«Porno on line» entre los sitios web más vistos en Bolivia

Texto: Luzgardo Muruá ParáMás allá de lo que ocurre en los rincones de la casa o el trabajo, el boliche o la iglesia, el porno se ha convertido en el “deporte rey” en Bolivia, colocando al país, gracias a Internet, en uno de los principales consumidores de la región, acaso porque –además como sociedad– se resiste a confrontar su doble moral y se niega a abordar el asunto “a calzón quitado”.De hecho, los portales que ofrecen contenido XXX  al no hacer diferencia entre jóvenes o adultos, varones o mujeres, si se consume a través de la PC o el celular, conlleva a que Bolivia sea comparable muy de cerca con países que reportan similar consumo como Brasil, Argentina o Colombia, muy a pesar de que éstos poseen poblaciones mucho más numerosas.Para tener una idea más cabal del asunto, empleando el portal Alexa.com como herramienta de medición de tráfico web, observamos el siguiente resultado de posición a la fecha:Perú (11)Brasil (14)Bolivia (15)Argentina (15)Chile (18)Paraguay (21)Uruguay (22)Ecuador (26)Colombia (31)Venezuela (34)“Es sorprendente cómo en Bolivia el portal más visitado es XVideo.com, que brinda contenido netamente pornográfico, el cual supera en visitas a periódicos muy consultados como El Deber o Los Tiempos”, señala Marcelo Durán Vásquez, docente especialista en redes sociales y plataformas digitales, destacando que las visitas a estos portales de información oscila entre 800 mil y 1 millón de usuarios.REPRIMIDOSDe hecho, este fenómeno del porno online supone intrínsecas implicaciones psicológicas, sexuales, sociales, culturales, religiosas e incluso cuestión de género, pero a la hora de encararlo en cualquiera de los ámbitos, “es una papa caliente que nadie quiere agarrar”, según Durán Vásquez.Así las cosas, urge abrir las persianas mentales, tomar asiento y disponerse a hablar del asunto, sin tapujos, “dejando nuestras máscaras como sociedad”, señala por su lado la psicóloga clínica y docente de la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), Patricia Pessoa Alcócer.“Si bien en Bolivia hemos avanzado bastante en muchos aspectos, como sociedad y en mentalidad, casi nada. No hablamos abiertamente ni con naturalidad temas como la sexualidad o el sexo. Nuestra sociedad aún tiene tintes conservadores con lo cual enmascara asuntos como éste”, expresa la psicóloga.Para Pessoa Alcócer se ha “desvirtuado” el concepto de sexo y sexualidad en Bolivia, lo que trae como secuela una “sociedad reprimida que encuentra liberación en el consumo de pornografía”.Con lo dicho, la docente de Psicología de la Sexualidad de la UMSS, Eliana Terán, coincide en que “hay mucha represión al hablar de sexualidad o de sexo, pues a pesar de los avances tecnológicos o en las ciencias, sigue siendo un tabú”. Y coloca como ejemplo que en los colegios los profesores siguen empleando el parámetro de la “represión”  o sanción si alguno de los estudiantes es descubierto avistando una página XXX.“Los castigan o los expulsan, sin asumir que aquello es una forma de lenguaje que emplea el alumno para decir que se debe abordar el tema”, explica.“Como sociedad, tenemos aún una actitud muy moralista con relación al sexo; es una actitud represiva, de ahí que surge la búsqueda de estímulo a través del porno en la Internet”, concuerda por su lado, Cecilia Estrada, feminista y docente universitaria de la cátedra de sociología en la UMSS.En cambio, el especialista en Bioética del Arzobispado de Cochabamba, P. Miguel Manzanera, atribuye este fenómeno a que la sociedad ha ingresado a una “etapa crítica” en su comportamiento, todo como consecuencia de que la tecnología se ha introducido en todos los ámbitos de la vida social, “incluidos los jóvenes y niños que tienen acceso al manejo de celulares, donde incluso encuentran el porno duro, aquel que desprecia y denigra a la mujer”.SIN TAPUJOSAteniéndonos al puesto que ocupa Bolivia (15) en el ranking respecto de los países vecinos, para Marcelo Durán significa que aun cuando el tema no se aborda en las conversaciones cotidianas, menos aún en el colegio, “es un secreto a voces” que se consume porno, tanto por los jóvenes como por los adultos.“Si antes había cines exclusivos para adultos y si uno era menor de edad había que sobornar al guardia para que lo deje entrar, hoy grandes y chicos pueden acceder a películas pornográficas con sólo un clic. Entonces, hay que admitir que hay un consumo masivo, por tanto, es la oportunidad para abrir un debate”, apuesta Durán.Para Patricia Pessoa Alcócer, la cuestión también pasa porque “existe una brecha generacional grande provocada por la tecnología, lo que trae como consecuencia que los padres de hoy repitan la educación que recibieron hace treinta años, sin darse cuenta que los usos y costumbres han cambiado rotundamente para los niños y jóvenes de hoy”. A ello se añade, prosigue Pessoa, que respecto de la tecnología “los padres no están educando con principios ni en valores”.Desde el punto de vista de Eliana Terán, la doble moral de la sociedad afecta igual o peor  que la misma pornografía, puesto que la sociedad juzga y castiga este tipo de comportamiento, ver porno, pero a escondidas se lo busca y se lo ve.“El efecto en los niños y adolescentes es más negativo puesto que al no haber completado su desarrollo personal, les afectará en sus afectos y emociones, por tanto, en su calidad de vida”, asegura.Desde el punto de vista sociológico de Cecilia Estrada, el alto índice de consumo de pornografía en Bolivia refleja que persiste una actitud machista del hombre hacia la mujer, al punto de intentar “naturalizar” las actitudes de dominación, uso de poder y violencia, realidad que deriva en la “sumisión, pasividad y degradación de la mujer, lo cual debería preocuparnos”.Para la Iglesia Católica, en tanto las autoridades demuestren actitudes denigrantes como las coplas contra las mujeres, no habrá normas reales para contrarrestar este fenómeno. “Veo muy difícil que nuestros gobernantes hagan algo concreto y asuman medidas reales al respecto. Por tanto, se continuará viendo a la mujer como un trozo de carne”, indica  el padre Miguel Manzanera.¿POR QUÉ RECURRIR A LA TECNOLOGÍA PARA SENTIR PLACER?Es la pregunta que se hace la psicóloga Patricia Pessoa y la riega a todo aquel que se siente aludido por un asunto del que todos hablan, pero a solas, porque a juzgar por la sociedad, es como ingresar a un confesionario a plena luz del día y a vista de todos.Y es que, en su opinión, abordar temas relacionados con el sexo permitiría hablar cara a cara del ¿por qué tener tantas frustraciones? ¿Por qué no debatir sobre algo tan popular y natural de una manera crítica? ¿Acaso la sociedad boliviana es incapaz de construir relaciones de carne y hueso sin tener que avergonzarse?Quizás el público se responda y llegue a la conclusión que lo hace por amor al deporte y acusará a la tecnología de entregárselo en bandeja, pero a la vez y con certeza va a “entrar en diálogos” incómodos, pero enriquecedores para todos, niños jóvenes y adultos.PROHIBICIONESLos especialistas consultados coinciden en que debe haber regulaciones respecto del consumo de pornografía en Bolivia, pero éstas no deben pasar por “meras prohibiciones”, tal como lo hiciera la Alcaldía de Cercado el 12 de julio de 2011 que aprobó una norma para obligar a los dueños de los café internet instalar un software para filtrar contenidos pornográficos, pero en la actualidad su efectividad es nula.A su modo, Marcelo Durán expone como ejemplo que en un colegio los estudiantes han adecuado una aplicación con el nombre de “Calculadora”, la cual al activarla, abre una página XXX, sin que el profesor se dé cuenta.Eliana Terán, por su lado, como docente de la carrera de Psicología de la Sexualidad, admite que se habla poco y de manera parcial este tema, todo porque no existe una política pedagógica conjunta que apunte a romper tabúes y abordar la temática con naturalidad.La socióloga Cecilia Estrada coincide en que “más que prohibir es debatir el tema, hay que sacarlo del cajón oscuro, dejar a un lado el doble código para hablar de este asunto a fin de ejercer con plena libertad nuestra sexualidad, porque tanto mujeres como hombres tienen derecho al placer”.Entretanto, el padre Manzanera insiste en que la principal célula de formación es la familia, pero que si el Estado no sustenta esa formación con normas concretas, “es difícil avanzar” con libertad en esta cuestión.De hecho, basta darse una vuelta por la avenida San Martín y Aroma, lugar caracterizado por la venta de CD piratas, donde el cliente simplemente pregunta “¿tiene documentales?”, y la vendedora le entrega un enorme manojo de vídeos: todos triple X.Sin duda, la influencia de Internet es innegable, especialmente entre los más pequeños, y se torna más incómodo cuando ofrece “mercancía” más barata. Entonces, acá está la tarea pendiente de toda la sociedad: verse a sí misma como humana, con vicios y virtudes, pero dispuesta a ser mejor cada día y en cada uno de los aspectos de su vida, incluidos los más picosos como el ver de todos los ángulos películas XXX. PORNOGRAFÍA“Presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación”. Así define la RAE el término ‘pornografía’, que tiene su origen en las palabras griegas pórn, ‘prostituta’; gráphein, ‘grabar, escribir, ilustrar’; y el sufijo –ía, ‘estado de, propiedad de, lugar de’. Es decir, el significado de pornografía vendría a ser el de “descripción o ilustración de las prostitutas o de la prostitución”. 

