Por qué la venta a granel ayuda al planeta

La nueva tendencia del «plastic free» empieza a llegar al supermercado

Ekoplaza, primer supermercado holandés con envases sin plástico.
Ekoplaza, primer supermercado holandés con envases sin plástico. Ewout Huibers
El lineal del supermercado es un escaparte para la moda. El canal de la distribución. Hoy se lleva el anglicismo free. Con él se visten innumerables productos. Gluten free, dairy free, sugar free. La próxima tendencia, dicen quienes de esto saben, es el plastic free. En febrero pasado, Ekoplaza creó el primer pasillo libre de plástico del mundo. La cadena holandesa seleccionó 700 productos asuntes de este material. Carne, salchichas, cereales, chocolates, yogures. Todos vendidos a granel o en recipientes biodegradables. Pero ni asomo de plástico.“No es un truco de marketing, es algo que hemos estado trabajando durante años”, comentó Erik Does, director ejecutivo de Ekoplaza, a The New York Times. Desde entonces han surgido otras voces, otros lineales. En Birmingham cientos de compradores ya acuden a The Clean Kilo (El kilo limpio), en el barrio de Digbeth, para adquirir infinidad de referencias sin ese material mientras cadenas como Aldi, Tesco, Asda o Sainsbury’s se han comprometido a reducir su uso.“En Nueva York se abrió hace unos meses un supermercado de la cadena Whole Foods que además de no vender productos considerados poco sanos, como bebidas carbonatadas, comercializa la mayor parte de sus referencias a granel o con envases biodegradables”, relata Luis Dieguez, director general de Customer & Channels de Accenture.El planeta empieza a dar la espalda al plástico porque el mundo (rico) quiere consumir de otra forma. En España aún no hay un pasillo libre de este material. Peso existen cruces de camino. “Algunas marcas lo que están haciendo es regresar al granel [como Carrefour Bio]. Fue una estrategia que utilizaron durante la crisis pero ahora que se diluye siguen defendiendo esa vía”, reflexiona Jerusalem Hernández, directora en el área de Sostenibilidad de KPMG. “Y también vuelve el mercado de proximidad, que no exige envasado”.La duda es si esta forma de consumir aumenta la inequidad alimentaria. ¿Son productos más caros? ¿Solo los podrán comprar los privilegiados del dinero? “Que tengan un precio u otro dependerá del material por el que podrían sustituirse. No hay que olvidar que existe una legislación en seguridad alimentaria. Son muy diferentes los requisitos de envasado de unas naranjas que de unas rodajas de merluza”, observa Ignacio García, director general de Asedas (Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados).El espacio que une plástico y alimentación es un universo de letra pequeña. En España aún tardarán en llegar esos caminos libres. “Sobre todo porque en temas de concienciación vamos un poco por detrás”, apunta Javier Vello, socio responsable de retail de EY. Pero el destino acudirá. En 2021 estarán prohibidas las bolsas de este contaminante material y quizá, entonces, el plástico pierda su oscuro brillo.Fuente: elpais.com