Michelle Salas, confesiones de la hija de Luis Miguel

Cartier o Chanel se la disputan. La hija mayor del cantante Luis Miguel es más que una ‘influencer’.

Michelle Salas Madrid

Cuando le preguntan a Michelle Salas (Ciudad de México, 1989) por su oficio, ella responde así: “Yo digo que soy medio todóloga. La palabra influencer puede implicar que hagas televisión, que tengas un blog, un canal de YouTube… Nunca me he cerrado a nada, porque me gusta aprender”, reflexiona la joven, que a sus 28 años ha desfilado para Dolce & Gabbana y prestado su imagen a firmas de lujo como Cartier o Chanel. Sus credenciales: una belleza racial, que por momentos recuerda a la de la actriz Sofía Vergara –“Sí, ya me lo han dicho alguna vez”, admite– y su profesionalidad. A pesar de que la sesión de fotos arranca con una hora de demora, cortesía del tráfico de Madrid, acabamos a tiempo gracias a su destreza frente a la cámara. Sorprende también su habilidad para encarar preguntas a priori incómodas, como las referentes a su historia familiar.



La influencer es hija de Luis Miguel y de la modelo Stephanie Salas. El cantante mexicano no la reconoció como su hija legítima hasta 2007. Además de ser la primogénita de El Sol, como se conoce en México al célebre artista, Salas es bisnieta de la actriz Silvia Pinal, musa de Luis Buñuel. La joven está habituada a lidiar con la fama y sus derivadas desde niña.

Sin embargo, ella no cree en cierta predestinación al estrellato. Y añade: “Uno no nace sabiendo manejar a los medios, es cuestión de práctica. Durante la adolescencia eres más insegura, más vulnerable. Pero en los últimos años mantengo una relación muy buena con la prensa. Antes le huía, ahora nos entendemos”.
– ¿Quizá porque siempre le preguntaban por lo mismo, por Luis Miguel?
– Más que por eso, porque todavía era muy pequeña y aún no hacía cosas por mí misma. Me preguntaban por mi familia, y yo sentía que yo no tenía nada que decir. No tenía trabajo ni proyectos, aún estaba en la escuela. Ahora agradezco el apoyo de la prensa. Aprendes a cultivar esa relación y a llevarla bien– ¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido de su padre?– Que, si tienes disciplina, no importa qué eres o a qué te dedicas. La clave del éxito reside en el timing, el momento, y en forjarte tu propio método.

Michelle Salas

Michelle Salas tiene un rotundo acento mexicano salpicado con frases en inglés. Por ejemplo, cuando me habla de su bisabuela, la gran Silvia Pinal, la inolvidable protagonista de películas como Simón del desierto o El ángel exterminador, ambas de Buñuel. Una leyenda viva en México. “Ella es como the apple of my eyes, la ‘niña’ de mis ojos. Tenemos una conexión muy rara, un clic muy especial. Es muy trabajadora y muy luchadora, pero además es madre, hija, abuela y me ha demostrado que la fama y el glamour se pueden perder en un segundo y lo más importante es mantener tu humanidad y tu calidez”.– ¿Cuál es su película favorita de Silvia Pinal?– Viridiana. La primera vez que me la puso mi madre, a los 15 años, no entendí ni la mitad. Cuanto más la ves, más te envuelve. Encuentras significados diferentes.– ¿Le gustaría seguir sus pasos y probar suerte en el cine?– No me gusta decir “nunca”. La vida da muchas vueltas, te topas con situaciones y con momentos en los que te preguntas: “¿Y por qué no?”. Pero por lo pronto estoy muy enfocada en lo que hago: me gusta mucho la moda, viajar, el estilo de vida, la fotografía… Y no en la interpretación que, al fin y al cabo, es lo que todo el mundo espera de mí. Tengo mucha presión en ese sentido. De hacer algo, sería en un gran proyecto. Y tendría que prepararme a fondo”.Salas estudió Diseño de Moda en Los Ángeles. Durante una época trabajó con Carolina Herrera en Nueva York. “Es una mujer ejemplar. Cuando entra en una habitación, todo el mundo se vuelve a mirarla. Tiene una presencia muy fuerte y la admiro mucho”, cuenta. Una vez completada su formación, la joven se mueve con soltura en las procelosas aguas de los blogueros e influencers, figuras a medio camino entre los modelos y los prescriptores, en constante evolución y movimiento. Con medio millón de seguidores en Instagram (@michellesalasb), acaba de aparcar su diario digital, que publicaba al amparo de una conocida revista del corazón, para convertirlo en un videoblog “más acorde con los tiempos”, cuenta mientras supervisa su maquillaje. Viste con vaqueros, americana y dos accesorios que denotan su vinculación con la moda: un bolso Dionysus de Gucci y un par de deportivas de Chanel.

