Biocultivos, una respuesta sostenible al avance de los agroquímicos en Bolivia

En la localidad de San Luis se realiza la investigación de controladores biológicos y producción de cultivos agroecológicos que demuestran que es posible la producción de cultivos sin agroquímicos.1 Biotecnología en Bolivia hace frente a los agroquímicos . Foto: ANFLa Paz, 19 de junio (ANF).- Una iniciativa privada ha logrado que Bolivia incursione exitosamente en el desarrollo de los biocultivos y la agrotecnología. Se trata de una respuesta ecológica y sostenible al crecimiento del uso de los agroquímicos que se ha triplicado en las últimas dos décadas en el país, en desmedro de la salud de la población y del medioambiente.La ONG Productividad Biosfera y Medio Ambiente (Probioma) con sede en Santa Cruz cuenta con amplia experiencia en las áreas de agroecología, manejo de la biodiversidad, biotecnología, fortalecimiento de capacidades de organizaciones locales, formación de monitores socioambientales, incidencia política e información ciudadana.La iniciativa privada creó una empresa que se llama Probiotec, que trabaja realizando biotecnología, y el Instituto de Biodiversidad y Biotecnología (Inbiotec), que funciona en la localidad de San Luis, ubicada a 55 kilómetros de la capital cruceña, predio donde se realiza investigación de controladores biológicos y producción de cultivos agroecológicos, que demuestran que es posible la producción de cultivos sin agroquímicos.“Trabajamos en el ámbito de lo que es la biodiversidad, biotecnología y estamos preocupados por lo que está pasando en nuestro país y en la región. Hemos iniciado hace 20 años el trabajo de sustituir el uso de agroquímicos y ver qué tecnología se podría aplicar, y fue entonces que incursionamos con el desarrollo de los biocultivos. En 10 años hemos logrado cubrir medio millón de hectáreas de cultivos en el país con esta biotecnología desarrollada en Bolivia por profesionales bolivianos. Pero no es suficiente”, sostuvo Miguel Ángel Crespo, director de Probioma.Cifras oficiales del INE muestran que la importación de agroquímicos ha crecido indiscriminadamente en el país. En 1999 se contaba por ejemplo con 25 millones de kilos y a junio de 2018 se registró 152 millones de kilos de agrotóxicos, fertilizantes sintéticos y pesticidas importados. Muchos de ellos prohibidos internacionalmente como el Paraquat.“Esta información refleja la realidad nacional acerca de la importación y uso de agrotóxicos y que respalda por qué incursionamos en el control biológico como alternativa que proteja la salud humana y los recursos naturales”, sostuvo Crespo.De acuerdo a médicos expertos de Argentina, problemas de salud como el cáncer, abortos, malformaciones congénitas, problemas respiratorios y de la piel, están vinculados al modelo productivo que utiliza agroquímicos y transgénicos, y que afectan no solamente a quienes viven en zonas agrícolas que son fumigadas con químicos o cerca de los silos (almacenes), sino a todos los consumidores de esos productos alimenticios.Asimismo se ha detectado enfermedades en los cultivos que afectan a las semillas de las plantas como la esclerotinia.“El control biológico microbiano es un emprendimiento que empezó hace 28 años, ya nos preocupaba que había gente muriendo por la toxicidad. Entonces dijimos debe haber una alternativa, la alternativa era el control biológico, de esa manera decidimos incursionar”, cuenta Crespo, administrador de empresas que se formó en microbiología en Cuba y en agronomía a través de la experiencia en el campo.En el centro se complementa el saber local con la biotecnología, sin tener que hacer manipulación genética. Es un desarrollo productivo pero con un enfoque ecológico. Se trabaja con microrganismos para restituir los suelos, incluso se ha logrado desarrollar degradadores de lodos petrolados, todo a través del trabajo de un equipo de profesionales bolivianos.Otro aporte del instituto es el colocado de marcadores moleculares a los microorganismos, con el objetivo de que se identifique que se trata de un recurso genético del Estado boliviano. Para ello se cuenta con un separio de microorganismos muy bien clasificados.Explicó que el mejoramiento genético es de una misma especie, por ejemplo se puede hacer mezclando o combinando variedades de papas para mejorar la producción, hay variedades más resistentes a la helada y otras con otras características. A diferencia, la modificación genética (transgénicos) se da cuando se mezcla genes de un reino a otro, del animal al vegetal. Es el caso de la soya transgénica, la misma que tiene el gen de una bacteria que la hace resistente al glifosato.Crespo rememoró que el año 1998 en Bolivia se intentó colocar el gen de un pez de Alaska a la papa, para hacerla resistente a la helada “Nosotros ahí nos resistimos, tuvimos varios debates”, dijo.El profesional mencionó que a través del control biológico microbiano “el hombre empieza a mirar que puede seguir las leyes de la naturaleza, pero fortaleciendo de acuerdo a las necesidades”, lo que se hace es reproducir algún controlador biológico extraído del suelo y devolverlo a la tierra en mayor cantidad y en los lugares y momentos en que se necesite, sin ninguna alteración de su gen, para aplicaciones forestales, en lugar de utilizar agroquímicos.Dicha tecnología amigable con la naturaleza, puede ser utilizada por pequeños y grande productores. Al momento la iniciativa ha logrado romper el mito de que los biocultivos y el control biológico solo pueden ser eficaces en pequeños espacios, ya que se ha logrado aplicar dicha tecnología en 600.000 hectáreas y sustituir más de 500.000 litros/kg de agroquímicos, con microrganismos.En el laboratorio de Inbiotec se realiza un aislamiento del hongo o del microorganismo, esterilización de los nutrientes, siembra, incubación, deshidratación, extracción y congelamiento del microorganismo, para activarlo en cualquier momento que se requiera en el campo.De acuerdo a Crespo, Bolivia en este ámbito está muy adelantada y no ha sido por una política, sino una necesidad y una iniciativa que dio frutos. Productos como el Biosulfocal (fungicida y acaricida biológico), tricodamp (trichoderma pp), probiobass (insecticida biológico), biogal (abono orgánico), se venden con éxito, incluso se están exportando a países vecinos.Además en San Luis se cuenta con los huertos ecológicos, en los cuales es posible encontrar alimentos orgánicos como la soya, moringa, remolacha, ají, repollo, cilantro, albahaca, lechuga, espinaca, brócoli, acelga, limón, maracuyá, mandarina, naranja, noni, entre otros productos. Demostrando que en un mismo terreno se puede producir de forma variada y no como monocultivo.También se trabaja en la formación y capacitación de profesionales, estudiantes, grupos indígenas, etc. “Lo que hacemos es dar entrenamiento en agroecología, control biológico, biotecnología, recursos genéticos, mejoramiento genético, a diferentes grupos que vienen”, concluyó.