Debatir sin hipocresías ni insultos la legalización del aborto

Hernán Cabrera MarazEx- Defensor del PuebloLo que menos practicamos en Bolivia es el debate abierto, intenso, propositivo y productivo. Esto en temas sensibles, como el del aborto por ejemplo. Cada vez que hay casos de adolescentes que son violadas y de paso embarazadas, o cuando se plantea una ley referida a los derechos sexuales, y se habla del aborto, surgen las posiciones extremas, basadas en la moral, religión y en ideologías radicales.El aborto es un tema que no podemos seguir eludiendo o pretendiendo tapar con un dedo, cuando el problema es ya de enorme dimensión y como se dice es un secreto a voces, que el aborto se practica en las ciudades de Bolivia, de forma clandestina en clínicas privadas, en domicilios, de lo cual los que lo hacen ganan sus buenos dólares. Claro que sí, el aborto hay que abordarlo desde las diferentes visiones, pero sin caer en dogmatismos ni acusaciones de los bandos en disputa.El cuasi debate del aborto en Bolivia despierta pasiones, como de las religiones que de forma inmediata acusan y califican a los que quieren que el aborto se legalice en todas sus expresiones, de satánicos, de ateos y que a ellos les espera el infierno, no el cielo. De igual, desde el poder, afirman que los que se oponen al aborto son de la derecha, del imperialismo o de algún otro poder externo. Y los que apoyan el aborto, fácil de lengua señalan con el dedo a los que se oponen de ser fachos, violentos y de la derecha. Entre todos los bandos gritan y nadie se escucha. Predominan más estos ruidos, que incluso se hacen marchas y contramarchas a favor y en contra esta acción; se recurre al Papa que recientemente ha comparado el aborto con el holocausto, lo cual no tiene nada que ver la matanza de millones de judíos con la decisión que pueda tomar la mujer que no quiere concebir un hijo.El aborto en varios países se ha legalizado, en resguardo de los derechos de las mujeres, que al fin y al cabo es la dueña absoluta de su cuerpo y de sus decisiones. En el país vecino de la Argentina en las cámaras legislativas se produjeron sesiones de un alto debate político, social, cultural y médico de lo que implica el aborto: sus consecuencias, beneficios, causas, factores, protagonistas. A ese proceso debemos encaminarnos en Bolivia: a desmitificar, a hacer abortar los insultos y las calificaciones a unos y otros, y encarar un serio debate del aborto, porque esta es una realidad cotidiana. Si bien la Sentencia constitucional 0226714 establece algunas causales para la interrupción legal del embarazo, como ser violaciones, estupro y cuando esté en riesgo la vida de la mujer, además cuando exista evidencia de deformaciones en el feto, la misma poco se la conoce y en las instituciones encargadas de hacer cumplir la Sentencia se resisten a hacerla cumplir y que se practique el aborto si es que la víctima así lo decidiera. A ello se debe agregar la presión que ejercen ciertos sectores de las religiones, especialmente de la Iglesia Católica, que tiene sus tentáculos dispersos en hospitales, clínicas, defensorías de la niñez y otros. Definitivamente, ya no se puede mirar con un solo ojo y sería prudente y de forma urgente que empecemos a debatir con intensidad y con respeto normativas que legalicen el aborto, entendiendo que ya hubo la intención con el abrogado Código del Sistema Penal, de instituir esta figura en determinados casos, pero las religiones y cívicos aprovecharon muy bien la situación del paro médico que se opuso a este Código porque afectaba a sus intereses. En Santa Cruz los datos relativos a las mujeres son más que alarmantes.Al año se embarazan más de 12.000 adolescentes; cada día llegan a la Maternidad Percy Boland, entre 10 a 15 casos de adolescente en situación de riesgo por un aborto mal hecho; cada día violan entre 6 a 8 niñas y adolescentes, de las cuales la mayoría quedan embarazadas; cada día entre 25 a 30 mujeres sufren agresiones físicas, sexuales, verbales, y a estas alturas del año Santa Cruz registra ya 10 feminicidios. Y si estos datos no nos conmueven para ir pensando en acciones integrales de protección a las mujeres, es que somos una sociedad frívola, superficial y de doble moral.Hernán Cabrera MarazEx- Defensor del Pueblo