Michelle Salas

Con varias portadas y reportajes en publicaciones internacionales en su haber, el pasado mes de febrero desfiló con su madre en Milán para Dolce & Gabbana en la presentación de la colección otoño-invierno 2017/2018 de la casa italiana. Una oda a la familia y a la diversidad que propició que Salas compartiera pasarela con Gabriel Kane Day-Lewis, vástago de los actores Daniel Day-Lewis e Isabelle Adjani, o Andrea Dellal y sus hijas, la diseñadora de accesorios Charlotte Olympia y la modelo Alice Dellal. El acontecimiento, que contó con hashtags variados, incendió las redes al reunir a más de 140 personalidades entre maniquíes, famosos e insiders de la industria, como Jo Ellison, cronista de Moda del Financial Times, o la aristócrata Coco Brandolini, responsable de la línea de costura de la firma. “Hoy el lujo ya no es solo para la gente con mayor poder adquisitivo; no tienes que comprarte ‘el bolso’ que cuesta el equivalente a tu sueldo. Hay opciones más asequibles y las marcas están lanzando objetos en ese sentido. Me parece un gran avance en la industria de la moda”, reflexiona.– Hay muchas instagramers e influencers, y usted destaca entre ellas. ¿Qué cree que ven las marcas en usted?– Las firmas ya no buscan ni followers ni likes, sino un personaje que comparta sus valores. Si eres fiel a ti misma y encajas con su filosofía, la conjunción es perfecta.– ¿Y cuáles son esos valores?– Soy una persona muy leal, muy familiar, muy humana. Me gusta perdonar, no guardo rencores.– Se reencontró con su padre en 2007. ¿Se han perdonado todo?– Lo que pasa dentro de casa es muy diferente a lo que se ve desde fuera. Nunca he ventilado mi vida ni la de mi gente, porque me respeto a mí y a ellos. Todo está muy muy bien.Recién llegada desde Los Ángeles, donde acaba de fijar su residencia después de vivir un año y medio en Madrid con su hoy exnovio, el empresario venezolano Danilo Díaz, Salas dice añorar la comida española. “Sobre todo la paella, la tortilla… ¡Y las aceitunas! Son riquísimas aquí”. Planea lanzar su propia marca de ropa. “Es un proceso largo, pero que ya está en marcha”, anuncia. Cita a Brigitte Bardot como su referente. “Me gusta la mujer clásica, femenina, pero con un toque que la diferencie de lo típico. Mi estilo es ecléctico. Hoy me levanto y me pongo una americana; mañana, un vestido floreado con una chamarra de piel… Si visto muy formal, me calzo unas zapatillas de deporte. Me gusta dar mi toque, moderno pero clásico, sin perder la feminidad que tanto admiro de la época de mi abuela, los años cincuenta”.Su abuela, asegura, es uno de sus “tres pilares”. Y, aunque ha crecido en un matriarcado, no se considera una feminista al uso. “Hoy en día se confunde el término. El hombre y la mujer se complementan de una forma perfecta. Mi abuela se divorció y ejerció de madre y de padre, pero no por decir ‘Ah, yo los voy a sacar adelante sola, no necesito de nadie’, sino porque las circunstancias vinieron así”.Prefiere las rancheras a los boleros y no duda sobre su canción favorita de Luis Miguel. “La Incondicional. ¡Ah!, y Suave”. ¿Cómo es El Sol cuando se apagan los focos? “Muy humano. Risueño, cálido. Al contrario de lo que parece”. Artículo originalmente publicado en el número 112 de Vanity Fair. Fuente: revistavanityfair.es