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Nuestro país uno de los mayor esconsumidores de contenido XXX, casi a la par de sus vecinos Chile, Brasil, Argentina o Colombia. La pornografía es una industria millonaria que seduce.
AGENCIAS

 SEXÓLOGA ROSALBA GUZMÁN : “SOMOS UNA SOCIEDAD  VOYEUR”¿Cómo se puede interpretar esta realidad en Bolivia?Bolivia no está exenta de las influencias y los avatares del siglo XXI. La sociedad de este siglo es la sociedad voyeur, la sociedad del espectáculo, de lo público, en desmedro de lo privado. La pornografía expuesta es una muestra más de esta sociedad sin límite. El advenimiento de Internet trae consigo grandes ventajas, como el cambio de las nociones de tiempo y espacio, pero también grandes desventajas como el borramiento de lo privado y lo público.Ver  pornografía ¿es bueno o malo?Hay que hacer una diferencia entre la pornografía y el erotismo. El erotismo está sostenido por una estética, como ocurre en el arte, la pornografía está sostenida por un discurso ideológico ligado al mercado de consumo y al aparato ideológico de la época que lo sostiene. La pornografía llama a la mirada, a la provocación del deseo sexual como objeto desencarnado.¿Cómo se debe abordar este tema en  la sociedad?Primero qué es pornografía para cada estrato de la sociedad; la pornografía es un objeto de consumo que confronta al consumidor con su modo particular de goce.¿Es posible que adolescentes usen la pornografía como fuente de educación sexual?La pornografía es lo opuesto a la educación de la sexualidad. Habría que investigar lo que a los jóvenes los conmueve respecto a su propia sexualidad. Los millennial  banalizan el lazo sexual. En su generación globalizada vale todo.

Fuente: lostiempos.com