Los millonarios y el gurú: así se pierde una fortuna de dos mil millones

Foto: Los hermanos Singh, Malvinder y Shivinder. Los hermanos Singh, Malvinder y Shivinder.

Junto al río Beas, al norte de India, hay una comuna espiritual que es una especie de mezcla entre un manasterio hindú y un resort vacacional al estilo de Marina D’or. Lo primero que se ve es un gran recibidor con agujas escalonadas y cúpulas de nácar, pero un poco más allá también se divisa un supermercado de estilo occidental. Es el hogar de los 8.000 seguidores devotos de su maestro: el gurú Singh Dillon. Su colectividad, la Rhada Soami Satsang Beas, asegura que tiene más de cuatro millones de seguidores por todo el mundo. Muchos de ellos lo califican de «Dios en la tierra». Pero en el muy terrenal territorio del dinero, Dhillon, de 64 años, es una figura clave para entender uno de los mayores colapsos económicos en la historia de los negocios de la India: deshacer la salud financiera del imperio propiedad de los hermanos Singh, Malvinder y Shivinder.

A lo largo de los años, la principal compañía de los hermanos prestó unos 25 billones de rupias (cerca de 310 millones de euros) a la familia Dhillon y a los negocios que esta controlaba, según los documentos y personas cercanas al asunto que ha consultado ‘Bloomberg’. Algunos de esos fuertes desembolsos se financiaron con dinero procedente de las compañías de los Singh y eso en combinación con otras inversiones fallidas de los hermanos llevó a la empresa matriz a una espiral de deuda que ha ido agravándose hasta casi llevarlos a la ruina.La relación de tipo espiritual con el gurú sigue siendo la misma hasta la fecha, a pesar de su relación con su ruina económicaSu situación ahora es bastante desesperada. En los últimos seis meses han visto un desplome dramático de su fortuna. El accionariado de sus empresas ahora está casi íntegramente ocupado por sus acreedores. Además están acusados por evadir unos 23 millones de rupias. Tienen una demanda por fraude en uno de sus laboratorios en la que se les reclaman más de 400 millones de euros. Les han embargado la mansión familiar. Ellos niegan las irregularidades.Dhillon es primo de la madre de los hermanos y se convirtió en una especie de segundo padre de ellos tras la muerte del verdadero, a finales de los noventa. Desde esa fecha, las cuentas del líder espiritual y las de los hermanos han crecido entremezcladas, con mucho capital fluyendo de las cuentas de los Singhs a la familia Dhillon a través de préstamos vía compañías interpuestas, siempre según testimonios de fuentes anónimas, dada la judicialización del caso, consultados por ‘Bloomberg’. Pero la relación de tipo espiritual entre ellos sigue siendo la misma hasta la fecha, a pesar de las adversidades económicas en las que también parece implicado el gurú.

Estructuras opacas

Todos los miembros de la comuna, incluido su líder, se supone que deben ser autosuficientes económicamente y los representantes de la secta argumentan que los negocios de su cabecilla son una parte independiente de su actividad espiritual.La caída de los hermanos Singhs se produjo después de que el Primer Ministro Narendra Modi aplicase una nueva política de transparencia para atraer más inversores extranjeros a la más veloz economía emergente del planeta. Pero la historia de los Singhs es una advertencia a cualquiera que haga negocios en India y muestra como funcionaban las opacas estructuras económicas de las dinastías familiares que han dominado el comercio del país.«Dillon siempre ha actuado de buena fe y con los mejores deseos en sus corazón», le defienden los hermanosLos dos hermanos, Malvinder, de 45 años, y Shivinder, de 43, no están imputados aún por ningún delito. Ambos han reconocido tener lazos financieros con Dillon y han dejado dicho por escrito que están en negociaciones con la familia Dillon, el gurú, para recuperar el dinero que este les debe. Pero también han señalado que es «falso» que su quiebra sea por culpa del líder espiritual, a quien reconocen como tal. «Dhillon siempre ha actuado de buena fe y con los mejores deseos en sus corazón«, han subrayado.Sin embargo, son menos generosos en el juicio que les merece otro miembro de la secta, Sunil Godhwani, a quien acusan de otras irregularidades lesivas para sus compañías, algo que ‘Bloomberg’ no ha sido capaz de verificar. Estas irregularidades también tienen que ver con trasvases millonarios de dinero en forma de préstamos opacos. Los Singhs, sin embargo, defienden su propia inocencia y dicen que no han hecho nada ilegal y que quien está acusado es el citado Godhwani por operaciones con las empresas Religare y RHC.Fuente: elconfidencial.com