (este año cumplirá 32 años), poco sabemos de esta joven que saltó a los medios cuando apenas tenía 11 años. La vimos vestida de luto, con un elegante velo de encaje cubriendo su cabeza y un pañuelo en la mano para secarse las lágrimas en el funeral de su tío querido, Gianni Versace, tras ser asesinado a manos de un fan enloquecido a las puertas de su casa de Miami. Era el año 1997 y la sorpresa llegaba con la apertura del testamento del diseñador más carismático de los 90, ese que convirtió en super estrellas a Claudia Schiffer o Naomi Campbell y que llenó de sensualidad y extravagancia las pasarelas.Gianni dejaba como heredera del 50 por ciento de su imperio a su adorada sobrina (más de 600 millones de euros) y el resto lo distribuía entre Donatella y Santo, su hermano mayor. Al hijo pequeño de Donatella, Daniel, que hoy tiene 26 años y es músico, Versace le dejó su maravillosa colección de arte que cuenta con cuadros de artistas como Picasso. A pesar de tener más sobrinos, Allegra era su niña mimada. “Con ella puedo hablar, siempre me dice la verdad”, comentaba el diseñador sobre su sobrina que era aún una niña.Pero a ella ese legado, al contrario de resultarle un lujo, solo le produjo ansiedad y miedo. “Durante años he vivido en la oscuridad, no recordaba nada de mi vida antes de ese terrible día (en referencia al día de la muerte de su tío). Había perdido hasta su imagen, cualquier sensación que me unía a él. Como si nunca hubiera existido”, decía Allegra en una de las escasas entrevistas que ha concedido al medio italiano La Repubblica. “Poco a poco los recuerdos fueron volviendo, las imágenes, las emociones, los instantes de felicidad, y mi vida se liberó de ese vacío que daba miedo y empecé a tener un principio, una historia, un futuro”, añadía.

LA PRINCESA Y EL MAGO

Su tío la llamaba ‘la mía principessa’ y ella a él, ‘el mago’. La niña de enormes ojos verdes y vivos veía en su tío a un genio que convertía en arte todo lo que tocaba. “Mi tío no trabajaba, el trabajo era su vida. Todo su entusiasmo, sus placeres, sus pasiones por el arte y la música eran su trabajo. Hoy no existe nadie como él, era único. Cuando entendí todo lo que me legaba temí que él quisiese que yo fuera tan grande como él. Pero sabía que era imposible, que nunca sería capaz de parecerme a él”, explicaba.Ella recuerda cómo vivió su infancia llena de lujos y con todo un mundo alrededor que se le antojaba demasiado grande. El mismísmo Elton John le regaló un piano que nunca aprendió a tocar. Gianni le inculcó el amor por el ballet e incluso tomó clases durante 9 años. Su tío la regaló un año por su cumpleaños poder bailar con el maestro Maurice Béjart. Un sueño para él, quizá no tanto para esa niña que no entendía bien ese arte. Hoy es una de sus grandes aficiones y adora esconderse en algún palco para mirar sin ser vista a los bailarines.

Choose a job you love, and you will never have to work a day in your life…!

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“Era la niña mejor vestida de Milán”, recuerda Donatella, que vestía a esa preciosa pequeña con trajecitos de seda para ir a la guardería. “Un día me mandaron a casa porque no podía pintar con las manos llevando un vestido así puesto”, bromeaba Allegra. Su madre, amante de las fiestas, el glamour y las celebrities (y las adicciones como ella misma ha confesado) tardó en entender que su hija mayor nunca sería, ni pensaría, como ella. Hoy la ha comprendido.

SUS PADRES HABLARON DE SU ANOREXIA

La adolescencia de Allegra no fue fácil. Comenzó a exigirse demasiado y a querer desaparecer. Sus padres enviaron en 2007 un comunicado público para dar a conocer que padecía problemas alimenticios y pidiendo que se respetase su intención de no ser un personaje al que perseguir con las cámaras. Estudió en un instituto de Los Ángeles y odiaba presumir de apellido. “Lo llamo mi periodo de ausencia, me perdí en mis pensamientos, no quería ver la realidad con todos esos ojos mirándome. Quería no ser nadie, que no me reconocieran, no ser perseguida. Pero fuese donde fuese, era una Versace, solo podía escapar y sentirme mal”, revelaba en 2011.Hasta que no cumplió los 24 años no asumió sus responsabilidades al frente de Versace pese a que su tío había dejado escrito que sería con 18 cuando recibiría la herencia. Prefirió estudiar y estar lejos de los focos. Asistió a la Universidad de Brown y después a la de UCLA en California, donde estudió interpretación, francés e Historia. “He estudiado teatro y me hubiese encantado formar parte de esas pequeñas películas independientes que luego nadie ve. Pero también he vivido momentos buenos, como cuando en Nueva York trabajé detrás del escenario vistiendo a Rupert Everett, yo era invisible”, decía insistiendo en su obsesión por no figurar.

Paul Beck con sus hijos Allegra y Daniel, en el funeral de Gianni Versace, 1997.

Aceptó entrar en el consejo de administración de la empresa en 2011, pese a sus carencias en formación financiera. Vive entre Milán y Los Angeles, donde adora salir a pasear en bicicleta por Venice Boulevard. No tiene coche ni carné de conducir porque su madre, en ese afán por protegerla, nunca le dejó sacárselo. Cuenta con un chófer que la lleva donde ella quiere. “Hollywood no es mi mundo. De hecho nunca digo cómo me apellido. Suelo usar solo el de mi padre”, comentaba. Incluso trabajó para un estilista americano ayudándole con la organización de sus desfiles sin que nadie se enterara.

PREFIERE VER TV A LAS FIESTAS

Ahora, cada mes, Donatella la visita en Estados Unidos y cuentan que suelen encerrarse en un piso del Beverly Hills Hotel para escuchar canciones de Madonna (gran amiga de la familia) y que solo salen para ir de compras a tiendas vintage o para comprar sushi en Matsuhisa, uno de los japoneses más famosos de Hollywood. Ambas se quieren y se respetan como son.Su trabajo no está muy claro dentro de la compañía. Ella asegura que forma parte del equipo creativo como coordinadora y asesora, pero que nunca ha tratado de ser la jefa de nadie. “Cuando llegué estaba muy asustada. Luego vi que todos eran gente de mi edad y entonces entendí que trabajaríamos de igual a igual. Somos un equipo y hasta salimos por ahí juntos. Curiosamente, yo soy la única que no tiene un sueldo”, bromeaba. Pero algunos miembros de la empresa cuentan a medios como The Sun que ella trabajar, lo que se dice trabajar, poco o nada. “Tiene un despacho pintado de color lavanda pero ella solo acude a su puesto como directora de la compañía una o dos veces al mes. Es muy insegura, frágil y nunca decide nada sobre los diseños. Solo está en casa viendo la tele y escuchando música”, revelan.

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Este 17 de enero se estrena en Fox la serie El Asesinato de Gianni Versace pero no veremos ni una imagen de Allegra por petición expresa de su madre. Allegra sigue siendo esa niña de mirada perdida, aire melancólico y expresión de tristeza en el rostro. Solo acompaña a su madre a eventos como la Gala MET donde realmente no se siente demasiado cómoda. Nunca será la celebrity que siempre ha querido Donatella que fuese, ni la mujer más poderosa del mundo de la moda pese a tener las acciones en Versace necesarias. Ella quiere ser libre y auténtica. La ‘principessa’ que tanto amaba su tío, la reina sin corona de un imperio fashion. Ella quiere ser simplemente Allegra Beck Versace.Fuente: revistavanityfair.es